II Coloquio Nacional de Investigadores en Estudios del Discurso
El Estudio del Discurso: Metodología Multidisciplinaria.

La Plata, 6 al 8 de septiembre de 2001

Muestreo teórico y estudios del discurso
Una propuesta teórico-metodológica para la generación de categorías significativas en el campo del Análisis del Discurso

Lic. Sonia Sanahuja y Ana Silva
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

 

Resumen

En esta presentación nos proponemos poner en discusión algunas perspectivas metodológicas en cuanto a los criterios de muestreo implicados en los estudios del discurso y sus consecuencias -tanto en las lógicas operativas puestas en juego como en las reflexiones teórico-epistemológicas asociadas a éstas-.

Particularmente, expondremos la lógica propia del denominado "muestreo teórico" y sus posibles vinculaciones con la generación de categorías significativas en el marco de las investigaciones en Análisis del Discurso.

Se trata de una reflexión de índole epistémico-metodológica en la cual recurriremos, a modo de ejemplo, a distintas investigaciones realizadas en el mencionado campo.

No pretendemos arribar a resultados acabados, sino ofrecer una articulación novedosa en el sentido de establecer los límites y alcances de la aplicación del "muestreo teórico" en las investigaciones que nos conciernen.

Dado que este trabajo se enmarca en las investigaciones del ProInCom (Programa de Investigaciones Comunicacionales1), retomaremos los lineamientos teóricos centrales del programa en cuanto a la inscripción disciplinar del Análisis del Discurso (T. Van Dijk, E. Verón, M. Bajtin y otros). Respecto del "muestreo teórico" nos referiremos, en particular, a las formulaciones de Glaser y Strauss.

 

Introducción

Es frecuente, cuando se decide iniciar una investigación en análisis del discurso, encontrarse con dificultades e interrogantes de este tipo: ¿cuáles son los criterios para establecer los límites del corpus a analizar? ¿existe un número mínimo (de textos, imágenes, grabaciones) que garantice la cientificidad de mi muestra? O, desde otro lugar, ¿cuándo decidir que el número es suficiente o excesivo?

Es a partir de estos interrogantes que hemos comenzado a preguntarnos por un tipo de muestreo que sea solidario con la lógica y la especificidad del análisis del discurso, atendiendo a su necesaria pluridimensionalidad (Van Dijk: 1990)2.

Suele suceder que en la experiencia cotidiana de la investigación se recurra de manera acrítica a criterios muestrales que basan su validez o representatividad en cálculos probabilísticos, sin tener en cuenta la singularidad de la lógica que el análisis del discurso pone en juego. Nuestra propuesta es entonces la de recuperar, objetivándola, esta lógica que nos es específica, de modo de poder establecer criterios muestrales que contribuyan a sostener su validez al tiempo que den cuenta del singular papel que asume la teoría en este proceso3.

En primer lugar presentaremos brevemente en qué consiste el "muestreo teórico" de acuerdo a algunas de las conceptualizaciones básicas de Glaser y Strauss. Se tratará de explorar los límites y alcances de este tipo de muestreo –pensado en principio para investigaciones sociológicas- en investigaciones del campo del análisis del discurso.

Los autores mencionados definen al muestreo teórico como "el proceso de la recolección de datos para generar una teoría por la cual el analista conjuntamente selecciona, codifica y analiza su información y decide qué información escoger luego y dónde encontrarla para desarrollar su teoría tal como surge. Este proceso de recolección de información está controlado por la teoría emergente [...]. Las decisiones iniciales no están basadas sobre una estructura teórica preconcebida. [...] El sociólogo puede iniciar la investigación de un sistema parcial de conceptos ‘locales’ designando unas pocas características principales de la estrucutura y procesos en las situaciones que estudiará". (el subrayado es nuestro)

En este sentido, la teoría emergente opera sugiriendo conceptos e hipótesis y, simultáneamente, señala los pasos siguientes, de modo que el investigador "no conoce hasta que es guiado por brechas emergentes en su teoría y por preguntas de investigación sugeridas por respuestas anteriores".

Los criterios para muestreo teórico son los de "propósito teórico y relevancia, no de circunstancia estructural". Esta flexibilidad de criterio ha generado críticas en cuanto a la validez del muestreo teórico, pero –tal como señalan Glaser y Strauss- el propósito principal de este tipo de muestreo es la emergencia de teoría, no la verificación con los hechos.Volveremos sobre este punto, haciendo una mención a la abducción analógica en contraposición con los modelos tradicionales de inferencia: inducción y deducción4.

Volviendo sobre la cuestión del criterio numérico para la producción de muestras con el que comenzamos esta exposición, es interesante retomar un señalamiento de Glaser y Strauss, en el sentido de que el investigador "[...] que trata de descubrir teoría no puede establecer al comienzo de su investigación cuántos grupos integrarán su muestra durante su completo estudio; puede solamente contar los grupos al final". Es decir, no se trata de un muestreo apriorístico como los estadísticos, sino que entran en juego otros criterios que, a nuestro entender, guardan una relación de mayor coherencia interna con la lógica de una investigación en análisis del discurso.

