La profesionalización credencialista: una realidad en la historia de la formación continua 
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        por
        Ly Aysén Abrego Fuentes | 
    
     
      Directora de  Evaluación de Procesos Educativos, Subsecretaría de Planeación y Evaluación  Sectorial de Políticas Educativas, Secretaría de Educación Pública de Hidalgo. 
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      | aysen.abrego@seph.gob.mx | 
    
    
    
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      | Resumen | 
    
    
      En las últimas décadas se hareconocido la  necesidad de impulsar políticas y programas de formación continua orientados al  desarrollo delos conocimientos y competencias profesionales necesarios para  alcanzar el propósito fundamental del Sistema Educativo Mexicano es decir, el  aseguramiento de una educaciónequitativa y de calidad para todos los niños y  jóvenes mexicanos.  
        Las características y  necesidades de hoy no son las misma que hace casi un siglo atrás cuando las  escuelas normales rurales creadas después de la revolución, formaban a un  docente “misionero”, rural, entregado a su comunidad, en donde la participación  de los padres de familia era sustancial para la mejora y el funcionamiento de  la escuela pública pero en donde la actualización o la profesionalización  simplemente estaban fuera del contexto. 
        En la actualidad la formación continua está  marcada por una coyuntura delineada por las políticas internacionales, a través  de las cuales se hizo evidente que no basta con la formación inicial, sino que  se requerían de poner al día sus saberes para desempeñar de manera eficaz su  labor. 
      Así pues, la tarea ha resultado compleja y plagada de  dificultades, incluso más que la   formación inicial del magisterio, debido a varios factores, entre los  cuales sobresalen: una incorrecta regulación de la oferta formativa ya que es  un campo en el que intervienen diversas autoridadese instituciones públicas y  privadas, cuyas atribuciones están superpuestas y terminan saturando la  oferta;aunada a la íntima relación que prevalece entre la formación continua,  la superación profesional con las condiciones laborales y salariales de los  maestroslo cual origina que los programas dejen de lado los relativos a la  calidad, relevancia y pertinencia académicas sobre el estatus laboral y  salarial.        | 
    
    
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      | Abstract | 
    
    
      In the last few decades has  recognized the need to promote policies and continuing education programs aimed  at the development of the knowledge and professional skills needed to achieve  the basic purpose of the Mexican Educational System that is to say, the  assurance of equitable education and quality for all children and young  Mexicans. 
The characteristics and needs of  today are not the same as it was almost a century ago when the normal rural  schools created after the revolution, formed a “missionary” teacher, rural,  dedicated to his community, where the participation of the parents was  substantial for the improvement and the operation of the public school but  where the update or the professionalization were simply out of context. 
In the present continuous training  is marked by a juncture outlined by international policies, through which it  became clear that not enough with the initial training, but that is required to  update their knowledge on how to carry out its work effectively. 
      Thus, the task has proven to be complex and fraught  with difficulties, even more than the initial formation of the magisterium, due  to several factors, among which stand out: incorrect regulation of the  formative offer because it is a field in which involved various authorities and  public and private institutions, whose powers are superimposed and end up  saturating the offer; coupled with the intimate relationship that prevails  among the continuous training, professional development with working conditions  and wages for teachers which leads to the fact that the programs put aside  those relating to the quality, relevance and focus on the academic status and  wage.        | 
    
    
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      Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum Cienc. Soc. 2014; 12(2). Disponible en internet:  
      http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v12_n2_02.htm | 
    
    
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      “Se  puede ser o no profesional en determinada profesión  
        (profesionalización ante  el cambio social),  
        determinadas profesiones quedan rezagadas por lo que se  requiere de profesionalización 
        . La crisis profesional requiere de resultados de  los efectos de falta de productividad  
        o no adaptación de los modelos  tecnológicos en prácticas incluso cotidianas.  
        Identidad profesional es el  resultado del producto de una cultura proactiva;  
        la formación profesional  inherente a un cambio de paradigma”.  
      Arturo L. Ballesteros,  2000: 156  | 
    
     
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      El propósito  fundamental del Sistema Educativo Mexicano es el de asegurar una  educaciónequitativa y de calidad para todos los niños y jóvenes mexicanos. “Por  ello, en las últimas décadas se hareconocido la necesidad de impulsar políticas  y programas de formación continua orientados al desarrollo delos conocimientos  y competencias profesionales necesarios para alcanzar este propósito”[1].  Después de todo, no se puede hablar de educación equitativa y de calidad si los  docentes no son verdaderos profesionales de la educación; si no cuentan con las  competencias que desde la esfera del ser, del hacer y del conocer se integran  de manera articulada en el contexto real, propiciando que éstos desempeñen su  labor con verdadera profesionalidad. 
         
