Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales
ISSN 1669-1555
Volumen 16, nº 2 (2018)

¿Fútbol femenil, una deuda pendiente en México?: análisis de la situación de las futbolistas mexicanas de la liga MX femenil, a partir del discurso periodístico
por Beatriz Méndez de Dios y Azul Kikey Castelli Olvera

Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo

betuzamzdds1905@gmail.com
azul_castelli@uaeh.edu.mx
 
Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum. Cienc. Soc. 2018; 16(2). Disponible en internet:
http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v16_n2_02.htm
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Resumen

Este trabajo tiene como objetivo visibilizar a través del análisis del discurso periodístico que las barreras de género, resultantes de la predominancia cultural del discurso patriarcal, que enfrentaron las futbolistas mexicanas de la década de los setenta del siglo pasado, perviven en las selecciones femeniles actuales, aseveración que se realiza a partir de la revisión de documentos, registros y testimonios de los setenta y notas actuales de periódicos digitales donde se denuncia la desigualdad de sueldos, los lineamientos misóginos establecidos en los contratos y la poca visibilidad mediática que se les da a los equipos femeniles. Estos argumentos se sostienen a partir de la teoría de género expuesta por Judith Butler y Simone de Beauvoir, desde donde se explica que la desigual condición y posición de las mujeres impacta en todos los aspectos de su vida incluyendo el laboral y el deportivo

Palabras clave: género, deporte, desigualdad.
 

Abstract

The objective of this work is to make visible through the analysis of journalistic discourse that gender barriers, resulting from the cultural predominance of patriarchal discourse, that Mexican soccer players faced in the seventies of the last century, persist in current women's teams, assertion that is made from the review of documents, records and testimonies of the seventy and current notes of digital newspapers where wage inequality is denounced, the misogynistic guidelines established in the contracts and the lack of media visibility that is given to the women's teams These arguments are based on the gender theory presented by Judith Butler and Simone de Beauvoir, from which it is explained that the unequal status and position of women impacts on all aspects of their lives, including work and sports.

Keywords: genre, sports, inequality.
 

Hoy el combate adopta otra forma:
en lugar de querer encerrar al hombre en un calabozo,
la mujer trata de evadirse; ya no pretende arrastrarlo
a las regiones de la inmanencia,
sino de emerger a la luz de la trascendencia
.
Simone de Beauvoir (1949)

 

Introducción

El cuerpo, ente físico y al mismo tiempo cultural, constituido a través de la praxis y el lenguaje, es el fundamento, la materia en la que se fincan relaciones de poder entre los sexos, donde el lenguaje trae a la vida y preserva a través de la existencia social (1) roles, estereotipos y modelos que reproducen la estructura social de un sistema donde se supravalora lo masculino y se minimiza lo femenino, es decir donde se reitera y pervive el sistema patriarcal. Este sistema, según Marcela Lagarde (2) es un espacio histórico de poder masculino que se asienta en formaciones sociales y contenidos culturales con tres características principales: 1. El antagonismo genérico, 2. La escisión del género femenino, y 3. El fenómeno cultural del machismo.

El discurso patriarcal se sostiene en diversas teorías apuntaladas desde la religión, la biología y la ciencia, la primera sostiene que Dios creó primero al hombre y después a la mujer, quien nació de una costilla del primer varón, por lo tanto se considera al primero superior, por orden divino; desde la biología se apuntan características físicas diferenciadas, donde la supremacía física del hombre se remonta al comienzo de la historia, donde los hombres se desempeñaron como cazadores y guerreros y las mujeres como recolectoras y responsables de los trabajos inherentes a la esfera doméstica; así mismo, “la psicología moderna observó las diferencias de sexo existentes desde la asunción previa y no verificada de que eran naturales, y construyó la imagen de una hembra psicológica que se encontraba biológicamente tan determinada como lo estuvieron sus antepasadas” (3), justificando la inferioridad de las mujeres en la concepción de estas como seres anormales carentes de pene, cuya existencia transcurre en una constante “envidia y lucha” por conseguir un falo simbólico. Las tres teorías anteriores han sido estudiadas por antropólogas e historiadoras feministas, cuyas investigaciones han debatido sus postulados mostrando evidencias históricas que refutan la “superioridad natural” de los hombres sobre las mujeres (4).

La construcción social del género define, jerarquiza y produce dinámicas sociales desiguales para hombres y mujeres. En el caso de la mayor parte de la sociedad occidental, los hombres han sido poseedores de los símbolos que legitiman y fundamentan los sistemas de valores, las normas y las condiciones de la vida social, con los cuales han articulado espacios de poder (5)

Dado lo anterior, en los espacios de poder se crea un sistema de representaciones que reproduce el dominio masculino bajo el cual se estructura la sociedad, lo que diversos autores han denominado el modelo de masculinidad hegemónica (5).

Este modelo agrupa una serie de características que constituyen el desideratum para los varones y en función del cual se define también el de las mujeres. Dichas características se agrupan básicamente en torno a cuatro ejes: la heterosexualidad, el éxito, la fortaleza y la agresividad; o en palabras no gratas de Kimmel  citado por Pedraza: “Nada de mariconadas. Sé importante. Sé duro como un roble. Chíngatelos” (5).