Ahora bien, desde el punto de vista del proceso de generación de categorías de análisis,Glaser y Strauss señalan que "el criterio para juzgar cuándo cesa el muestreo de grupos pertinentes diferentes a una categoría, es la saturación teórica de la categoría". En este marco, saturación significa que ya no es posible continuar desarrollando nuevas propiedades de las categorías. De modo que la saturación está determinada por la "combinación de los límites empíricos de los datos, la integración y densidad de la teoría y la sensibilidad teórica del analista".

A continuación presentamos algunos ejemplos de investigaciones actuales en el campo del análisis del discurso que ilustran claramente los aspectos del muestreo teórico que hemos desarrollado hasta aquí.

Leonardo Varela, en un artículo en el que aborda las problemáticas inherentes a las prácticas discursivas de los jóvenes en el contexto de la postmodenidad, realiza un señalamiento significativo cuando afirma lo siguiente: "El análisis del corpus nos ha mostrado la anulación del espacio simbólico (el texto) como espacio independiente estructurado. Por otro lado [...] Estos rasgos, que se manifiestan en problemas gramaticales y sintácticos, en falta de planificación discursiva y desconocimientos genéricos, pero que van más allá de ellos, nos convencen de que no puede considerarse científicamente válida una investigación semiótica que ignore o relativice hoy la significación del marco enunciativo "postmodernidad". (página 84,85: Cómo se habla la postmodernidad, Leo, el lindo)

De este modo, el investigador deja en claro que las categorías no son anteriores –a priori- al análisis del corpus seleccionado. Los rasgos -"gramaticales y sintácticos"- considerados como indicadores de otros procesos más complejos, menos evidentes, son identificados sólo a condición de la emergencia de teoría a partir de la efectiva recolección-construcción del dato; esa misma teoría, además orientará las futuras intervenciones conceptuales y metodológicas del investigador analista en el corpus estudiado.

A continuación presentamos otro ejemplo que ilustra claramente dos de las cuestiones que hemos introducido anteriormente: por un lado, la construcción de una categoría interpretativa novedosa como emergente del análsis realizado; por otro lado, el recurso a la abducción analógica en dicha construcción. La siguiente frase pertenece a Donatella Castellani y fue publicada en un artículo titulado "El texto en los tiempo de la postescritura" y dice así:

"La otra característica es la que denominamos ‘enunciación video-clip’, porque aparece no sólo en esos productos genéricos, sino en una porción creciente de los dicursos visuales de la televisión y, últimamente, también del cine" (2000: 54)

La "enunciación video-clip" resulta entonces una categoría que sólo cobra su sentido (más aún, su existencia) luego -en términos de consecuencia lógica- del análisis específico del corpus. Además, la categoría actualiza el hallazgo de una analogía estructural entre el texto verbal escrito y el discurso audiovisual5.

Desde otro lugar, la investigadora Mónica Sosa introduce, en un análisis de una serie de programas de dibujos animados, una tipología de violencia que da cuenta de la particularidad de su objeto de estudio: "Para no entrar en la crítica substancial de esta concepción (se refiere a la definición de violencia que da el Diccionario de la Real Academia Española), digamos por lo menos que es un criterio difícil de aplicar en un análisis como el que queríamos hacer. Por eso nosotros preferimos considerar la violencia desde el punto de vista de sus consecuencias, o, para decirlo pragmáticamente, de sus efectos perlocucionarios. Y por lo tanto consideramos violentas todas las acciones materiales o simbólicas que causan o pueden causar un daño o un perjuicio a alguien. Naturalemente, no debemos olvidar que, en este análisis, nos movemos dentro de un uiniverso de ficción, que, en realidad, es un texto. Por eso cuando hablamos de acciones, nos referimos a las acciones realizadas ‘dentro’ del plano del enunciado, tomando al dibujo animado como una realidad secundaria, aunque, desde luego, es una realidad ficcional discursivamente construida". (Castellani 2000: 174)

Dos cuestiones centrales quedan en evidencia en el extracto. Por una parte la creación de una tipología a partir del análisis (y como constituyente de éste), puesto que se podría haber recurrido a una tipología ya construida, en la que fuera posible ubicar los tipos de violencia presentes en la muestra abordada por la investigadora. Por otra, la particularidad de la definición del objeto de estudio, que enlaza lógicamente con la construcción de la tipología y, de manera simultánea, con un enfoque teórico por el que se decide una vez que se está concretamente trabajando en el corpus.

