Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales
ISSN 1669-1555
Volumen 4, nº 1 (2006)

La juventud nuestra de cada día: notas sobre educación, comunicación y mercado laboral

por Sonia I. Sanahuja

 

 
Resumen

El trabajo extiende algunos de los puntos analizados en ocasión de conmemorarse el aniversario del Instituto Tecnológico de Poza Rica (México), cuando fui convocada como conferencista, junto a otros ponentes internacionales. En esta presentación articulo aspectos de los temas que considero dentro de los más relevantes en la actualidad respecto de los jóvenes y sus actuaciones sociales. Las cifras son un dato significativo, tanto como lo son las conceptualizaciones que desde la óptica de reconocidos analistas de la cultura y la globalización, permiten problematizar la compleja articulación entre educación, comunicación y trabajo, en relación con los jóvenes. La sociedad actual está atravesada por discursos acerca de la globalización, el espacio donde se asientan las prácticas juveniles son más topografías virtuales que territorios delimitados, la imagen nos interpela desde todos los ángulos y manifestaciones, el tiempo se mide en la velocidad de las simultaneidades. No hay forma de escaparle al compromiso de reflexionar sobre este contexto y los ámbitos de formación no pueden quedarse al margen, tampoco las políticas que tienen al joven como objetivo, pero sin involucrarlo en la producción de las mismas, la mayoría de las veces.


Palabras clave
Juventud, educación, comunicación, mercado laboral, globalización.

 
Title
Youth ours of every day: notes on education, communication and labor market.
 
Abstract

This presentation articulates aspects from different issues considered among the most relevant in the nowadays youth and their social acting. Numbers become a significant data, as well as recognized culture and globalization author’s  conceptualizations, which allow a debatable analysis of the complex articulation among education, communication and work related with the youth.
Nowadays society is being crosswise by dissertations about globalization, the space where youth practices are more “virtual maps” than specific territorial topography,  an image asking us from different angles and manifestations, where time is measure by the speed of simultaneousness.
There is no way to escape  the reflection compromise about this context, fields of influence for this upbringing cant remain aside, neither policies which  focus  youth as the  main objective but usually do not involve the youth in the planning of the  same policies.

 
Key words
Youth, education, communication, work, globalization.

INTRODUCCION

Esta trabajo se orienta a sistematizar a modo de ensayo, tres grandes temas que en la vida cotidiana se entretejen de manera práctica, en la esfera misma de las actuaciones, discursivas y no discursivas. Me referiré aquí, específicamente, a algunos puntos que considero centrales en la compleja articulación entre juventud, educación /mercado laboral y comunicación(1).
La Asamblea General de las Naciones Unidas define a los jóvenes como las personas que integran la franja etárea comprendida entre los 15 y 24 años de edad. Esta definición se hizo para el Año Internacional de la Juventud, celebrado alrededor del mundo en 1985. Por supuesto que esta delimitación toma una sola variable, la edad, lo que si bien por un lado, anula las posibilidades de repensar de modo cualitativo la conceptualización de la juventud –y de qué es ser joven desde la vivencia propia de cada sujeto-, tiene una contraparte bastante beneficiosa en términos de síntesis y practicidad, que además hace posible el análisis de las estadísticas vinculadas a ese rango de edades.

Muchos países, señala el  Informe sobre la Juventud Mundial 2005 (Naciones Unidas), consideran los límites de la  juventud por referencia a la línea de edad en que una persona recibe el mismo tratamiento bajo la ley –lo que es conocido como “mayoría de edad” –. En términos generales, esta línea se marca a los 18 años, lo que indicaría que quien sobrepasa esa edad, es considerada una persona adulta. Sin embargo, sabemos que las definiciones de “juventud” y sus necesarios correlatos operacionales, presentan variaciones por países o regiones, las que a menudo dependen de factores socio-culturales, institucionales, económicos y políticos específicos.

