Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales
ISSN 1669-1555
Volumen 13, nº 2 (2015)

Fotografía y arte: el punctum en la sociedad actual

por Rodolfo Osorio

Investigador del Centro de Estudios en Derechos Humanos, Género, Gobernanza y Discursos Sociales

rdosoriov@gmail.com
 
Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum Cienc. Soc. 2015; 13(2). Disponible en internet:
http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v13_n2_03.htm
 

Resumen

El artículo establece un diálogo entre  conceptos de Roland Barthes, Regis Debray y Theodor Adorno, posicionando a la fotografía como punto central de la discusión. Se hace mención de la entrada de la fotografía a los museos, así como de la influencia de las empresas transnacionales en el mundo del arte, partiendo del caso de Fundación Telefónica de España
Palabras clave
Fotografía, punctum, mediasfera, museos y empresas transnacionales
 
Abstract
The article establishes a dialogue between concepts of Roland Barthes, Regis Debray y Theodor Adorno, positioning the photography as the center of the discussion. The enter of the photography in the museums it´s mention, aswell as the influence of the transnational enterprises in ther art world, taking as an example the case of Fundación Telefónica from Spain.
Keywords
Photography , punctum, mediasphere, museums and transnational enterprises
 

El punto supremo de la cultura de un pueblo consiste en comprender el pensamiento de su vida y de su estado, la ciencia de sus leyes, de su derecho y de su moralidad; pues esta unidad es la más íntima unidad a que el espíritu puede llegar consigo mismo. Por tanto, aquello mediante lo cual el individuo tiene aquí validez y realidad es la cultura”. Esta conceptualización que realiza Hegel acerca de la cultura, nos permite entender la forma en que el hombre logra emanciparse a través de la cultura. Con el pasar de las épocas, el ser humano ha alcanzado un mayor diálogo con su entorno. Hemos recorrido un largo camino desde la época  de las cavernas en donde el ser humano “mapeaba” su entorno a través del arte rupestre, donde las expresiones de la humanidad eran reflejadas por medio de animales y líneas; hasta llegar a la actualidad en donde una exposición en un museo de la Ciudad de México nos habla de una realidad universal: La evocación del narciso.“Del cruce entre cuestiones  míticas, la cotidianeidad de una selfie y planteamientos teóricos acerca de la aparente realidad que existe en la proyección de un reflejo”. El curador de la exposición titulada “La evocación del Narciso, una mirada inconsciente del yo ideal” presentada en 2014, GalileoReyes, nos habla de la influencia de la tecnología en la sociedad actual: “la cotidianidad del mundo real, que en la actualidad, y de forma abrumadora es conformado por una diversidad de universos identitarios fundamentados en la auto-representación y la constante publicación del yo ideal, que cada vez parece menos capaz de existir sin un comentario, un LIKE, o un +1. Reflejo directo de las prácticas establecidas  dentro de un universo totalmente virtual”. Trayecto amplio entre el arte rupestre y la llegada de la selfie a los museos.

Para entender un poco más está marcada evolución de lo visual, debemos referir  un término delineado en el siglo XX por el filósofo francés Regis Debray, conocido como mediasfera: “Eras históricas que transmiten conocimiento al ser humano a través de lo visual. Cada una dibuja un medio de vida y pensamiento, con estrechas conexiones internas, un ecosistema de la visión, y por lo tanto, un horizonte de expectativa de la mirada”.Está construcciónhistórica y sistematizada que nos transmite Debray se divide en tres etapas, mismas que dan un panorama general de nuestra civilización, haciendo una pausa en aquellos instantes que lograron transformarla a través de factores específicos. La primera era de la mediasfera es la logosfera, que corresponde a la etapa de los ídolos, en un sentido amplio. Estos ídolos evolucionan de lo mágico a lo religioso, teniendo como elemento unificador el libro divino (la Biblia), ya que este transcribe una revelación oral, universal y totalizante.La logosfera inicia con la invención de la escritura y culmina con la imprenta. La segunda era es conocida como grafosfera, identificada como la etapa del arte. Se transita de lo teológico a lo histórico, logrando que más ideas (no sólo las religiosas) se transmitan a través de la impresión de muchos libros, fortaleciendo instituciones como la escuela. Su periodo histórico inicia con la imprenta y culmina con la televisión a color, dando reconocimiento a la tecnología como factor fundamental en la historia del hombre. La tercera y última etapa: videosfera, categorizada como la era de lo visual. Se habla de un ascenso de las culturas de flujo, en donde los avances tecnológicos permiten a más seres humanos estar en todas partes en todo momento, al compartir imagen-sonido en tiempo real. Nace a partir de la televisión a color y actualmente vivimos, según Debray, en esta era, misma que ha logrado arraigarse debido a la naturalización del uso de internet en nuestros tiempos.

Por medio de esta especie de “segmentación de la evolución” que hace Debray, se puede entender la forma en que el uso de la tecnologíalogra penetrar a las industrias culturales en el presente. El concepto de industria cultural, conocido como Kulturindustrie, fue acuñado por el alemán Theodor Adorno. La industria cultural juega el rol de designar la explotación sistémica y programada de los bienes culturales con fines comerciales. Dentro de la industria culturalse fabrican productos que están pensados para ser consumidos por las masas.