Diferentes autoras, empezando por Beauvoir (3) han señalado que el cuerpo de la mujer es uno de los elementos esenciales a partir de los cuales se define la situación que ella ocupa en el mundo. Al ser valorizada a partir de su función reproductora dentro del proceso biológico de la procreación, los límites de sus capacidades individuales quedan sujetos a este valor:

[…] se ha dado por sentado que las mujeres, por el hecho de serlo, son más laxas desde el punto de vista moral, siguiendo el modelo de Eva o Pandora (prototipos de mujeres desobedientes y curiosas cuya flaqueza moral trajo grandes perjuicios para la humanidad); son menos inteligentes que los hombres, menos dotadas de capacidad racional, aunque eso sí, más intuitivas y emotivas; y, desde el punto de vista físico y biológico, más frágiles y enfermizas y dependientes de los caprichos hormonales: el llamado el sexo débil (6).

A partir de la interpretación social del hecho biológico se establece una jerarquía en la cual uno de los sexos ocupa una posición privilegiada (7). En este caso será el masculino el que ocupará esta posición, lo que implica mejores condiciones de vida, de acceso al poder y autonomía, mientras que las mujeres quedan supeditadas a sus decisiones, “presas en el espacio privado”, relegadas a la reproducción de la especie y la vida cotidiana, a la cocina y al cuidado de las y los otros.
Vedadas del espacio público, a las mujeres se les prohibió participar en la política, la ciencia, el deporte, entre otros ámbitos, y se les enseñó que debido a “su particular constitución”, el aspirar o desear aprender o participar en actividades que no “eran propias de su sexo” era algo indeseable, poco femenino, una “locura”. Aquellas que intentaron romper estos mandatos genéricos fueron tratadas como locas, enfermas, brujas, “machorras”, etc. De lo anterior se derivó la ausencia en la historia oficial de las mujeres en todos los ámbitos de la vida social y cultural que no fueran el hogar o el entretenimiento.

Sin embargo, el siglo XX fue un siglo de convulsiones, de rupturas incluso en las construcciones de género. Será en este siglo cuando las mujeres empiecen a participar en diversos espacios públicos y a ser reconocidas. El nacimiento del movimiento feminista, la lucha de las sufragistas, los movimientos bélicos, entre otros., modificaron el rostro del mundo; fue en este siglo que se crearon los Juegos Olímpicos tal y como hoy los conocemos, y se organizaron las primeras copas mundiales de fútbol. Fue en estos espacios donde las mujeres empezaron a participar en deporte y su participación fue tan destacada que la idea de crear un evento deportivo femenil no sonaba tan descabellada.

De este modo, en 1970 se disputó la Coppa del Mondo [a], la cual fue organizada por la Federación Internacional Europea de Futbol Femenil (FIEFF). México fue invitado a participar en dicho torneo. Cinco meses antes se había fundado la Liga América, la primera liga femenil organizada en la capital mexicana – el 16 de noviembre de 1969, a las 11:00 hrs en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca se inauguró el Primer Campeonato de Futbol Femenil Amateur del Distrito Federal- con la participación de dieciséis equipos, seis de los cuales eran de provincia. El profesor Efraín Pérez, organizador de la liga, se convertiría en el entrenador de la selección femenil que participaría en dicha Coppa del Mondo [b](8).

La participación de la selección femenil mexicana fue tan destacada que motivó que se nombrara a México sede del II Campeonato Mundial Femenil (8). Después de que se anunció que la segunda edición de la Campeonato Mundial Femenil de Fútbol se llevaría a cabo en México, se fundó la Federación Mexicana de Futbol Femenil (FMFF) al conseguir apoyo y reconocimiento de la CODEME (Confederación Deportiva Mexicana), se nombró al Comité Organizador del Campeonato y se convocó en conferencia de prensa, a visorias y campaña de preparación para conformar el selectivo nacional.

Cabe mencionar que para principios de 1971 la FMFF contaba ya con la afiliación de 26 asociaciones estatales y más de mil equipos femeniles a lo largo de la República Mexicana [c](8). Como se puede observar en los párrafos anteriores México tuvo una buena participación en los dos campeonatos mundiales de futbol que no son reconocidos por la Fédération Internationale de Football Association​ (FIFA), pero ese fue el debut y la despedida del futbol femenino en el país. La información registrada por los periódicos de la época da cuenta de los aspectos económicos que existían en esos momentos, los términos que utilizaban los diarios para referirse a las deportistas, y las precarias condiciones en las que estas jugaban (factores que se reiteran, tal y como se expondrá en líneas posteriores) (9).

Después del éxito que México obtuvo en los dos torneos no oficiales donde participó, nadie buscó apoyar a las mexicanas interesadas en continuar su sueño de seguir en el ámbito deportivo, y el futbol quedó rezagado hasta 45 años después que es cuando se anuncia la creación de la Liga Mx Femenil [d](9).

Lo anterior se debió no tanto a un cambio en la mentalidad patriarcal de los directivos, sino a que la FIFA había proporcionado recursos para la conformación de ligas femeniles por lo que exigió su creación o la devolución del recurso (9); ante la presión, el 5 de diciembre de 2016 se anunció la creación de la Liga Mx Femenil. Decio de María, quien era el dirigente de la Federación Mexicana de Futbol (FEMEXFUT) en ese momento, anunció la creación del torneo, dijo que la conformación de dicha liga tenía como principal propósito contribuir a las selecciones nacionales (sub 17, sub 20 y la mayor) de jugadoras mexicanas. En el torneo de reciente creación sólo podían participar jugadoras mexicanas [e], no había cabida para las jugadoras estadounidenses (10).