Ahora, para sacarle el jugo a la definición por edad, veamos la juventud en cifras:

La proporción de jóvenes en el mundo está disminuyendo; la mayoría de jóvenes en el mundo (85%) vive en países en vías de desarrollo. Hay alrededor de 525 millones de hombres jóvenes y 500 millones de mujeres jóvenes(2).

Textos y contextos: los jóvenes del hipertexto

Los mapas del mundo actual y la definición de sus prácticas, son impensables sin la referencia a la globalización, imaginada o no.


El nuevo trazado de fronteras que implican los acuerdos comerciales, los flujos financieros y  las relaciones internacionales, no termina en el mapamundi de las corporaciones y los gobiernos, también se (-) cuelan en nuestros mapas mentales.  Esto implica, repensar las reflexiones acerca de los jóvenes, pues en el contexto de lo que se ha nombrado como proceso de globalización, las tecnologías que sostienen la posibilidad teórica de una comunicación global, modifican el escenario, con lo cual se modifican también las dramatizaciones cotidianas. Señala García Canclini que si las identidades modernas eran territoriales y monolingüísticas, las identidades posmodernas son transterritoriales y multilingüísticas. Y continúa: la identidad, en tanto proceso de apropiación simbólica y construcción de sentido, se traslada de lo territorial para situarse en la dimensión del consumo: los jóvenes son comunidades de MTV, jóvenes Calvin Klein o seguidores de un grupo de rock; jóvenes emblemáticos, cuyas miradas se cruzan en espacios virtuales y escenografías de TV(3).


La generación de generaciones

Veamos algunos enunciados que describen  la juventud y su situación en el mundo actual:

Educados y guiados por la Generación X y bajo el signo de la interrogación, la Generación Milenio se mueve entre imágenes fragmentarias y veloces, nuevas concepciones del tiempo y el espacio, y formas novedosas de relaciones frente a un futuro que ya llegó.

“Somos audiovisuales”, sentencia O. Rincón. La imagen es una forma de construcción del pensamiento sofisticada que ha permitido el desarrollo de conocimientos en campos diversos  como el de la biología, la geografía o la medicina(4).

La Generación del Milenio, nacidos entre 1982 y 2002, son expertos en tecnología, construyen travesías multiculturales, reciben bombardeos constantes de mensajes de los medios. Desde allí, negocian modos de producción simbólica, y por lo tanto también generan reconocimientos identitarios.

La TV, como narrativa de identidades, derriba fronteras y nuestros jóvenes devoran imágenes-mundo, a partir de las que comparten los símbolos y las prácticas de representaciones e imaginarios no sujetados a topografías o determinaciones territoriales.


Ahora bien, si no proveemos de marcos reflexivos, si los espacios educativos siguen siendo pensados como opuestos y adversos a los espacios que introyectan y proyectan en su vida los jóvenes,  si  las políticas educativas no tienen en cuenta el modo de vida que ellos llevan, sus formas de significar el mundo y de construir sus relaciones, el resultado es el actual: una educación que, lejos de proveer los elementos de análisis  y bases sólidas para la generación de un pensamiento crítico-reflexivo, señala un exterior icónico al que le carga la pesada cruz de una condena que no conduce a ningún lugar. Esto no quiere decir que la reflexión crítica hacia las transformaciones que produce el consumo de imágenes y la violencia simbólica que lo acompaña deje de ser necesaria, sólo indica que no alcanza con la impugnación constante. Para poder crear estrategias educativas que ofrezcan herramientas de análisis efectivas es necesario conocer (analizarlo, discutirlo, criticarlo, reflexionarlo) el contexto en el que se mueven los jóvenes y los modos en que ellos lo vivencian y significan(5).
Veamos un ejemplo de los relatos anónimos que circulan por la red y que describe desde el estado actual, algunas de esas construcciones:


En México , la generación Milenio no está marcada por el sismo del 85, han vivido el deceso de un  Papa , el sida es un hecho y no un motivo de terror, la caída del comunismo es un tema de examen escolar, Pelé es un funcionario encorbatado, el correo es algo que nunca han tenido que usar, Michael Jackson siempre ha sido blanco y más que una superestrella musical es arquetipo del  peligro, Stallone es un héroe viejo y  decadente y Schwazenneger es un personaje extravagante de cómic. El PRI  les es vagamente conocido y la política es un circo que no les divierte ni les  importa.(Relato mexicano, 2005)
(6).

