| Proyecto Brasilia: mapeando una mirada interdisciplinar en coordenadas de ingeniería social | 
         
        
          | Sonia I. Sanahuja | 
         
        
          sonia.sanahuja@gmail.com   | 
         
        
          | Luis Fernando Mondragón Heredia | 
         
        
          ferchmond.photography@gmail.com   | 
         
        
          | Alexandro Arévalo Oros | 
         
        
          adanielao99@gmail.com   | 
         
        
           | Elizabeth Citalán Zaragoza | 
         
        
          elicitalanz@gmail.com   | 
         
        
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           Universidad Latina de  América  | 
         
        
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          Para citar este    artículo: Rev. Arg. Hum. Cienc. Soc. 2020; 18(1). Disponible en    internet: 
                    http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v18_n2_01.htm   | 
         
        
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          Resumen | 
         
        
          En este artículo se aborda una práctica  formativa, realizada en el marco de la asignatura Ingeniería Social, ubicada en  el plan de estudios de los últimos semestres de la licenciatura en Ciencias de  la Comunicación, impartida en la Universidad Latina de América (Morelia,  Michoacán). Se trata de un ejercicio, en el cual se propuso abordar el caso  Brasilia, con los siguientes objetivos: a) generar una mirada crítica que  permita articular herramientas teóricas y operativas integradas en los  contenidos de la asignatura, acerca del caso seleccionado; b) revisar  cuestiones básicas de una propuesta interdisciplinar, desde el abordaje de  dicho caso de análisis y, finalmente, c) integrar ambos procesos a una  reflexión general sobre la intervención, el involucramiento y la reflexividad  del investigador, en tanto aspectos relativos a su posicionamiento  epistemológico, su capacidad de construcción de “objetos de estudio” desde  múltiples dimensiones conceptuales, empíricas y de análisis y sus propuestas de  intervención/abordaje. Se partió un supuesto de base vinculado a la idea de que  dicho proyecto de ciudad, estuvo precedido por algunas prácticas asimilables a  las que integran un proceso de investigación, lo cual formó parte de una  especie de analogía ficcional como recurso pedagógico. 
                  Palabras clave: interdisciplinariedad, investigación,  posicionamiento epistemológico, ingeniería social.  | 
         
        
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          Abstract | 
         
        
          This article explores a formative practice,  aproached within the framework of the Social Engineering course, placed it in  the studies program of  the last semesters of the major in Communication Sciences at the “Universidad  Latina de América” (Morelia, Michoacán). This exercise aims to address the  Brasilia case with the following objectives: a) Generate a critical view that  allows articulate teoric and operative tools, integrated into the topics of the  course, related to the case that was select. b) Review basic aspects of an  interdisciplinary proposal, since the approach of a particular subject of  analysis and, finally. c) Integrate both processes into a general reflection  about the intervention, the involvement and the reflexivity of the researcher,  as relative aspects to their epistemological positioning, their ability to  construct “study objects” from multiple dimensions: conceptual, empirical and  analytical, and from their intervention/approach proposals. This paper started  from the basic assumption link with the idea that the city project preceded by  some assimilable practices, which integrate an investigation process and it was  part of a kind of a fictional analogy as a pedagogical resource. 
                  Key    words:interdisciplinarity, research, epistemological  positioning, social engineering.  | 
         
        
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          Introducción | 
         
        
        
          En este artículo se dispone para la reflexión, una  práctica formativa, realizada como parte de los procesos/productos a ser  valorados para la aprobación de la asignatura Ingeniería Social, ubicada en el  plan de estudios de los últimos semestres de la licenciatura en Ciencias de la  Comunicación (1). Se trata de un ejercicio, en el cual se propuso abordar el caso  Brasilia, a fin de disponer una mirada crítica desde las herramientas de  análisis revisadas en la materia, así como desplegar las coordenadas de una  reflexión teórica sobre la interdisciplina, en el marco de un conjunto de  reflexiones más amplias sobre el involucramiento y la reflexividad del  investigador, es decir, su posicionamiento epistemológico, su capacidad de  construcción de “objetos de estudio” desde múltiples dimensiones conceptuales,  empíricas y de análisis, y atendiendo en particular a que dicho proyecto de  ciudad, estuvo precedido por algunas prácticas asimilables a las que integran  un proceso de investigación.  
            La elección del proyecto Brasilia, entonces y desde lo  dicho, permitía ser analizada como un caso posible de una posible ingeniería  social (2), dadas las implicaciones sociales, políticas y económicas, entre  otras de diferentes tipos, que el mismo poseía. Son estas mismas implicaciones  las que ofrecen la oportunidad, a su vez, de instalar una mirada indagatoria  sobre las condiciones de una propuesta interdisciplinar, a fin de provocar una  sensibilización respecto de modos de intervención social vinculados a un  posicionamiento desde la interdisciplinariedad, puesto que los tiempos del  curso, y ciertas restricciones institucionales, no permitían efectivamente  pensar una práctica desde la vivencia misma de una experiencia concreta.  
            Así, partimos de la posibilidad de analogar el proyecto  de ciudad que tuvo lugar en Brasil, en 1956, bajo la presidencia de Juscelino  Kubitschek, con algunas instancias de un proceso investigativo. Y desde este  artificio inicial, necesario para llevar a cabo el ejercicio, se propone una  serie de consideraciones que permiten pensar las coordenadas de la producción  científica, en clave de intervención social vinculante con la propuesta de la  ingeniería social, así como los puntos acerca del posicionamiento del investigador  presupuestos en relación con la reflexión y las prácticas de corte  interdisciplinario. En el desarrollo de esta propuesta de integración reflexiva  de las prácticas de formación de los estudiantes, los puntos que se presentarán  habilitan la instalación de una mirada focalizada en los  esquemas de producción de modos de apropiación  crítica en lo que hace al análisis, que a su vez permiten, como ya hemos  mencionado, pensar diversas configuraciones de la interdisciplina, desde  dimensiones conceptuales y de análisis, así como prefigurar una praxis  académica, si es que fuera acertado nombrarla de esta forma, a fin de  visualizar los espacios de significación emergentes desde los estudiantes  frente a un objeto de análisis,  comprometiendo en estas configuraciones posibles, la reflexión sobre  acercamientos desde una perspectiva cualitativa, comprometida, crítica e  integral, a un problema/proceso/producto social.   | 
         