        Para entender  la conformación y por supuesto el funcionamiento actual del Sistema Educativo  Nacional es necesario iniciar un periplo pero esta vez en retroceso para  conocer los inicios y por qué no, los cimientos de lo que hoy son los servicios  de formación continua. 
         
        Las  necesidades políticas sociales y económicas, nos han marcado una perspectiva  distinta sobre cómo deben ser y qué deben saber los profesionales de la  educación para desarrollar en los alumnos lo que la sociedad y el mundo actual  demandan. 
         
        Las  características y necesidades de hoy no son las misma que hace casi un siglo  atrás, cuando las escuelas normales rurales creadas después de la revolución,  formaban a un docente “misionero”, rural, entregado, por así decirlo, a su  comunidad, en donde la participación de los padres de familia era sustancial  para la mejora y el funcionamiento de la escuela pública, sin embargo, en este  contexto, la actualización o la profesionalización, no tenían cabida.  
         
        En la  actualidad debemos lidiar con lo que Arnaut señala como un campo lleno de  tensiones… “Al igual que en la mayoría de los países del mundo, en México aún  coexisten escuelas del siglo XIX con maestros del siglo XX y niños y jóvenes  del siglo XXI”[2] 
        En este  marco, a partir del Programa Nacional para la Modernización de la Educación  Básica y Normal de 1992, la Secretaría de Educación Pública (SEP) y las  autoridades educativas de los estados suscribieron el convenio para el  establecimientodel Programa Nacional de Actualización Permanente (PRONAP)[3],  así comolas condiciones que permitieran a  los maestros un acceso continuo a opciones formativas decalidad incluyendo  mecanismos para evaluar sus logros de aprendizaje y reconocimiento a través de  la denominada “CarreraMagisterial”. En ese momento histórico, marcado por una  coyuntura delineada por las políticas internacionales, se hizo evidente que no  bastaba con la formación inicial, que los docentes en servicio requerían de  actualización, de poner al día sus saberes a fin desempeñar de manera eficaz su labor. 
         
        Durante la  primera etapa del PRONAP (1995-2000), los maestros de educación básica  asistieron a  los Talleres Generales  y  Cursos Estatales de Actualización;  incluso, se inició el proceso deevaluación de sus conocimientos profesionales,  a través de exámenes cuyos resultados les permitieron promoverse en un  escalafón horizontal, lo que redundaba en  mejoras en el salario de los profesores. 
         
        De esta  manera, la instancia designada para normar, regular y ofertar dichos procesos  de formación profesional, fue el PRONAP; esta institución, si bien parecía que  por un lado cumplía con el cometido de “profesionalizar a los docentes”, por el  otro fue generando una problemática que al parecer no había sido considerada, a  saber: una oferta cuyo diseño terminó siendo vertical y  centralista,estrechamente vinculado a la  promoción en Carrera Magisterial y no a la verdadera formación continua; al  parecer, el remedio resultó tener un costo muy alto, ya que esa  profesionalización  comenzó a darse muy  alejada de las prácticas en el aula. Aun cuando uno de los factores que se  evalúan es el desempeño profesional, al interior de los equipos  docentes de las escuelas se fueron creando alianzas y acuerdos, que todavía  prevalecen para la asignación de puntajes que favorecen a unos y luego a otros  docentes con mayores posibilidades de promoción. 
         
        La formación  continua y la profesionalización se basaron más en las posibilidades de mejora  salarial y dejaron de lado la realidad en el aula; los docentes comenzaron a  acudir a cursos y asesorías por las tardes pero en sus escuelas, se olvidaban  de aquello que estaban “aprendiendo” en las sesiones que lejos de ser  formativas quedaron en meros procesos informativos. Del problema de la desprofesionalización docente, en el que  se identifica que los profesionales de la educación no estaban en constante  formación, se pasó a un problema igualmente riesgoso e infructuoso, el de la credencialización. 
         