Juventud,  educación y mercado laboral

Al parecer, esta generación que se caracteriza por manejar grandes volúmenes de información y por el pensamiento en imágenes, los formatos tradicionales de la educación  se enfrentan con una forma de “aprender, emprender y comprender” que  exige pragmatismo, velocidad e interacción, virtual y concreta.

La llamada “generación de los niños índigos”, puede realizar sus tareas, mirar tv, escuchar música y chatear  en simultáneo.

La educación que pensamos nos pone en el desafío de comprender sus mapas mentales, el saber práctico que los define, su capacidad de sintetizar tiempos y espacios, su indudable necesidad de crear y creer.

Desde 1995, el número de jóvenes que terminan la enseñanza primaria no ha parado de crecer, y cuatro de cada cinco jóvenes asisten a la escuela secundaria. También la tasa de matriculación en la enseñanza superior ha aumentado. Hay aproximadamente 100 millones de jóvenes hoy que siguen una enseñanza universitaria. La generación actual de los jóvenes es la más educada de todos los tiempos. Sin embargo, 113 millones de niños no van a la escuela, y aún 130 millones de jóvenes son analfabetos.

En el Informe sobre la Juventud Mundial, las UN señalan que, aunque los jóvenes acceden a una mejor educación, el desempleo en el mundo ha aumentado a un nivel récord. La tasa de desempleo juvenil es más alta que nunca: 88 millones de parados.

Sin embargo, los jóvenes de hoy en día tienen formas de pensamiento más flexibles y adaptables, los cambios tecnológicos les han posibilitado una suerte de interacciones, que se trasladan a  la creación de oportunidades. A diferencia de otras generaciones, la Generación Milenio, por su rasgo de pragmatismo y su capacidad de decisión (hoy ampliada en formatos y escenarios) les posibilita crear sus propias áreas de oportunidad y potencialmente, sacarles provecho(7).


Los números en México: asisten a instituciones de educación formal, 4 de cada 10 jóvenes entre 16 y 19 años (41.4% de l a población total  para esa franja etárea). Para el rango de 20 a 24 años, los porcentajes son significativamente más reducidos: 2 de cada 10 participan de la educación universitaria o técnica(8).

Desempleo en México: el sector de los jóvenes es el más afectado por esta situación, ya que duplica la tasa de desempleo de los adultos. Un dato que agrava aún más este problema es que los profesionales con mayor educación son quienes sufren el mayor índice de desocupación.


El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) ha publicado datos que muestran que la tasa de desempleo de la Población Económicamente Activa (PEA) en México, de entre 20 y 24 años de edad alcanzó en el primer trimestre del año un 4,9%, porcentaje muy superior al 2,8% que registró la población activa en su total(9).

Comunicación y educación

Diagnóstico: cambios multidimensionales de la economía capitalista informacional, soportada en redes y globalizada, acompañada de un discurso legitimador de sus supuestos beneficios vs. incremento de la desigualdad, aumento de la pobreza, polarización política y exclusión social. Esto obliga a replantear preguntas y metodologías en las investigaciones sociales. También a afrontar el desafío de formar jóvenes desde una propuesta sólida en conocimientos y de alta calidad en sus marcos evaluatorios y escalas de valores: jóvenes como agentes de cambio.


En las trayectorias cotidianas de los jóvenes, los cruces entre comunicación y educación demandan nuevos formatos pedagógicos. El “saber hacer en contexto” exige pedagogías que habiliten para actuar en los contextos de la globalización(10).