Antes de que comenzara el torneo, el periódico La Jornada publicó una nota de Marlene Santos donde se puede leer que los salarios de las jugadoras tendrían un tope, este sería de $2500 y si quedaban embarazadas no podrían continuar jugando porque su contrato se acabaría en ese momento; así como también “se tenían que mostrar bellas en todo momento dentro del terreno de juego y si eran lesbianas no debían mostrarse así” (11).

Partiendo de lo anterior este trabajo tiene como objetivo visibilizar a través del análisis del discurso periodístico, las barreras de género, resultantes de la predominancia cultural del discurso sexista, que enfrentaron las futbolistas mexicanas de la década de los setenta, del siglo pasado, perviven en las selecciones femeniles actuales, aseveración que se realiza a partir de la revisión de notas de periódicos digitales donde se denuncia la desigualdad de sueldos, los lineamientos misóginos establecidos en los contratos y la poca visibilidad mediática que se les da a los equipos femeniles. Estos argumentos se sostienen a partir de la teoría de género expuesta por Judith Butler y Simone de Beauvoir, desde donde se explica que la desigual condición y posición de las mujeres impacta en todos los aspectos de su vida incluyendo el laboral y el deportivo.

 

Metodología

Este trabajo es de corte cualitativo, lo que implica que no pretende ser representativo de la situación de todas las futbolistas en el mundo. Parte de la revisión documental de diversos materiales entre los que se pueden mencionar entrevistas grabadas, testimonios, tesis y notas periodísticas de la década de los setenta del siglo XX, cuyos personajes principales son las jugadoras del Segundo Campeonato del Mundo. Durante la revisión de estos documentos se identificaron diversas problemáticas que enfrentaron las futbolistas y que estuvieron relacionadas con discriminación por cuestiones de género, estos temas giraron sobre todo en torno a dos categorías: recursos económicos, y control sobre el cuerpo de las integrantes del equipo, a través de los contratos con sus empleadores y del discurso periodístico.

A 48 años de distancia de este Mundial, se realizó la revisión de 22 notas de periódicos digitales especializados en la cobertura de sucesos deportivos y se utilizaron los temas detectados en el caso de las futbolistas del Segundo Mundial como categorías de análisis en la revisión de las notas digitales actuales a fin de generar un comparativo y evaluar en qué aspectos han mejorado las condiciones de trabajo de las jugadoras y cuáles son los que quedan pendientes y no se han resuelto por cuestiones de género.

El análisis está orientado por la perspectiva de género, la cual “…implica reconocer que una cosa es la diferencia sexual y otra cosa son las atribuciones, ideas, representaciones y prescripciones sociales que se construyen tomando como referencia esa diferencia sexual”(12).


Análisis

Tal y como se observa en apartados anteriores, la incorporación de las mujeres al espacio público dentro de actividades consideradas “tradicionalmente masculinas” ha sido lenta pero constante, poco a poco más y más mujeres se integran al mercado laboral extradoméstico, a la política, la ciencia y en este caso al deporte. Sin embargo, tal y como apunta Magda Ortega (13), diversos estudios señalan que  la mayor incorporación de las mujeres a estos espacios no ha sido acompañada por una igualdad laboral o por el cuestionamiento del rol reproductivo que se le asigna a las mujeres, el cual según Ortega (13) es visto por los empleadores como uno de los principales impedimentos para la incorporación de éstas al espacio laboral.

Lo anterior, se sustenta según Becker citado por Castaño (14), en prejuicios personales o gustos que afectan a los empresarios, trabajadores y clientes; los primeros quieren pagarles menos a las mujeres, los compañeros de trabajo quieren cobrar más que ellas y los clientes no quieren comprarles servicios de alto nivel. Estos tres elementos que Becker (14) identifica se relacionan con lo que se denomina violencia económica y hunde sus raíces en las construcciones tradicionales de género.

Ahora bien, pese a que a que existen tratados internacionales, convenciones y convenios signados por la mayoría de los países para combatir la violencia y la discriminación por motivos de género, la realidad es que estás prácticas se reiteran, y el deporte no es la excepción. En la década de los setenta, las jugadoras no recibían sueldos, becas u algún otro tipo de estímulo económico porque las autoridades responsables consideraron que no lo requerían, ya que no eran jugadoras “profesionales”. Como se muestra a continuación, esta situación pervive en la actualidad, es decir 48 años después, las brechas salariales permanecen y las justificaciones son similares.

Con respecto a lo anterior, como parte del seguimiento de notas realizado para este trabajo de investigación, de 2017 a inicios de 2018, se registraron 22 notas publicadas por los diarios: El Universal: 4, La Jornada: 1, Goal: 1, El Economista: 3, El Imparcial de Oaxaca: 1, Marca Claro: 5, ESPN Deportes: 3 y Mediotiempo: 4, donde se denunciaba la discrepancia salarial entre las jugadoras de fútbol y los jugadores de este mismo deporte. Los diarios abordaron la problemática a nivel general y visibilizaron algunos casos en específico.  

El periódico La Jornada sacó una nota el 24 de julio de 2017, cuatro días antes de que comenzara de manera formal el torneo de Apertura 2017, de la llamada Liga Mx Femenil, en dicha nota se da un panorama de las condiciones económicas que tendrían las jugadoras que participarían en el torneo, la información que se publicó fue gracias a una entrevista realizada a una jugadora que pidió permanecer en el anonimato, en cuanto a las condiciones contractuales destacan las siguientes líneas:

La instrucción es callarse (sobre la homosexualidad). Hacia afuera, nada. Si alguna se llegara a embarazar, enseguida se anulará el contrato. No darán servicio médico ni prestaciones a las que obliga la ley a todo patrón. La prohibición de embarazo viene en el formato que envía la federación a los equipos y que todas deben firmar.
Con tal de jugar han aceptado todo, inclusive los 2 mil 500 pesos mensuales, cifra fijada como tope salarial (11).