        Como se puede  ver, la formación continua y la profesionalización docente conllevan retos por  superar y prioridades por atender. Así, derivado de una revisión de los  incipientes avances  y de nuevas  políticas en materia de formación continua y de factores que inciden en la  mejora del logro educativo, en su segunda etapa (2001-2006), el PRONAP se  transformó en un instrumento para la asignación de recursos orientados a la  creación de condiciones estatales que favorecieran el establecimiento de una  nueva políticade formación continua basada en una oferta pertinente respecto de  las demandas estatales, el uso de los recursos estuvo planeado  mediante la modalidad de Reglas de Operación  (2004), lo que “aseguraba” una congruencia más clara de los objetivos de la  política y mayor transparencia en el ejercicio del gasto, así como acciones  diversificadas que posibilitaran a cada estado detectar sus necesidades  formativas sin tener que ceñirse a una misma oferta. Así, las autoridades  educativas de los estados comenzaron a tomar decisiones elaborando un  Programa Rector Estatal de Formación  Continua (PREFC), hoy Programa Estatal de Formación Continua (PEFC), que es un  instrumento de planeación y previsión de las principales acciones que en  materia de formación continua se proponen realizar en la entidad, cuyo punto de  partida es la atención a las Prioridades Nacionales[4]; su diseño  está  basado en la elaboración de un  diagnóstico a partir del cual se bosquejan y se plantean proyectos que pueden  ayudar a resolver de manera gradual las necesidades detectadas.  
         
        Desde este  marco, las instancias estatales de actualización comenzaron a transitar hacia  un rumbo claro pero de terreno sinuoso, ya que si bien es cierto que la  pretensión era la de abandonar su inicial esquema vertical y centralista,  también lo es que en el intento por trasladarse hacia un modelo más flexible y  federalizado, enfocado a condiciones locales, los avances resultaron fueron  pocos, de manera que el presupuesto asignado para la mejora profesional sólo  sirvió para que los docentes  “acumularan”  constancias de los diversos cursos cuyos contenidos no pudieron aterrizar en la  práctica cotidiana.  
         
        En suma, el  fenómeno que se ha generado no es el de la formación continua enfocado a una  profesionalización de la práctica docente, sino que más bien se ha  impulsado una profesionalización   desprofesionalizada, o lo que es lo mismo, un proceso en el que los  docentes recolectan  certificados y  constancias que los alejan cada vez más de su verdadera misión y de su contexto  de trabajo. Los alumnos y las prácticas reales en los salones de clase,  quedaron totalmente fuera de este proceso formativo.  
        Lo que parecía ser una política pública basada en las  necesidades, terminó siendo poco eficaz para la realidad del Sistema  Educativo. En el año 2005, la SEP, a través de la Dirección General de Formación  Continua de Maestros en Servicio (DGFCMS)[5], asumió la  responsabilidad de conducir, orientar, compensar, apoyar y evaluar los  servicios de formación continua; se concibió el aprendizaje permanente como  parte y requisito de la vida profesional de los docentes.En este marco se  promovió laconformación y la posterior consolidación del Sistema Nacional de  Formación Continua y Superación Profesional (SNFCSP) y los correspondientes  sistemas estatales[6], cuyo funcionamiento está sujeto a un conjunto  de disposiciones que precisan la forma de operarlo, con el propósito de lograr  los niveles esperados de eficacia, eficiencia, equidad y transparencia; esas  reglas de operación[7] determinanla asignación de presupuesto, toda vez  que el uso de los recursos está contenido en el Decreto de Presupuesto de  Egresos de la Federación, del ejercicio fiscal que corresponda. | 
    
     
      
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      | De las políticas a  los retos… | 
    
    
      La tarea no ha sido sencilla para  las entidades; a pesar de la descentralización del servicio educativo anunciada  el 15 de mayo de 1992, aún se sigue trabajando bajo lo que la federación  determina como  “prioridades educativas  nacionales”, que supone que cada actividad formativa se desarrolla, derivada de  dichas prioridades; por lo tanto la tan anunciada desconcentración terminó  siendo una descentralización-centralizada que no ha logrado atender necesidades  estatales,ni regionales, de los niveles y modalidades de la educación básica. 
         
Por otro lado, si bien es verdad que  las reglas de operación señalan la manera en la que se debe comprobar el uso de  los recursos, también lo es que no todas las acciones programadas son  pertinentes, ni corresponden a la realidad de las escuelas y tampoco al perfil  de los docentes. 
 
La formación continua, en ese  sentido, termina siendo un conjunto de cursos que abordan campos formativos o  asignaturas separadas unas de otra, en los que el español, las matemáticas e,  incluso, la historia, la gestión y la educación cívica y ética, aparecen como  temas, sin llegar a ser ejes articuladores para la mejora de la práctica  docente.  
 