Entender cómo piensan nuestros jóvenes es posible a partir de la comprensión de cómo construyen su subjetividad, en un mundo en el cual el cambio es la constante; la posibilidad de manejar la incertidumbre viene asociada a nuevos modelos mentales. Desde la docencia, la continua referencia a pérdidas de saberes asociadas al consumo de imágenes, impide visualizar el potencial de este formato en cuanto a procesos cognitivos. Las instancias de evaluación son comprendidas a nivel teórico como formas de aprendizaje, sin embargo el formato apela y enfatiza en aprendizajes memorísticos, descontextualizados y fragmentarios.

Y desde la docencia, nuevamente, la elección de formatos de enseñanza-aprendizaje podría estar reforzando ciertas pérdidas. Por ejemplo, el formato de evaluación de elecciones múltiples (multiple choice), empobrece las narrativas, la capacidad de apropiación crítica y los recursos de argumentación. Debemos, desde los espacios de educación formal, quitarle la mirada incriminatoria  al exterior y focalizarla en los dispositivos que desde el centro mismo de las prácticas docentes no están, precisamente,  mejorando la situación, sino más bien reforzando el malestar.

La proliferación de las tecnologías de la información y la comunicación que siguió el proceso de globalización durante el último decenio ha abierto a los jóvenes considerables oportunidades y desafíos. Esto no implica perder de vista las muchas veces crecientes desigualdades. Sin embargo, la tecnología de las comunicaciones y de la información podrían orientarse, con voluntad política, a reducir la brecha entre los que acceden y los que quedan fuera. 

Habrá voluntad política si hay ciudadanos formados, habrá ciudadanos formados si existen políticas de juventud y educación que lo posibiliten, si en lugar de la nostalgia de un aula quieta y unos docentes que no pueden superar el método de la tenacidad (con propuestas crítico-reflexivas, contextualizadas y creativas),  ponemos en acción y en contexto a la educación. Hoy, más que nunca,  la escuela no es el único ámbito de generación de saberes y conocimientos, el escenario la obliga a competir con la red, la TV,  sus formatos discursivos y sus estrategias que, si no se cuestionan adecuadamente, continuarán naturalizándose, por aceptación general, descontextualización planificada e inoperancia crítica.

 

REFLEXIONES FINALES

Los jóvenes: La esperanza de una nueva América Latina, con la apertura necesaria al cambio, depende de que sus nuevas generaciones se preparen para ser líderes y agentes de cambio en todas sus esferas: en lo social, lo cultural, lo económico y lo político.


Educación y comunicación: la escuela debe ser capaz de un uso creativo y crítico de los medios audiovisuales y las tecnologías informáticas. Pero ello sólo será posible, con una política educativa de inclusión y no de ahondamiento de las brechas y profundización de las diferencias y las exclusiones. La educación necesita transformar  su modelo (y su praxis) de comunicación, hacer posible el tránsito de un modelo centrado en la secuencia lineal - que encadena unidireccionalmente grados, edades y paquetes de conocimiento- a otro descentrado y plural, cuya clave es el “encuentro” del palimpsesto y el hipertexto (Jesús Martín Barbero)(11).

Mercado laboral y desarrollo humano: El aumento del nivel educativo hace que los nuevos perfiles de jóvenes profesionales puedan tener una preparación formal más elevada y  mayor cantidad de competencias, con perfiles concretos y adecuados de formación humanista. Sin embargo, el ingreso al mercado laboral sigue siendo muy duro para nuestros jóvenes.

Finalmente, voy a referir dos de los doce puntos del Informe sobre la Juventud Mundial precitado, que incluye algunas de las cifras arriba mencionadas . Veamos el primero:
“Habida cuenta de que hay más de 200 millones de jóvenes que viven en la pobreza, 130 millones que son analfabetos, 88 millones que están desempleados y 10 millones que viven con VIH/SIDA, resulta clara la necesidad de un compromiso renovado con los objetivos del Programa de Acción Mundial”.
Detrás de estas cifras hay biografías concretas, historias de vida con rostros y demandas, pero también hay estereotipos que vinculan juventud y peligrosidad, juventud y ociosidad, juventud y  desinterés, y una negación que atenta contra la posibilidad de pensar el compromiso desde los jóvenes mismos, atenta contra la gestión de su futuro basada en sus necesidades, proyectos y modos de vida. Esto conduce al segundo punto que señalaré del informe: “Los gobiernos deberían seguir evaluando su política para los jóvenes e implicando a los jóvenes en esto”.  La tarea sigue pendiente, los ámbitos de educación/formación deberían ser un lugar de articulación y no un punto más de ruptura y fragmentación.