Posteriormente a esta nota publicada en La Jornada, El Imparcial de Oaxaca, registró el 1 de agosto de 2017, una nota donde se recopilaba información de otros periódicos, tales como Récord donde se puede leer:

Otra jugadora, también anónima, consultada por el diario Récord explicó que “no hay topes” salariales, pero que en otros clubes se les ofrece 5 mil pesos mexicanos (unos 282 dólares) al mes “además de casa, comida y transporte”(15).

El 26 de noviembre de 2017, el Universal Deportes denunciaba la discrepancia entre los salarios femeninos y masculinos en el ámbito de futbol, con el titular “Abismal diferencia de salarios entre liga femenil y varonil”, el diario, en su versión digital daba cuenta de la brecha salarial entre las y los jugadores:

Jugadoras como Nayeli Rangel de Tigres, Cecilia Santiago de América o Mónica Ocampo de Pachuca, serían de la pequeña élite que podría alcanzar dichos sueldos, ya que se estima que un aproximado del 90 por ciento de las futbolistas no ganan más de 6 mil pesos al mes (72 000 pesos al año).  Aun así, no es ni siquiera una décima parte del mejor pagado en el torneo masculino: André Pierre Gignac (16).

El periódico señala que las jugadoras mejor pagadas alcanzan un sueldo de 356 mil pesos al año, siendo muy pocas, las que tienen este salario, en contra parte, Oribe Peralta, considerado el futbolista mejor pagado de México, alcanza un sueldo anual de 46 millones, 388 mil pesos, lo que implica una diferencia salarial de 46 millones 32 mil pesos entre la jugadora mejor pagada y el jugador mejor pagado [f].

Ese mismo día otra de las notas publicadas exhibía el siguiente titular “Chivas femenil, con sueldos de la patada”, la nota corroboraba los datos anteriores, el equipo femenil del Chivas se coronaba como campeón, pero los sueldos de las jugadoras iban de 3500 a 6000 pesos como máximo. Al respecto, José Luis Higuera, directivo del equipo comentó en redes sociales “No tenemos que hablar de dinero, no contaminarlas…el premio es este, que se sientan queridas y alabadas” (17).

Para el segundo torneo de la Liga Mx Femenil, que comenzó en enero de 2018 se dio el caso de una jugadora de Atlas, Alicia Cervantes, quien denunció en la página de Mediotiempo el día 8 de enero de 2018 las condiciones en las que se encontraba contratada por su club, ella declaró que sólo ganaba $1500 y con eso no le alcanzaba para el transporte. Sus palabras fueron:

“Eran mil 500 pesos por mes. Yo no les pedía millones, simplemente les pedía lo justo, creo que por lo que hicimos en colectivo en el torneo y por lo que hice personal, creo que más de una sí nos merecíamos el aumento”, respondió.
“¿Cómo iba a seguir jugando por cualquier cosa, por mil 500 pesos? El gerente me dijo que no me podían dar el aumento: lo que tienes, es lo único que te podemos dar, no podemos más” (18).

Ante la negativa de la directiva, la mediocampista decidió dejar de jugar puesto que la remuneración era mínima, no se le ofrecía apoyo para estudiar, ni prestaciones dignas, posterior al escándalo, la directiva le ofreció un aumento a 14,000 pesos mensuales, la deportista, quien fue la goleadora del equipo, en los juegos del semestre anterior, declinó la oferta.

Al respecto es importante mencionar, que durante los juegos de 1970 y 1971, la situación fue similar, las jugadoras no recibieron sueldos, se les prometieron becas y trabajo, pero ninguna de estas promesas se cumplió (8).

A las jugadoras se les dijo que se les daría algún estímulo económico si es que ganaban el campeonato; de acuerdo a los periódicos Esto y Universal Gráfico en una entrevista con Jaime de Haro, el presidente del Comité Organizador dijo que los premios que se les entregarían de manera privada, para no poner entredicho la calidad amateur de las jugadoras, y del mismo modo evitar darle algo a las jugadoras extranjeras (8).

A falta de apoyos por parte de los federativos, eran los padres de las jugadoras quienes solventaban los gastos de sus hijas, tanto los que originaban los entrenamientos como aquellos provenientes de otras actividades (8).

A 48 años de la conformación del primer equipo femenil mexicano, la situación sigue siendo complicada, aunque el desempeño de las jugadoras ha sido por demás destacado, aún se les trata como amateurs pese a ser profesionales, la discrepancia salarial es brutal y las condiciones de trabajo se pueden considerar una violación a sus derechos humanos, pues implican discriminación por género y por orientación sexual, como se observa en el primer testimonio presentado en párrafos anteriores.

Otro punto importante es que tal y como apunta Magda Ortega (13), la idea de la mujer reducida a reproductora, deriva en una de las razones por las que se les asignan salarios más bajos;  esto se debe, según Castaño (14), a que los empleadores consideran que la maternidad interrumpe la participación laboral de las mujeres, aunado a que estas invierten menos en educación y capacitación que los varones. De lo anterior se derivarían las cláusulas establecidas en los contratos de las jugadoras, se teme a la posibilidad de la maternidad porque para los equipos implicaría el pagarle prestaciones y brindar servicio médico a una empleada “que no produce”.