El cumplimiento de las metas se  queda en simples propósitos,  ya que no  se cuenta con elementos normativos que garanticen que esta oferta sea  pertinente ni adecuada, varios de los cursos que se ofertan desde la federación  requieren de instalaciones específicas y sobre todo de cierto dominio de otras  habilidades por parte de los docentes, como por ejemplo el uso de las TIC´s,  asunto que no está del todo resuelto en varias entidades. En Hidalgo existen regiones  en las que la oferta está desfasada de las realidades regionales, en donde una  de las limitantes es que no se cuenta con servicios adecuados de  infraestructura que permita a los docentes acceder a las opciones de formación  continua. 
 
En este marco, pese a las políticas,  a los gastos que representan y al esfuerzo emprendido, no se ha podido cumplir  con la tarea, autores como Arnaut (2004), Poggi (2006), Tenti, (2008) señalan  que dicha labor se antoja compleja, ardua y plagada de dificultades, incluso más  que la  formación inicial del  magisterio, esto se debe a varios factores, entre los cuales sobresalen: una  incorrecta regulación de los programas de formación continua, debido a que es  un campo en el que intervienen diversas autoridadese instituciones públicas y  privadas, cuyas atribuciones están superpuestasy no pocas veces terminan  saturando la oferta;aunada a la íntima relación que prevalece entre laformación  continua, la superación profesional y las condiciones laborales y salariales de  los maestros,lo cual origina de manera directa o indirecta que los programas de  actualización, capacitación, superación y mejoramiento profesional queden  subordinadosa la mejora laboral ysalarial del magisterio,dejando de lado los  relativos a la calidad, relevancia y pertinencia académicas. 
 
El problema de la profesionalizacióndesprofesionalizada,  carente  por un lado de un sentido  encaminado a la mejora de las prácticas y por el otro, saturada de fines credencialistas e incluso de una sutil  “exclusividad” de los beneficiarios, implica detectar las contrariedades que se  enfrentan en la realidad, como la de los recursos que se ejercen bajo reglas de  operación cuyas metas tienen únicamente indicadores de eficiencia y no de  eficaciani de calidad, lo que descarta la rendición de cuentas sobre el  impacto de las acciones formativas en la  mejora de la educación y de la práctica, limitándose exclusivamente a dar  informes fríos y vacíos sobre el número de docentes “profesionalizados”, que en  realidad se circunscribe solamente a docentes que asisten a cursos y  conferencias, lo que no implica que se estén formando. 
 
En suma, indirectamente parecería  que las mismas reglas de operación han propiciado que la formación continua sea  poco pertinente, en 2010 incluyen metas para cada entidad sobre las  “prioridades nacionales”, especificadas claro, desde la federación; dichas  metas se reducen a número de docentes profesionalizados, asunto de gran  trascendencia ya que al dejar sólo en el rubro cuantitativo el cumplimiento de  la meta, sus alcances parecen lograrse con sólo inscribir a los docentes en  alguna opción formativa sin necesidad de recurrir a parámetros que midan el  impacto en la mejora de los procesos.  
 
Otra parte que al parecer ha quedado  débil en la historia del Sistema Educativo Mexicano es el del Servicio de  Asesoría Académica a la Escuela (SAAE), ya que no hay una norma en la que se  especifiquen perfiles, ni condiciones laborales para quienes se desempeñen como  asesores técnico pedagógicos, lo que en la entidad ha originado problemas de  otra índole como la sobresaturación, en algunas zonas escolares, de docentes  que se han denominado “asesores”pero que no están debidamente capacitados  para  realizar acompañamiento a las  escuelas.  
 
La indefinición sobre el perfil de  los asesores y la falta de una reglamentación que regule dichas funciones ha  derivado en un problema mayor en la última década: muchos de los asesores de la  entidad se encuentran desempeñando dichas funciones tras haber sido puestos a  disposición en sus centros de trabajo, o bien al haber alcanzado el último  nivel de Carrera Magisterial o después de haber ocupado algún cargo dentro de  la sección del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). 
 