Dentro del ámbito de las industrias culturales, el museo se posiciona como uno de susactores más emblemáticos. Partamos de la idea del museo como un espacio de demostración y de certezas absolutas, de comprobación de evidencias históricas, como un escenario ideal para la clasificación y el orden donde se establece el imaginario de la autenticidad: la garantía que avala la producción científica y erudita de su tiempo(4). La visión negativa hacia el museo radica en la idea de encasillarlo sólo como un lugar de celebración, y en gran medida de legitimación, además de leerse como un instrumento con una visión cerrada y prescriptiva. Es decir, la premisa de que todo aquello que está en el museo es arte, cada vez se va diluyendo más, al toparnos con propuestas vacías de “osados artistas” contemporáneos y con discursos de curadores que sólo buscan hablar con su ego y no con el público.
 

Nuevos actores en el mundo del arte contemporáneo: las empresas transnacionales

Según Jessica Mathews: “la revolución tecnológica de las dos últimas décadas como la más poderosa máquina de cambio en la relativa declinación de los Estados y el surgimiento de actores no estatales. Las empresas trasnacionales y las ONG utilizan su amplio poder económico y político para influenciar gobiernos”. La versión de un mundo en donde la figura del estado-nación ya no es la hegemónica, nos permite entender la configuración de nuevos actores, no sólo en dinámicas relacionadas con la economía, la política o la educación, sino también con el arte.

Durante la segunda parte del siglo XX, los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI)-Partido hegemónico en México que gobernó de 1929 al 2000 y que regresó al poder en 2012-utilizaron el arte como herramienta diplomática. Así es como las obras de José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros se convirtieron en “embajadoras” del gobierno mexicano, al viajar a Rusia, Francia, Alemania, Cuba, Estados Unidos y muchas otras naciones. Este mismo ejercicio que el gobierno mexicano (y muchos otros gobiernos) realizaba en el siglo pasado, lo observamos ahora a través de corporativos que hacen viajar sus colecciones hacía nuevos públicos (o mejor dicho, nuevos mercados) e incluso muchos de estos corporativos abren museos para mostrar sus vastas colecciones.

Un caso muy particular es el de la empresa de telecomunicaciones española Telefónica. Dicho corporativo, a través de la Fundación Telefónica, comenzó a desarrollar programas de actividades culturales, centradas en muestras de arte (particularmente de fotografía contemporánea) dirigidos al público español. En 2002 se creó la Colección de Fotografía Contemporánea de Fundación Telefónica cuyo objetivo fue recoger las tendencias de la fotografía como disciplina creativa en las últimas décadas. Esta colección busca dar un lugar ya no sólo como un documento histórico, sino como una verdadera obra de arte. La creadora de la Colección de Fotografía Contemporánea de Fundación Telefónica y especialista en fotografía contemporánea María de Corral López-Dóriga, da un panorama del lugar que ocupa la fotografía en el mundo del arte actual: “La fotografía actualmente ha sustituido en muchos casos a la pintura. La invención de la cámara ha hecho que la captación de la imagen real sea mucho más rápido, fácil y precisa, desacreditando la virtuosidad técnica de los pintores y acercando al espectador una nueva realidad”.

Un ejemplo de esa “sustitución” de la fotografía sobre la pintura que nos habla María de Corral, se observa con el artista estadounidense Philip-Lorca di Corcia particularmente en su obra London, 1993.

“Una de las constantes en la fotografía de Philip-Lorca diCorcia es el reproducir escenas de la vida cotidiana en las que la figura humana es el principal elemento. Como si de un subgénero de la fotografía callejera se tratara, rescata escenas urbanas en las que pone de manifiesto la contradicción entre lo real y el artificio. En este caso, el escenario elegido es Londres, y los protagonistas, serán paseantes siempre adustos con aspecto de ejecutivos. La escena congelada muestra el bullicioso vaivén de una gran ciudad, y también la pérdida de identidad en un mundo regido por las prisas.”(Tania Pardo, 2013)

Resulta interesante que la escena que se desarrolla en Londres, (y que es descrita de manera puntual por la curadora Tania Pardo) puede replicarse en Nairobi, Lima, Shangai, Sydney, Lisboa, o cualquier otra metrópoli. La sensación de “prisa” en la que todos estamos involucrados, nos hace notar a una persona que se detiene dentro de esta “prisa” para mirar algo con detenimiento (al parecer un mapa),y reconocer a esa persona como un “extraño” (según el concepto de Zygmun Bauman), alguien que no encaja dentro de la imagen de personas que van moviéndose de prisa, sin dejar que un solo segundo se les escape.