Se debe considerar que además de denunciar topes salariales extremadamente bajos en comparación con los establecidos para jugadores masculinos y regresando a la declaración de las jugadoras citadas anteriormente, la atleta pone en relieve el control sobre el cuerpo que se establece en los contratos de manera explícita, la obligatoriedad de la heteronormatividad y la sexualidad de las mujeres. El cuerpo, señala Butler es la superficie en la que se instala el género con inscripciones culturales, entendiendo éste no únicamente como un ente corpóreo sino como una construcción histórica en la que se materializan múltiples posibilidades (1). De este modo en el cuerpo de las mujeres se erige con mayor dureza el discurso hegemónico hetero-normativo que sostiene los esquemas del género, el cuerpo de las mujeres es cuerpo de otros y para otros, es el cuerpo de la reproducción y del goce masculino.

En efecto, el hombre representa hoy lo positivo y lo neutro, es decir, el macho y el ser humano, mientras la mujer es solamente lo negativo, la hembra. Así, pues, cada vez que se comporta como ser humano, se declara que se identifica con el macho. Sus actividades deportivas, políticas, intelectuales, su deseo por otras mujeres, son interpretados como una «protesta viril»; se rehúsa tener en cuenta los valores hacia los cuales ella se trasciende, lo cual lleva evidentemente a considerar que hace una elección inauténtica de una actitud subjetiva (3).

De ahí que se les prohíba a las jugadoras aceptar públicamente una preferencia sexual diferente a la “hetero”, se tolera la homosexualidad, mientras esta permanezca en secreto, porque el cuerpo de las futbolistas sigue siendo considerado objeto, parte del producto que se ofrece al espectador, prueba de ello es el discurso periodístico que se construye en torno a su apariencia física, otra vez el cuerpo como eje de la siguiente categoría: control del cuerpo.

Sobre el tema, las notas que se refieren a las jugadoras de la Liga Mx Femenil tienen que ver con su aspecto físico, en el torneo Apertura 2017 en la Jornada 6 salió una nota referente al baile de Norma Palafox, jugadora de Chivas quien convirtió el 5-1 en ese momento a favor de Chivas y el cual festejó con un baile parecido al que hacía Rodolfo Pizarro; algunas frases de la nota del periódico Debate del 4 de septiembre de 2017 decían:

La delantera Norma Duarte Palafox, jugadora del rebaño Sagrado festejó imitando el bailecito de Pizarro, pero de una manera más sensual. Además ha llamado la atención de los seguidores no sólo por su manera de jugar al futbol sino también por su belleza (19).

Así mismo, durante el primer torneo oficial de la Liga Mx Femenil, el Apertura 2017 el periódico Vanguardia publicó el 5 de septiembre de 2017 una nota donde se podía leer:

La Liga Femenil MX inició este año en México con grandes encuentros y poco a poco comienza a tomar adeptos. Pero no todo se trata de buen futbol y aquí te presentamos a las jugadoras más guapas del torneo (20).

Durante el Clausura 2018 volvió a salir una nota donde Norma Palafox fue la protagonista, la nota salió el 21 de febrero de 2018 en el periódico Vanguardia y donde decía:

Norma Palafox sigue demostrando que es una de las jugadoras más populares en la Liga MX Femenil y se ha robado el corazón de más de uno. Durante el juego entre Chivas y León, en el Camp Nou, un aficionado sorprendió a la jugadora con un ramo de rosas, que recibió gracias al cuerpo técnico del Rebaño (21).

La invasión del espacio público se permite siempre y cuando no existan otras trasgresiones, es decir, mientras las jugadoras cumplan con los mandatos de la heteronormatividad y la feminidad, es decir, mientras sean “mujeres verdaderas” y para ser una mujer “verdadera”, no basta, tal y como apunta Beauvoir, con ser heterosexual o madre, porque “la mujer verdadera” es un constructo irreal, fabricado por la sociedad sino que también se deben cumplir con “sus pretendidos «instintos» de coquetería, de docilidad, (que) le son insuflados del mismo modo que al hombre el orgullo fálico” (3). De transgredirse también este constructo, entonces vendrá el rechazo y la burla, tal y como sucedió con la fisicoculturista Bev Francis [g] y las deportistas Alexa Moreno, Guendalina Sartori y Joana Heidrich [h], quienes fueron juzgadas por sus cuerpos y no por su destreza en el deporte que desempeñan. Tal y como apunta Claudia Pedraza:

Con diferentes contextos, causas y protagonistas, estos casos presentan un mismo trasfondo: el derecho de juzgar el cuerpo de las mujeres en función de cierto modelo de feminidad. Tenemos una idea de cómo “debe ser” la figura femenina, alimentada por los medios de comunicación, la publicidad, el arte, la escuela y muchas otras instituciones sociales. Y en función de este ideal, las mujeres reciben una valoración (22).

Este “derecho” a juzgar el cuerpo de las mujeres está relacionado con la objetivación del mismo, el cuerpo femenino es de otros y para otros y por ello, esos otros son legitimados por la cultura para convertirse en jueces. El cuerpo de las mujeres es moldeado, apresado, mutilado, etc., para cumplir los cánones establecidos por aquellos que le consumirán. La concepción del cuerpo femenino como impuro, incompleto o imperfecto, carente de contención y de límites, productor de suciedad y polución, fundamentan esta búsqueda de contención y regulación, como apunta Lynda Nead una regulación mágica del cuerpo de las mujeres contiene momentáneamente los orificios y rasgaduras.