En el  rubro de Asesoría Académica a la Escuela para las accionesde  formación continua, las metas se alcanzan con una fórmula sencilla: asesores técnicos/ asesores técnicos  capacitados, como si esta tarea se cumpliera sólo con dar cursos a quienes  se desempeñan en esta función, lo que no es garantía de que se hará llegar a  las instituciones escolares; la labor más difícil les corresponde a aquellos  asesores que verdaderamente cumplen con su responsabilidad pues son quienes una  vez que acaban las sesiones de “capacitación”, deben reproducirlo en sus  regiones bajo circunstancias diversas. 
Asimismo, los supervisores y los  jefes de sector en muchos casos parecen haber pasado en este trayecto histórico  a un lugar en el que ya no son “líderes académicos” sino “líderes políticos”que poco o nada acompañan  a las escuelas y a las zonas a su cargo originando con ello un vacío en el  seguimiento de planteles y una “autonomía” que solamente parece convenir a los  directivos y a los docentes por la “privacidad” y la libertad con la que desempeñan  su labor.  
 
Asuntos como estos desencadenan  problemas de urgente atención como la estandarización de actividades en las  escuelas, la escasa planeación y la nula presencia de acciones y de estrategias  innovadoras en las aulas.  
 
La pregunta aquí sería, si la  calidad del servicio educativo era mejor en la posrevolución cuando los  docentes no contaban con una formación inicial adecuada y mucho menos con  oportunidades de formación continua y/o de superación profesional o ahora que  se dispone de una oferta que si bien es diversa, también suele ser poco  pertinente y desarticulada.  
 
A través de la historia, vemos que  los índices de logro académico en las escuelas acusan resultados insuficientesy  que a pesar de que existen esfuerzos desde la política educativa para apuntalar  la mejora, la calidad y la equidad, aún falta un largo trecho por recorrer; la  propuesta de la  federación para regular  la oferta formativa  a través de los Sistemas  Estatales de Formación Continua, hasta el momento no ha dado los resultados  esperados, ya que si bien se han instalado de manera oficial los Sistemas,  también es primordial reconocer que estos no funcionan como deberían muy a  pesar de los señalamientos del documento normativo para su constitución, el  cual señala expresamente que: “[…]No se requiere una nueva estructura  orgánico-funcional desde el punto de vista administrativo, pero sí, que sus  componentes se conduzcan en forma armónica, dinámica y racional a efecto de  lograr el funcionamiento que permita al Servicio Estatal de Formación Continua  y Superación Profesional (SFCSP) desarrollar diversos servicios, productos y  programas que demanda el sistema educativo en materia de formación continua y  superación profesional para los profesionales de la Educación Básica”  (SEP, 2008: 41). 
                Normar la oferta, articularla e integrarlaa fin de que  responda a las prioridades educativas nacionales ha resultado todo un reto que  se antoja bastante complejo; hoy sabemos que no es suficiente con una formación  inicial para cumplir con la labor docente, pero también sabemos que no todo lo  que se oferta como formación continua lo es y que al haber una oferta tan  estandarizada, el esfuerzo termina siendo poco pertinente. | 
    
    
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      | Reflexiones finales:  de las pretensiones a los alcances | 
    
    
      
        - Los resultados esperados de los programas relacionados con la       formación continua y con la profesionalización docente aún distan mucho de       logar su cometido, la proliferación de programas de actualización ha       planteado dificultades para garantizar la calidad y pertinencia de las       mismas.
 
        - El proceso hacia la profesionalización de los docentes en servicio       requiere no sólo de políticas de largo aliento sino de alto impacto,       teniendo como plataforma un conocimiento real, local y sistemático sobre       quiénes son los docentes de la actualidad y cuál es su perfil, en dónde y       bajo qué condiciones laboran, etc. 
 
        - Se debe tomar en consideración el riesgo que conlleva el ofrecer       alternativas de formación, de actualización o de capacitación que terminan       siendo acciones cuyo propósito implícito es la profesionalizacióndesprofesionalizada, en la  que la mejora es vista únicamente en       términos de progreso salarial, muy lejos del perfeccionamiento en el       desempeño de docente.
 
        - El propósito de elevar la calidad del logro educativo por medio de       la formación continua y de la profesionalización docente, no es totalmente       erróneo; sin embargo, programas como el de Carrera Magisterial, cuya       creación estuvo fuertemente ligada a este proceso como un mecanismo que       anima a los docentes a regresar a las aulas a “aprender cómo enseñar” o a       actualizar sus saberes, no han tenido los alcances esperados. 
 
        - Las políticas educativas en materia de formación continua deberán       considerar no sólo un panorama a distancia como si se tratase de       vislumbrar un futuro que se apetece, pero imposible de alcanzar. La labor       tendrá que partir de trazar una “ruta crítica”[8] para el       aterrizaje y el anclaje  de las       políticas, y por ende de los proyectos y programas enfocados en la       profesionalización. Solamente de esa manera podremos abandonar el interés       de tipo credencialista, cuyas       raíces son profundas y generan una práctica rutinaria y sedimentada.
 
