Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales
ISSN 1669-1555
Volumen 17, nº 1 (2019)

Las encrucijadas teórico-clínicas en el contexto de la investigación psicoanalítica
por Horacio N. Rotemberg

Médico especialista en psiquiatría. Psicoanalista, Buenos Aires.

hnrotemberg@yahoo.com.ar

 
 
Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum. Cienc. Soc. 2019; 17(1). Disponible en internet:
http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v17_n1_07.htm
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Resumen

Este texto toma como objeto de reflexión la diversidad de las modalidades de formalización conceptual presentes en aquellos procedimientos de investigación relacionados con una perspectiva psicoanalítica. Parte del reconocimiento de la multiplicidad de sentidos que las diversas escuelas de pensamiento psicoanalítico han aportado a la doxa psicoanalítica. Dicha diversidad requiere de un consecuente trabajo meta analítico de articulación, delimitación, intersección, conjunción de estas disímiles corrientes de pensamiento. La tarea de indagación meta analítica puede ayudar a delimitar un camino que oriente dentro de lo que podemos denominar como un laberinto multi céntrico teórico. Concomitantemente la tarea meta analítica puede delinear en la mente del analista practicante un derrotero que favorezca la orientación terapéutica dentro de cada experiencia clínica específica. Este derrotero, si se instala, puede ayudar a resignificar exitosamente la diversidad de sentidos subjetivos singulares que circulan dentro de cada intercambio clínico y promover intervenciones terapéuticas acordes a dicha diversidad.

Palabras clave: investigación, metaanálisis, diversidad teórica, subjetividad.
 

Theoretical-clinical crossroads in the context of psychoanalytic research

Abstract

This text takes as object of reflection the diversity of the modalities of conceptual formalization present in those research procedures related to a psychoanalytic perspective. Its starting point is the recognition of the multiplicity of meanings that the different schools of psychoanalytic thinking have contributed to the psychoanalytic doxa.
This diversity requires a consequent meta-analytic work of articulation, delimitation, intersection and conjunction of these dissimilar schools of thought. The task of meta-analytic inquiry can help to delimit a path that leads into what we can call a theoretical multi-centric labyrinth. Concomitantly, the meta-analytic task can delineate in the mind of the practicing analyst a path that favors the therapeutic orientation within each specific clinical experience. This course of action can successfully resignify the diversity of singular subjective senses that circulate within each clinical exchange and promote therapeutic interventions in accordance with said diversity

Keywords: research, meta-analysis, theoretical diversity, subjectivity.
 
 
Las encrucijadas teórico-clínicas en el contexto de la investigación psicoanalítica*

(*Este texto surge a partir de la creación
de la Dra. Coria de un espacio de producción
conceptual por ella denominado
“El método en su laberinto”.)

 

A) Apostillas sobre investigación, subjetividad y práctica psicoanalítica

 A modo de introducción se puede afirmar que el psicoanálisis, en su específica articulación con la lingüística, rastrea el sentido que poseen las palabras en el plano de la comunicación humana. Reconoce tanto el valor aquilatado de aquellas palabras que adquieren en su uso un sentido estricto, libre de ambigüedades, como el de aquellas que en la cotidianeidad de los intercambios son capaces de dar lugar a un sinnúmero de sentidos.  En el espacio académico, aunque determinadas palabras se impongan como garantes de un saber establecido, esas mismas palabras pueden terminar coaguladas en sus alcances o desdibujadas en su significación en los intercambios rutinarios dentro de ese mismo espacio. Estas últimas contingencias avalan el dicho “a las palabras se las lleva el viento” y explican la babelización de diálogos supuestamente científicos en lenguajes devenidos  incontrastables por lo cerrados.

Método y laberinto son dos palabras con historia en el plano científico y en el cultural. La primera como referente de un sistema de razonamientos que convalida los resultados de determinados procedimientos. La segunda como significante de espacios complejos en su constitución, recorrido y significación. Ambos términos pueden ser captados y descifrados a través de diversos caminos reflexivos.

La conformación de la particular estructura de un laberinto puede ser unicéntrica o multicéntrica, dos alternativas que promueven, cada una de ellas, más de una significación. El centro único puede simbolizar un corazón epifánico, la prisión imaginaria de un monstruo mitad humano mitad bestia o, en lo real de su construcción, contener un cebo que atraiga a la presa buscada. Las referencias literarias de los laberintos los muestran como  escenarios de juegos eróticos y de encuentros furtivos (los objetos que allí circulan son objetos de deseo)  y como referencia de espacios-trampa en los que la muerte acecha al enemigo o al intruso que osa profanarlos (las presas en este tipo de sistema poseen un valor ominoso a conjurar).
Los laberintos multicéntricos dan lugar a recorridos con encuentros<>desencuentros diversos y no necesariamente fallidos.