Dentro de esta estética, “grasa” es exceso, materia de más. Es una frontera falsa, algo que es adicional al verdadero marco del cuerpo y que precisa ser arrancado. Las categorías “gordo” y “delgado” no son innatas y no poseen significados intrínsecos; por el contrario, han sido constituidas socialmente, al mismo tiempo que las definiciones de perfección y belleza (23).

De ese “derecho” a juzgar públicamente el cuerpo de las mujeres deriva la persistencia de este juicio dentro del discurso periodístico. En la década de los setentas del siglo pasado, el discurso periodístico no se refería a las jugadoras como deportistas, evitando en todo momento reconocerlas como profesionales en este deporte, utilizaban sustantivos que visibilizaban la poca credibilidad que le daban a las mujeres que integraban el equipo. De este modo se referían a ellas como: “las muchachas”, “las chicas”, “las damitas”. La principal preocupación no giró en torno al desempeño de las jugadoras sino en torno a su estatura, porque las mexicanas no podrían intercambiar playeras con las extranjeras puesto que estas últimas eran altas y bonitas (8).

Tal como se observa en apartados anteriores, aunque para 2017, los medios se centraron un poco más en la denuncia de las condiciones laborales de las jugadoras, no faltaron las notas que exacerbaban la  belleza de las deportistas, antes que el talento, así como críticas radicales al cuerpo de grandes atletas, incluso olímpicas, cuya apariencia no se ajusta al modelo de belleza occidental. Otro aspecto que resalta, es que aún se refieren a las jugadoras como “las jóvenes” o “las damas” y se hace constante hincapié en su juventud.

El 25 de noviembre de 2017 salió una nota donde se comparó el trabajo que hizo Norma Palafox durante el torneo con el trabajo de sus homólogos masculinos, siendo ella la más productiva. El diario Milenio es quien publicó esta nota y en las últimas líneas destaca la siguiente frase:

En un torneo en el que el Rebaño (sic) masculino no consiguió ni el pase a la Liguilla, la categoría de damas les puso el ejemplo y la goleadora hizo lo propio a sus similares (24).

El 8 de marzo de 2018 el diario Contramuro sacó una nota donde se recalcaba que las desigualdades entre hombres y mujeres prevalecen hasta el segundo torneo de la Liga Mx Femenil, un fragmento que destaca es:

Las jóvenes mexicanas [i] que forman parte del proyecto llamado Liga MX Femenil juegan con más ilusión y pasión que por ser una actividad bien remunerada.Las jóvenes que forman parte de este proyecto aceptan formar parte de éste buscando una posterior gloria deportiva (25).

Y es que, cómo no centrarse en esa característica en específico, ese cuerpo de otros y para otros, cuando el cuerpo de las mujeres tiene prohibido envejecer o enfermar, siguiendo a Beauvoir:

“…el hombre no se contenta con hallar en su compañera órganos sexuales complementarios de los suyos. Es preciso que encarne el maravilloso florecimiento de la vida y que, al mismo tiempo, disimule sus turbios misterios. Así, pues, se le pedirá, antes que nada, juventud y salud, porque, al estrechar entre sus brazos algo vivo, el hombre no puede extasiarse con ello si no olvida que toda vida está habitada por la muerte” (3).

De ahí que una de las condiciones de contratos que denunció la Jornada, las jugadoras deben permanecer bellas en la cancha, en todo momento. De ocurrir lo contrario, los marcos y modelos con los que la cultura hegemónica somete el cuerpo se disolverían, y el espectáculo “dejaría de vender”.

 

 

Conclusiones

Finalmente, 48 años han pasado desde que las mujeres lograron el derecho a practicar uno de los deportes más populares en el mundo: el futbol. En los torneos de 1970 y 1971, aunque las deportistas hicieron un excelente papel apenas figuraron en los medios mexicanos y en los discursos de las autoridades en este deporte. Poco obtuvieron las jugadoras de ese entonces, no hubo salarios, premios o becas, tampoco se les reconoció como profesionales, ni siquiera como semi profesionales, porque hacerlo, hubiese significado que tenían que pagarles, pero, sobre todo, permitirles jugar y darles espacios para entrenar, recursos, etc.; significaba cambiar el orden del mundo, por ello, fue más fácil desaparecer el equipo y darle carpetazo al asunto por casi cinco décadas.

De allí que, casi medio siglo después, se creó la Liga MX Femenil, con el objetivo explícito de brindar un espacio para las mujeres mexicanas que quieren ser profesionales del futbol; implícitamente, se hacía lo políticamente correcto para evitar las críticas y la presión social ante las políticas de un deporte, que, a vistas claras, sigue siendo marcado por la cultura hetero-hegemónica normativa que predomina en la sociedad mexicana. 

Públicamente la liga significó apertura, igualdad de oportunidades, etc., no obstante en el interior, tal y como se observó en el desarrollo de este trabajo, sigue presente la mirada misógina, la violencia económica y simbólica que implica el pago de sueldos sumamente bajos en comparación con los que reciben los hombres, la creencia de que a las mujeres les basta con el reconocimiento y las alabanzas pero no requieren recursos económicos propios; el control del cuerpo de las jugadoras como objeto sexual que se oferta al espectador antes que el talento.

A 48 años del primer mundial de futbol, las deudas siguen siendo las mismas. En muchos casos, aún se les niega el título de deportistas, se les llama muchachas, jóvenes o damas y, sobre todo, al no pagárseles lo justo por su trabajo, se reitera la desigualdad y la discriminación. Vale la pena preguntarse, ¿qué políticas públicas pueden contra la cultura naturalizada en general y, en particular, en un ámbito como el deporte?, ¿de qué manera incorporar a las mujeres en condiciones de igualdad real y no aparente?