Notas y referencias bibliográficas

1.  Referiré también de manera breve notas sobre el mercado laboral y la formación ciudadana, porque precisamente sostengo que si la educación no supera el intramuro de las escuelas, seguirá fortaleciendo la escisión entre la vida y la formación; los contextos de lo cotidiano -y el macrotexto de la globalización-, del aula. .Volver al texto

2. Programa de Acción Mundial para los jóvenes. La Juventud y las Naciones Unidas: informe sobre la juventud mundial 2005 Disponible en línea: http://www.un.org/esa/socdev/unyin/spanish/wpayeducation.htm [consulta: dic. 2006].
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3. García Canclini. Consumidores y ciudadanos. México: Grijalbo, 1995. Volver al texto

4. Rincón, Omar. Televisión, video y subjetividad. Bogotá: Norma, 2002. Volver al texto

5. Cuando Roxana Morduchowicz analiza en El capital cultural de los jóvenes los cruces entre la escuela y la cultura popular, señala: “ciertamente existen algunos riesgos que con frecuencia suele sufrir esta propuesta. El primero es caer en una demagogia juvenil que propone ofrecer comprensión, contención afectiva y respeto a la cultura joven sin desarrollar conocimientos y actitudes complejas necesarias para la inserción social y política de los jóvenes en el mundo adulto. El segundo riesgo es basar la enseñanza en un facilismo que reproduzca en la escuela el modo de aprender de los medios de comunicación, la pedagogía del zapping, la espectacularización, el placer inmediato y el desprecio por la complejidad, el esfuerzo, la paciencia y el trabajo escolar” (p. 26 y 27, Roxana Morduchowicz. El capital cultural de los jóvenes. México. Editorial Fondo de Cultura Económica. 2003). Volver al texto

6. Comunicación personal. Se trata de un fragmento que me enviaron por correo electrónico sin autoría reconocida. Volver al texto

7. En varios cursos que he ofrecido a nivel universitario en México, ante la pregunta sobre sus expectativas laborales, una gran mayoría de jóvenes responde que no pretenden insertarse en una empresa ya constituida, sino poder desarrollar su propio emprendimiento. En México las pequeñas y medianas empresas (PYMES) emplean aproximadamente el 78% de la población económicamente activa, con un aporte al producto bruto interno (PIB) cercano al 70%, un dato interesante que puede dar lugar a una investigación sobre la inserción laboral de los jóvenes en este país. Volver al texto

8. Porcentaje de la población de 5 y más años que asiste a la escuela por grupos de edad y sexo, 1970 a 2005. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Disponible en línea: http://www.inegi.gob.mx/est  [consulta: dic. 2006]. Volver al texto

9. Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Disponible en línea: http://www.inegi.gob.mx/est [consulta: diciembre 2006]. Volver al texto


10.Marín Ardila, Luis Fernando. El concepto de competencia una mirada interdisciplinar. Bogotá: Socolpe-Alejandría Libros, 2002, vol. 2. Volver al texto


11. Martín Barbero, Jesús. “Jóvenes: comunicación e identidad”. En: Pensar Iberoamérica: revista de cultura [en línea]. Madrid: Organización de los Estados Iberoamericanos para la Ciencia, la Educación y la Cultura (OEI). Número 0 (feb. 2002). Disponible en: http://www.oei.es/pensariberoamerica/ric00a03.htm [consulta: diciembre 2006]. Volver al texto


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