Cada estación posible es continente y contingencia de determinada experiencia. El explorar el conjunto estimula el reconocimiento de lo diverso como base del conocimiento. En estos laberintos el extravío no significa necesariamente una pérdida del rumbo, si bien ésta es una alternativa posible. El desvío puede significar también enriquecimiento vivencial, es decir, un descubrimiento novedoso de algo totalmente inesperado.

Así como la palabra laberinto ha llegado a ser en una de sus acepciones sinónimo de confusión, desde esta otra perspectiva puede ser metáfora de diversidad aún cuando lo diverso, en alguna de sus implicancias, y en especial para mentalidades unicéntricas, es factor causal de rechazo o confusión.

El camino epistémico propio de un método de exploración<> investigación de lo laberíntico puede tener más de un sentido. Para transitarlo apropiadamente es necesario partir desde una cierta configuración de la realidad que se desea reconocer, de una intuición previa que incluya la incertidumbre necesaria que permita un recorrido sostenido por el asombro y que este asombro sea acompañado por el beneplácito de encontrar aquello que se expresa más allá de cualquier expectativa y por fuera de criterios de verdad preestablecidos.

Cada disciplina define su método de abordaje en función de lo real que desea delimitar. En el psicoanálisis existen ciertas pautas que configuran un método de abordaje de su objeto de estudio (el devenir subjetivo singular y sus vicisitudes desde el basamento inconsciente que lo sostiene). Estas pautas  convierten al psicoanálisis en una disciplina reflexiva cuya base es la  investigación. Para el analista su código de procesamiento interpretativo<>investigativo incluye: a la Atención Flotante, para hallar sentidos más que para buscarlos; a la Abstinencia, en el predicar, convencer y juzgar y un estado mental Sin Memoria ni Deseo para que ningún factor perturbe la captación de aquello no esperado que irrumpe en el intercambio psicoanalítico.

Para el analizando los referentes funcionales que sostienen la propia investigación sobre sí mismo son: la Asociación Libre, como reaseguro de una libertad discursiva que se transforme en una apertura a la resignificación y la  Abstinencia, para que el actuar no ocupe el lugar del pensamiento reflexivo.

Dos veces abstinencia, para el analista y para el analizando. Es un modo de poner en suspenso “el hacer” en pos de transitar un recorrido comprensivo que modifique paulatinamente la capacidad de pensar sobre los obstáculos que impiden pensar. A partir de este logro se podrá actuar en lo cotidiano desde  una ética del bien hacer. Este derrotero implica a la dupla analista<> analizando en un trabajo mancomunado y comprometido.

Esa es la “magia” del psicoanálisis: convocar a dos sujetos dispuestos a una tarea conjunta de investigación de los padecimientos histórico-inconscientes del analizando en función del encuentro de éste con una mente receptiva, reflexiva, abierta a la pregunta tal como lo propone el analista. Este método se sostiene en un contexto de trabajo analítico sostenido por una dimensión transferencial<>contratransferencial. Esta dimensión le facilita a la dupla psicoanalítica el hallazgo de caminos concurrentes dentro del laberinto discursivo a explorar. Este laberinto expresa un espacio mental multicéntrico atravesado por el Inconsciente Tópico, topos que sobre determina a la pareja analítica y subyace en cada uno de sus intercambios relacionales. 

El psicoanálisis deviene entonces un método de investigación acorde a ese particular laberinto de lo mental signado por la tópica Inconsciente. Este laberinto, tributario de lo representacional Inconsciente, deviene así objeto de indagación.

Este proceso le permite al sujeto reposicionarse ante  aquellas manifestaciones del entramado laberíntico que lo aprisionan dándoles un giro creativo-libertario cuando eso es posible o tolerándolas piadosamente cuando no lo es.
 

B) Psicoanálisis y metaanálisis

La diversidad dentro de la producción teórica del psicoanálisis ha dado origen a una variedad de conjuntos conceptuales referidos a una misma problemática: el funcionamiento mental y su basamento inconsciente. Estos conjuntos, desde un punto de vista lógico, están compuestos de diversos elementos cuyo modo de articulación intenta dar cuenta de las leyes de expresión fenoménica. Las diversas teorías buscan establecer una correspondencia entre aquello manifiesto, que se reitera a lo largo del tiempo, y la estructura que le confiere sentido.