La Liga MX Femenil es un espacio para que las mujeres destaquen en el ámbito profesional del futbol, sin embargo, en sus políticas de contratación, y en el discurso del espectador aún falta mucho para que se logre un trato justo para las jugadoras. Por otro, las normativas para erradicar las brechas y la violencia de género, están lejos de ser aplicadas en el ámbito deportivo, quizás porque se considera un ámbito de entretenimiento y de menor importancia que el político, aunque hay que recordar que en el concepto de empoderamiento femenino y en las bases de la equidad de género, no sólo se contempla la participación política, sino en general, la disminución de todas las brechas, entre las que se encuentran las salariales y culturales.
 

Notas

[a] También es conocido como Primer Campeonato Mundial Femenil de Fútbol.
[b] En aquella ocasión las mexicanas obtuvieron el tercer lugar tras vencer a Inglaterra 3-2
[c] Las mexicanas llegaron a la final del II Campeonato Mundial Femenil de Futbol, misma que perdieron ante Dinamarca 3-0.
[d] Este torneo es el primero en México de futbol femenil profesional en el país.
[e] Regla que únicamente se aplicó en el caso de la liga femenil porque en la varonil, alrededor del sesenta por ciento de los jugadores son extranjeros. Cabe mencionar, que recientemente se contrató a Diego Armando Maradona para dirigir el equipo de Dorados de segunda división, esta contratación derivó en la inclusión de su novia, Rocío Oliva en el equipo femenil de esta escuadra, convirtiéndose así, en la primera extranjera en incluirse en la liga mexicana, aunque su participación se dará únicamente en un partido amistoso ante Zacatepec. Si bien la jugadora tiene experiencia en el futbol argentino su inclusión en el fútbol mexicano femenil se debió más al reconocimiento de su pareja que al de sus habilidades deportivas. (32)
[f] La diferencia salarial entre jugadoras y jugadores de futbol profesional podría justificarse: se debe a que las primeras no se han consolidado como producto en el medio, debido a la juventud de la liga Mx femenil. Sin embargo, en países como Estados Unidos y Brasil cuya trayectoria en el futbol femenil es menos reciente y cuenta con más apertura entre los directivos y el público, las condiciones de trabajo y salariales son muy similares a las mexicanas, en este sentido la jugadora brasileña mejor pagada, Marta Vieira Da Silva gana 317,000 dólares al año lo que equivale a 6,017,078.44 pesos mexicanos; mientras que jugadora estrella estadounidense Alex Morgan alcanza un sueldo de 3,000,000 lo que sigue acusando una diferencia radical entre sus sueldos y los del jugador mexicano Oribe Peralta, aunque ambas han participado en comerciales de diversas marcas, Morgan estrenó reciente una película biográfica y Vieira Da Silva ha ganado cinco veces consecutivas el FIFA World Player (2006, 2007, 2008, 2009 y 2010), y una ocasión el Premio The Best FIFA (2018) y se desempeña como Embajadora de buena voluntad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para mujeres y niñas en el deporte. (31)En 2015 la Selección Femenil de Estados Unidos ganó la Copa Mundial Femenina Canadá 2015, con dicho premio las jugadoras le dieron a ganar a la federación 16 millones de dólares, mientras que los hombres sólo le generaron pérdidas. Las jugadoras, al haber ganado el campeonato y romper récords de audiencia, y atraer la atención de los espectadores, incluso más que el beisbol o el basquetbol, reciben un premio que se diferencia con sus homólogos masculinos de entre un veintiocho y sesenta por ciento. (33)
[g] Bev Francis participó en 1983 en lo que en su momento fue considerado el concurso más importante de fisicoculturismo, la Copa del Mundo Caesars; pese a que el objetivo del concurso era evaluar el desarrollo muscular, el marcaje del mismo y las poses que resaltan la musculatura, los jueces evaluaron el aspecto femenino de las concursantes, de este modo, aunque Bev Francis cumplió con todos los estándares de este deporte y dejaba atrás a otras concursantes, se le dio el triunfo a Rachel McLish, una ex animadora texana que destacaba por su belleza y porque su musculatura era mucho menos desarrollada y no creaba una confusión de géneros (29).
[h] Alexa Moreno es una gimnasta mexicana en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Sartori es parte del equipo italiano de tiro con arco que peleó por la medalla de bronce. Heidrich es una de las integrantes de la dupla suiza de voleibol de playa. La actuación de Alexa Moreno desató una serie de reacciones en redes sociales, totalmente opuestas, centradas en su figura. La gimnasta se convirtió en tendencia en twitter tras su participación en el all around: abundaron los memes, burlas y críticas que relacionaban sus “malos” resultados con su supuesto sobrepeso. “Alexa Moreno tiene el cuerpo de dos gimnastas juntas”, decía uno de los tuits menos hirientes.
En Italia el editor del diario Quotidiano Sportivo fue despedido. La razón: “un trío de gorditas que rozaron el milagro olímpico”. Con esa frase decidió encabezar la noticia acerca del equipo italiano de tiro con arco, que perdió el duelo por la medalla de bronce frente a Taipei. Guendalina Sartori, junto con Lucilla Boari y Claudia Mandia consiguieron un resultado histórico para Italia en esta disciplina, pero para el periódico lo sorprendente era el aspecto físico de las arqueras: las “gorditas” usualmente no consiguen esos resultados.
Justo en los días que Moreno y Sartori, en distintos países y con distintos resultados, eran criticadas por su cuerpo, Joana Heidrich, conquistaba la medalla de oro en “el corazón de los aficionados”. Esto era lo que se decía en las redes sociales mientras la suiza, junto con su compañera Nadine Zumkehr disputaba el pase a semifinales contra Brasil en el voleibol de playa. Durante la transmisión del partido por ESPN Latinoamérica, uno de los comentaristas hizo reiteradas alusiones a la belleza de la pareja suiza, escudado en la “picardía” que se permite en las narraciones deportivas. Y ante la inminente derrota de la pareja europea, comenzó a promover el hashtag #todossomosSuiza, que rápidamente se volvió tendencia. “Si  ellas pierden, nosotros también porque ya no las vamos a ver” decía uno de los miles de usuarios que anhelaban el triunfo de Hedrich y Zumkehr por una simple razón: para seguir deleitándose las pupilas (22).
[i] Si bien, el término “jóvenes mexicanas” no parece peyorativo es importante mencionar que en el caso de los hombres no es utilizado en el discurso periodístico, ni en la década de los setenta, ni en la actualidad, cuando se habla de los deportistas, no se les califica por su edad sino como futbolistas o jugadores. Xochitl Sen Santos, quien ha analizado el discurso periodístico en la década de los 70’s, hace referencia a los términos que se les dio en ese tiempo a las mujeres que se dedicaban a jugar futbol: las chicas, las damas, las señoritas, términos que se relacionaban más con una posición inferior, que requería tutela, representaba inexperiencia y la falta de profesionalidad de las jugadoras, lo que se aprovechaba para calificarlas de amateurs, denominación que justificó que no percibieran salarios (9). Este argumento se reitera 48 años después, cuando José Luis Higuera, director deportivo del Chivas, tras haber obtenido el título de campeonas de la liga MX Femenil, 2017, declaró para ESPN “… no tenemos que hablar de dinero…no contaminarlas… el premio es este, que se sientan queridas y alabadas” (17).  Ahora bien, en el caso de las jugadoras, lo más importante para los medios, es su belleza y no sus habilidades, en el caso de la Liga Mx Femenil, el club Pachuca en su publicidad utiliza a Nailea Vidrio, quien es la jugadora que cumple con los cánones de belleza que “debería” tener una mujer, pese a que juega únicamente cada ocho partidos. Incluso en el mismo contrato de las jugadoras dice que ellas se tienen que mostrarse femeninas (11).
 