Philip-Lorca diCorcia. London. 1993  © Philip-Lorca diCorcia

 

Más allá de la afirmación tan tajante de María de Corral López-Dóriga, quien indica que “la fotografía actualmente ha sustituido en muchos casos a la pintura”, podemos hablar de que la fotografía resulta un “complemento” para la pintura, más aún, las pinturas de principios del siglo XX pueden dialogar con la fotografías de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Un ejemplo claro lo observamos con la obra El invierno, 1932 del artista mexicano José Clemente Orozco. Sobre este trabajo de Orozco, la crítica de arte Raquel Tibol comenta: “De las calles de Nueva York, invadidas por la consternación del desastre económico, surge Invierno, hombres enfundados en gruesos abrigos que parecieran caminar sin rumbo”. Es claro como el artista mexicano logró captar, durante sus años en Nueva York, las huellas dejadas por la Gran Depresión vivida en 1929 en Estados Unidos.

Tanto Philip-Lorca diCorcia como José Clemente Orozco dialogan con la realidad que los envuelve en estas grandes metrópolis. Ambas imágenes resultan (paradójicamente) unidas por la lejanía entre los hombre que transitan estas grandes ciudades. 

José Clemente Orozco. El invierno. 1932 © José Clemente Orozco

 
Fotografía contemporánea y museos

La fotografía transformaba el sujeto en objeto e incluso, si cabe, en objeto de museo”. Esta frase que delinea de manera precisa Roland Barthes en su obra postuma La Cámara Lúcida. Nota sobre fotografía, nos permite entender la dinámica de la fotografía y su entrada a los museos. Resulta inquietante la forma en que el proceso mecánico de tomar una fotografía, logra trascender el tiempo y el espacio, para hacer una radiografía del momento que se está viviendo, no sólo de manera individual, sino también de manera colectiva.

Esko Männikkö, Kuivaniemi. 1991 © Esko Männikkö

 

El individuo que retrata el artista finlandés Esko Männikkö es uno de sus compatriotas que habita en la ciudad de Kuivaniemi. Cada espectador puede encontrar un punctum diferente en esta imagen. Este concepto es delineado por Roland Barthes: “Punctum es también pinchazo, agujerito, pequeñamancha, pequeño corte, y también casualidad. El punctum de una foto es ese azar que en ella me despunta -pero que también me lastima, me punza-“. Desde la mirada que refleja total satisfacción y desapego, la madera pegada a la pared, hasta las marcas de desgaste de un sillón que parece seguir siendo cómodo, el artista finlandés logra posicionar a este “desconocido” personaje en alguien visible y que nos “punza” sólo con verlo dentro de su casa.

Miguel Río Branco, Perseverancia. 1994 © Miguel Río Branco

 

En este conjunto de seis fotografías que componen la serie Perseverancia, 1994 el artista español Miguel Río Branco logra dar una perspectiva particular de Cuba, aquel país que sigue “perseverando”. La investigadora Maite Garbayo comenta sobre la imagen: “La Habana, cuarenta años después de la Revolución, se empeña en durar, en mantenerse constante, desafiando a los envites del tiempo, al bloqueo económico, y a ciertas obsolescencias presentes en un régimen que persevera y se perpetúa. La ciudad, llena de vida, aparece en éstas imágenes detenida. El fotógrafo capta elementos que se han convertido en señas de identidad de la Cuba posrevolucionaria: un coche de los años cincuenta, un interior anticuado, y la arquitectura colonial de fachadas desconchadas. La luz, sea artificial o natural, refuerza las imágenes con un deje nostálgico.” Sería refrescante que un estudiante de Ciencia políticas o Relaciones internacionales no sólo se acerque a los cientos de libros -algunos a favor y otros en contra- que han tratado de contar la realidad que se vive en Cuba, sino que pueda ver esta serie del artista español para poder entender desde otra perspectiva las dinámicas de la “isla”. Esta imagen nos ayuda a construir, o quizás reconstruir, la memoria colectiva sobre Cuba.
Más allá de las discusiones entre aquellos que defienden a la pintura sobre la fotografía, o las críticas ante la “corporativización” del mundo del arte, la realidad es que la fotografía tiene hoy un lugar legítimo dentro de los museos y seguirá siendo un punto de referencia para entender a las sociedades actuales.

La fotografía es un testimonio seguro, pero fugaz; de suerte que todo prepara hoy a nuestra especie para esta impotencia: no poder ya, muy pronto, concebir, efectiva o simbólicamente, la duración: la era de la Fotografía es también la de las revoluciones, de las contestaciones, de los atentados, de las explosiones, en suma, de las impaciencias, de todo lo que niega la madurez.” Roland Barthes

 
Referencias

Barthes, Roland (1990). La cámara lucida: nota sobre la fotografía. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.

Bauman, Zigmut (2001). La posmodernidad y sus descontentos. Madrid: Akal.

Debray, Regis (2001). Introducción a la mediología. Barcelona: Paidós Ibérica.

Fundación Telefónica (2013). Fotografía contemporánea en la Colección Telefónica. Madrid: Fundación Telefónica.

Hegel, G. W. F. (1973). Fenomenología del espíritu. México: Fondo de Cultura Económica.

Jiménez, Marc (2001). Theodor Adorno: arte, ideología y teoría del arte. Buenos Aires: Amorrortu.

Müller, Till (2008). Customary transnational law: attacking the last resort of State sovereignty. Indiana Journal of Global Legal Studies, 15 (1).

Revista Museo y Territorio (2011) número 4, diciembre.
 
 
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