Es en este sentido que podemos vincular esta compleja serie de operaciones con algunos señalamientos que María Isabel Jociles Rubio realiza en su trabajo sobre la utilización en el análisis del discurso, aunque en su caso dentro del dominio de la Antropología Social, de la propuesta analítica de Jesús Ibañez. Allí, la autora, retomando una parte central de la problematización de Glaser y Strauss, considera que "[..] las técnicas de análisis no son senderos, al menos no son senderos neutrales, por los cuales el investigador se aproxima o se acerca a una determinada faceta del discurso que estuviera ya dada en él, sino que es más apropiado concebirlas como herramientas –herramientas de carácter conceptual- que lo descomponen haciendo que surja, que se constituya en él, que se evidencie de un modo u otro esa faceta que buscamos estudiar"; y concluye afirmando que "[..] con esta última concepción [...] se reconoce –a mi parecer- el papel activo, el papel constituyente que tienen las técnicas y, a través de ellas, la perspectiva teórica del investigador dentro de los procesos de análisis".

Para concluir esta presentación, diremos que la especificidad del análisis del discurso, las potencialidades del muestreo teórico y los modos concretos con los cuales el analista del discurso produce conocimiento científico se constituyen en procesos complejos sobre los cuales vale la pena reflexionar. La objetivación de las estrategias que se disponen en la realización de un análisis permite, además, evaluar otros criterios de validación –en este caso relativos a la selección de la muestra y a la generación de categorías- que, puesto que implican la negación del recurso a técnicas –y por lo tanto conceptos- consagradas por la reiteración, desafían también las capacidades intuitivas y creativas del investigador.

Notas

1. Programa radicado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires; funciona bajo la dirección de la prof. Donatella Castellani.

2. "Las descripciones textuales se diferencian por lo general en cuanto a sus niveles o dimensiones. [...] por ejemplo, podemos diferenciar entre las descripciones fonológicas, las morfológicas, las sintácticas y las semánticas" (1990: 46)

3. Respecto de la validez de la muestra, resulta interesante el planteo que Juan Samaja presenta en su "Epistemología y Metodología...": la validez de la muestra se asienta en su representatividad; existen criterios substanciales, cuya validez es absoluta para todo tipo de muestras, y criterios formales, cuya validez alcanza sólo a muestras aleatorias. Los substanciales remiten al conocimiento sobre el universo, de manera que cuanto más se conoce del universo "más elementos de juicio tendremos para evaluar las semejanzas o desemejanzas entre universo y muestra". Si con los criterios formales conocemos el riesgo –en términos de probabilidad matemática- , con los criterios substantivos no podemos asignarle un número a la incertidumbre, lo que no implica que ésta sea mayor. Consideramos este señalamiento de Samaja como altamente significativo no sólo en relación con la validez del muestreo teórico, sino también con su despliegue lógico. (1994: 270)

4. La abducción es presentada por Peirce como "argumento original", ya que es, de las tres formas de razonamientog, el "único tipo de argumento con el que surge una idea nueva". (pág. 35) El autor señala además, que "la abducción parte de los hechos sin, al principio, tener ninguna teoría particular a la vista, aunque está motivada por la idea de que se necesita una teoría para explicar los hechos sorprendentes". Así, es posible analogar este movimiento lógico con el que realiza el investigador en su muestreo teórico: simplificando quizás en exceso, podríamos decir que el analista parte del corpus y con los datos construidos produce la emergencia de la teoría -o categoría- que los explica o interpreta. Se hace necesario desagregar más ambos procedimientos –el del muestreo y el de la abducción analógica- para dar cuenta en profundidad de los vínculos lógicos entre ellos, pero eso no es objeto de esta presentación.

5. Se debe atender a una cuestión central en este ejemplo: la analogía construida está indicando que frente a un objeto de estudio novedoso (el texto verbal escrito no lo es, pero sí el conjunto de rasgos que lo definen actualemente, en el contexto de lo que se ha denominado "cultura de la imagen"), la teoría debe responder con la especificidad que dicho carácter demanda. En este sentido el ajuste al objeto de estudio desafía al analista en la búsqueda y el hallazgo de marcos interpretativos y nuevas categorías de análisis, para los cuales el muestreo teórico pareciera ser un terreno bastante fértil.

Bibliografía

CASTELLANI, Donatella (comp.). Lenguajes y actores en pantalla y en papel: estudios comunicacionales. Buenos Aires: Nueva Generación, 2000.

GLASER, B. G. Y STRAUSS, A. L. Discovery of grounded theory. Chicago: Aldine, 1967. Trad. Mecanografiada de cap. III: El muestreo teórico.

JOCILES RUBIO, María Isabel. El análisis del discurso: de cómo utilizar desde la antropología social la propuesta analítica de Jesús Ibáñez. Disponible en internet.

PEIRCE, Charles Sanders. Deducción, inducción e hipótesis. Buenos Aires: Aguilar, 1970.

SAMAJA, Juan, Epistemología y metodología: elementos para una teoría de la investigación científica. Buenos Aires: EUDEBA, 1994.

VAN DIJK, Teun A. La noticia como discurso: comprensión, estructura y producción de la información. Barcelona: Paidós, 1990.



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