En los procesos teorizantes se va cercando lo incognoscible promoviendo su inclusión en ciertas redes comprensivas que, en la medida que la correspondencia establecida sea genuina, siempre van a despertar frente a su encuentro la emoción de lo verdadero.

En nuestro medio esta variedad de conjuntos conceptuales son motivo frecuente de controversias, enfrentamientos y malos entendidos entre las llamadas escuelas teóricas. Esta dinámica desconoce la fuerza y belleza comprensiva que emana de las diversas fuentes y supone que sólo ciertas formulaciones lógicas pueden sostener el conocimiento y “convalidarlo”. Otra posición también observable ante la diversidad, posición a mi entender tan esterilizante como la anterior, es la de postular que hay una dimensión inconmensurable entre las diversas producciones. Esta postura incita a evitar la discusión y, como consecuencia, impide el intercambio. La teoría de los conjuntos puede ayudar a zanjar esta dicotomía.

Esta dimensión matemática es instrumentada en diversas disciplinas humanísticas (lingüística, antropología, sociología). Un autor que se ha ocupado de esta problemática es Gilles Deleuze. Este autor cuestiona la tendencia a subrayar el aspecto negativo en la contraposición de conjuntos, motor de una dialéctica donde se subsume finalmente lo negativo en una nueva positividad. Para Deleuze las diferencias se afirman en positividades coexistentes en los conjuntos y entre los conjuntos, que no se anulan ni se subsumen mutuamente. Vice dicen (referencia a Leibnitz) aspectos diferentes, marcan diferencias. En ese sentido las distintas formulaciones psicoanalíticas aplicadas sobre el mismo objeto de conocimiento pueden integrarse sobre un conjunto ampliado que integre y vice diga. Este nuevo conjunto incluye los contrastes, las diferencias, como alternativas posibles dentro de su dinámica.

Las operaciones lógicas que relacionan conjuntos son de unión e intersección. Producen sumatoria y homogenización, esto último en función de los elementos comunes presentes en cada conjunto por separado. Las formulaciones psicoanalíticas, en la medida que incluyen juicios lógicos, también están sujetas a las operaciones de conjunción y disyunción, lo que permite establecer una correspondencia más apropiada, no ya entre conjuntos diversos, sino con las diferencias captadas en el estudio de las manifestaciones de su objeto de discernimiento: el inconsciente.

En la disciplina psicoanalítica esta sucesiva y constante construcción conceptual  en su doble movimiento de captación de las manifestaciones emergentes del Inconsciente y la remodelación del conjunto teórico explicativo está explícitamente presente en los escritos freudianos.

Freud, en concordancia y en paralelo con los cambios cruciales que se daban en el terreno de las matemáticas y de la lógica de su época, funda su disciplina sobre una concepción metapsicológica claramente conjuntista, es decir, estructural.
La diversidad tópica y sus interrelaciones, en conjunción con la intensidad de lo que por ella circula, permite la elaboración de sucesivos modelos comprensivos de lo psíquico y sus manifestaciones.

Esta tradición freudiana es retomada por diversos autores post freudianos.  

En Bion y en Lacan, particularmente, el pensamiento matemático juega un papel destacado.
La tabla bioniana conjuga dos coordenadas cuya intersección promueve una categoría comprensiva que enlaza estado estructural y función. Los diversos estados de la mente surgen en correspondencia a estos disímiles referentes estructurales.

El grafo lacaniano se sustenta en la topología para dar cuenta de las relaciones que condicionan el espacio subjetivo y  la particular circulación que en este espacio se establece entre lo interior y lo exterior. Los distintos factores que componen dicho espacio conjugan sentido de acuerdo a los lugares sobre los que éstos inciden.

En estos dos autores, no obstante, hay un sesgo diferencial en sus construcciones teóricas. Se puede decir que el eje conceptual bioniano se asienta fundamentalmente en el plano de lo emocional en tanto que el lacaniano hace énfasis, al menos en un primer período de su teorización, en el papel del significante dentro de  la estructura psíquica.

El punto de partida de este sesgo diferencial en estos autores se puede rastrear en la concepción freudiana del afecto y del representante representativo como las dos caras de la expresión pulsional en lo psíquico. Esta base metapsicológica freudiana facilita la suplementación de las construcciones teóricas bioniana y lacaniana. En el último tramo de su teorización, el mismo Lacan busco integrar lo simbólico y lo imaginario en su articulación y delimitación con<> de lo real.