        - Un proceso de verdadera profesionalización deberá estar ligado a       otro a través del cual los docentes analicen su propia práctica e       identifiquen las situaciones en las que no logran sus propósitos, aquello       que les impide mejorar su labor y con ello hacer que sus alumnos aprendan. 
 
        - La profesionalización de los docentes debe ser un camino hacia la       mejora, que impliqueretroalimentación entre la práctica y la teoría. La       única vía que nos lleva a obtener mejores resultados en el proceso       educativo es ésta y nos compromete como verdaderos profesionales de la       educación.
 
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      | Notas | 
    
    
    
       
        1. México. Secretaría de Educación Pública (SEP) (2008). Esquema del  Programa del Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional, p.  5-8. 
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      2. Arnaut, Alberto. El sistema de formación de maestros: continuidad,  reforma y cambios. México: SEP. SEByN, 2004, p. 40. (Cuadernos de discusión;  17). | 
    
    
       
      3. Programa Nacional de  Actualización Permanente, creado en 1995, cuya función era articular las  acciones de formación del profesorado en servicio, durante este año, se inician  los Talleres Generales de Actualización, a fin de que de manera general, los  docentes de educación básica iniciaran el ciclo escolar con referentes  similares sobre la práctica, bajo este esquema se comienza a hablar de que la  actualización docente es un derecho pero a la vez una obligación, ya que en  cuanto se estipularon tres días de TGA previos al inicio de clases, se presentó  en varias escuelas el problema del ausentismo de los profesores que  consideraban que se les estaban quitando días de su periodo de receso de  clases.          | 
    
    
       
      4. Las prioridades nacionales  son indicadores para la mejora del logro educativo cuyo origen son diversas  fuentes de información como lo son las pruebas estandarizadas como ENLACE,  PISA, EXCALE, entre otras. | 
    
    
       
      5. Que desde su creación en  1995 había sido la Dirección del PRONAP. | 
    
    
    
       
      6. En la entidad, tras  diversas negociaciones de la Subsecretaría de Educación Básica y Normal con  otras direcciones que de alguna manera ofertaban formación docente, se asumió  la denominación de Sistema Estatal de  Formación Continua para la Superación Profesional de los Docentes de Educación  Básica en Servicio en Hidalgo, constituyéndose de manera oficial el 31  de marzo de 2009. | 
    
    
       
      7. Al ser un recurso  importante, queda sujeto a algunos lineamientos específicos para su uso y  comprobación, sin embargo, la emisión de estas reglas de operación no ha sido  suficiente para garantizar la pertinencia, eficacia y eficiencia, ni la  oportunidad con la que se utiliza el presupuesto asignado a las entidades, el  cual varía de acuerdo al contexto y a las prioridades de cada uno | 
    
    
       
      8. Luis A. Gutiérrez Soria, Lázaro  Uc y Luz Raquel Alvarado Gutiérrez desarrollaron el concepto de “Ruta crítica  de innovación” considerando que en todo proceso de innovación se deben tener en  cuenta las posibilidades de avances, retrocesos, factores que intervienen en un  proceso de mejora que no se da de manera ascendente ni lineal.        | 
    
    
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      | Bibliografía | 
    
    
      Arnaut, Alberto. El sistema de formación de maestros: continuidad,  reforma y cambios. México: SEP. SEByN, 2004, p. 40. (Cuadernos de discusión;  17). 
        Arnaut, Alberto (2003). “La federalización y el  SNTE”. En su: Administración educativa federalizada en México, 1992-2002. México: El Colegio de México. p. 365-398. Mimeografiado. 
        Morduchowicz, Alejandro (2002). “Carreras, incentivos y estructuras salariales  docentes”. Revista  electrónica PREAL, no. 23, mayo 2002. p. 1-36. www.preal.org/gtd/index.php 
        Poggi, Margarita (2006). Innovaciones educativas y escuelas en  contextos de 
pobreza:  evidencias para las políticas de algunas experiencias en América Latina. Mimeografiado. 
        México. Secretaría de Educación Pública (2008). Esquema del Programa del  Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional, p. 5-8. 
        Tenti Fanfani, Emilio (2005). Consideraciones  sociológicas sobre profesionalización docente.  Mimeografiado. 
        Tenti Fanfani, Emilio (2008). Nuevos temas en la agenda de política  educativa. Buenos Aires: Siglo XXI. 
         
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