 

Referencias

1. Butler, Judith. Lenguaje, poder e identidad. España : Síntesis, 1997.
2. Lagarde, Marcela. Los cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, puttas, presas y locas. México : Siglo XXI, 2014.
3. Beauvoir, Simone. El segundo sexo. Buenos Aires : Siglo Veinte, 2006. 8437622336.
4. Lerner, Gerda. La creación del patriarcado. Barcelona: Novagrafik, 1990.
5. Pedraza, Claudia. Fuera de lugar: la representación social del futbol femenil en el discurso de la televisión. Tesis para obtener el grado de maestra en comunicación. UNAM, FCPyS. . México: [s.n.], 1 de agosto de 2008.
6. Fragilidad y debilidad como elementos fundamentales del estereotipo tradicional femenino. Boch, Fiol, Esperanza y Ferrer, Pérez, Victoria. 2, España: Universidad de Alicante, 2003. 1696-8166.
7. Gayle, Rubin. Tráfico de mujeres. Notas sobre la economía política del sexo. [aut. libro] Marta Lamas (compiladora). El género, la construcción cultural de la diferencia sexual. México : Porrúa, 2013.
8. Carreño, Maritza. biblioteca digital UNAM. Futbol femenil en Mexico 1969-1971 [tesis]. México, 2006 (Universidad Nacional Autónoma de México).
9. Sen, Xochilt. Las atletas mexicanas en la prensa especializada en hechos noticiosos de la historia del deporte. [audio MP3] Pachuca, Hidalgo : s.n., 2017.
10. Ibarra, Marisol. Marca Claro. [en línea] 25 de julio de 2017. http://www.marca.com/claro-mx/futbol/futbol-femenil/2017/07/26/59775708468aeb18478b4617.html. [consulta: 30 junio 2018]
11. Santos, Marlene. La Jornada. [en línea] 24 de julio de 2017. http://www.jornada.unam.mx/2017/07/24/opinion/a04o1dep. [consulta: 28 junio 2018]
12. Lamas, Marta. CONAPO. La perspectiva de género [en línea] 1996. http://www.dgespe.sep.gob.mx/public/genero/PDF/LECTURAS/S_01_13_La%20perspectiva%20de%20g%C3%A9nero.pdf
13. Cambios de género y discriminación laboral en el sector financiero colombiano. El caso de. Ortega, Magda. 3, Colombia : Asociación de Antropólogos Iberoamericanos en Red, agosto-diciembre de 2006, AIBR. Revista de Antropología Iberoamericana, Vol. 1, p. 526-547, 1695-9752.
14. Economía y género. Castaño, Collado, Cecilia. 32, Madrid : Universidad Complutense de Madrid, 1999, Política y Sociedad, págs. 23-42. 1130-8001.
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22. Pedraza, Claudia. Diosas Olímpicas. Cuando los cuerpos no ganan medallas. [en línea] 17 de agosto de 2016 [consulta: 12 julio 2018.] http://diosasolimpicas.com/2016/08/cuando-los-cuerpos-no-consiguen-medalla/.
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