 

C) Correlación interteórica

Me interesa dar algún ejemplo de correlación interteórica. Espero que en el mismo se pueda observar el proceso de transformación conceptual que se genera en la doxa psicoanalítica en su conjunto con respecto a la comprensión de la dinámica psíquica. Esta transformación incide sobre las bases teóricas previas modificándolas en sus alcances. Esta transformación genera  un movimiento de suplementación conceptual que amplia los límites comprensivos de lo estipulado inicialmente.

Susan Isaac, en su aporte a la configuración de las ideas kleinianas, definió a la fantasía inconsciente como el correlato del instinto. Esta aserción implica una psique con contenidos representacionales fantaseados d´amblé, anteriores a la experiencia, que expresa configuraciones mentales complejas por el solo influjo instintivo. Esta concepción dio lugar, en las producciones de algunos representantes de la llamada escuela inglesa, a la postulación de la existencia de primigenias fantasías de órgano y promovió, como parte constitutiva fundamental del bagaje técnico de una época, la sistemática interpretación dentro de los procesos analíticos de este tipo de fantasías inconcientes.

Bion, lúcido emergente de la escuela inglesa, al postular en la configuración psíquica un proceso de sucesivas transformaciones estructurales mediadas por la realización vincular de determinadas disposiciones cambia radicalmente la postura anterior. Dentro de la disposición estructural bioniana la fantasía inconsciente se incluye en la tabla (recurso comprensivo meta analítico por él construido)a partir de la hilera C, la de los pensamientos oníricos-sueños-mitos. Su epigénesis estructural se asienta en una apropiada metabolización previa de los elementos beta (tensión disruptiva sin significación que la contenga) con la consecuente instalación psíquica de los elementos alfa y de las unidades de sentido que estos representan. La concepción bioniana retoma el valor que la tradición freudiana le otorga al aprendizaje por la experiencia. En Freud las experiencias de satisfacción y de dolor modelan lo psíquico inscribiendo a la pulsión a través de sus representantes, dándole un lugar a la fantasía dentro de los procesos de construcción del pensamiento. La fantasía, reserva ecológica del principio de placer, son engramas que  operan en una psique tópicamente delimitada, en la que la representación de objeto ha integrado la de cosa y palabra y en este proceso de integración se ha instaurado el principio de realidad. Este movimiento constitutivo permite, en el contexto analítico, utilizar a la interpretación como herramienta en la búsqueda de nuevos sentidos que el sujeto puede reconocer como propios por el funcionamiento de una conciencia con capacidad reflexiva.

Bion, en su propio desarrollo conceptual, intersecta<> se homologa  al freudiano. Para Bion es necesaria una digestión apropiada de la experiencia para que los elementos alfa posibiliten, fantasía mediante, la instauración de los procesos de pensamiento. El objeto, en su función vinculante instituyente inicial,  posibilita un proceso de introyección promotor del desarrollo psíquico. Si en este proceso se produce un resultado fallido el mismo puede instalar en la psique un remedo de objeto, el así llamado por Bion objeto bizarro. Este objeto es un objeto desvitalizado y desvitalizante, incapaz de promover los procesos básicos de integración que generen el  tipo de pensamiento capaz de procesar mentalmente la frustración. En este tipo de pensamiento no hay fantasía subyacente, impera la tendencia a la actuación evacuante.

Estos aportes bionianos delinean teóricamente diversas realidades estructurales, las que promueven distintas manifestaciones clínicas. Desde esta perspectiva la posibilidad de operar interpretativamente con las fantasías sólo está presente en determinada configuración estructural. El trabajo clínico, en el contacto con el objeto empírico, promueve la construcción de modelos estructurales que incluyen ciclos de transformaciones sistémicas diferentes. La experiencia clínica bioniana se nutre y remoza a la teoría freudiana y re encausa a la perspectiva kleiniana.

A modo de conclusión se puede plantear que la teorización surgida de la experiencia facilita correlacionar los modelos resultantes más allá de la supuesta adscripción a cualquier escuela teórica.

 
 

Referencias

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Deleuze, G. (1989) Lógica del sentido Barcelona Paidós. 

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Isaacs, S. (1971) Naturaleza y función de la fantasía En: H. Friedenthal (Traduc.) Desarrollos en psicoanálisis (pp. 73-115). Buenos Aires: Horme.

Miller, J.A. (2018) Del síntoma al fantasma. Y retorno Buenos Aires Paidós. 

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Rotemberg, H. (1999) Estructuras psicopatológicas e identidad. San Luis, Argentina: Nueva Editorial Universitaria.

Rotemberg, H. (2008) Estructuración de la subjetividad. Buenos Aires Ediciones del Signo.  

 
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