        
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            I.	Indagando fundaciones del proyecto para dar cuenta del contexto problemático | 
         
        
          En este punto, se da cuenta de la integración de  información que realizaron los estudiantes (hoy ya graduados y co-autores del  presente artículo, además), atendiendo a que requirieron configurar un contexto  particular y un recorte necesario para construir un marco de análisis; en este  sentido, estaremos hilvanando los hallazgos realizados, citando extractos  provenientes de sus intervenciones operativas a la luz del material explorado  al respecto y, finalmente, incorporaremos algunas conclusiones centrales a las  que, en su momento, ellos arribaron. Cabe señalar que, desde la construcción del  marco de análisis, deviene la (meta)reflexión sobre los procesos involucrados  y, claro está, sobre el contenido substancial de sus conclusiones.  
  
Citamos a continuación las indagaciones acerca de los  inicios del proyecto, que una de las estudiantes recopiló de diversas fuentes y  que reubicó en la narrativa de su trabajo bajo el título de “antecedentes del  proyecto”. De este modo, la información hallada y analizada, le permite pensar  que: 
            
              El  proyecto Brasilia surge como la idea de crear una capital moderna; una ciudad  cuyo propósito fuese conectar a las regiones centrales y de mayor peso en  Brasil. Un paso para la innovación tecnológica a ojos de quienes concibieron el  proyecto en primer lugar. Para el urbanista Lúcio Costa y el arquitecto Óscar  Niemeyer, este proyecto representaba una ruptura histórica, no sólo en términos  arquitectónicos, también en cuanto a infraestructura y desarrollo social y  económico, con todo lo que se había visto antes, y no sólo en Brasil, sino en  el mundo […]. Bajo la presidencia de Juscelino Kubitschek, considerado uno de  los líderes que más incrementó los procesos de industrialización de Brasil […] y  cuyo mandato ha sido uno de los más prósperos y bien equilibrados para el país,  Brasilia se convirtió en uno de los proyectos más ambiciosos que se han  concebido, por lo menos en Latinoamérica. Sin embargo, las cosas no resultaron  de la forma en la que se había planeado en un principio. Si bien Brasilia se  convertiría en una capital que basaría su infraestructura en el aspecto de  movilidad, flujo económico, residencial y de recreación, el proyecto fue muy  criticado por arquitectos, sociólogos y teóricos debido a la exclusión de  distintos sectores de la sociedad, comenzando por los trabajadores, quienes  veían como un problema grave tener que desplazarse durante horas para llegar al  sitio donde laborarían. De este modo, aparecía el problema no anticipado de las  ciudades satélite, que se sumó como inconveniente, al de la necesidad del  automóvil, dado que no se previó un sistema de transporte público y las  distancias demandaban vehículos para recorrerlas; no se tuvo en cuenta que no  todos contarían con el poder adquisitivo para tenerlo: ni los obreros, lo que  los obligó a vivir en las cercanías, ni la totalidad de los futuros habitantes  de la ciudad. Finalmente, es destacable en este sentido, que los obreros que  llevaron a cabo la construcción de este primer avance, si bien no como  respuesta natural, pero sí como un giro que podría presentarse y alterar el  diseño original, se apropiaron de lo que ellos mismos estaban construyendo y  decidieron establecer allí su residencia (Elizabeth Citalán Zaragoza, Proyecto  Brasilia, Trabajo de Integración Final, cátedra Ingeniería Social, UNLA: 2020).  (3) 
             
            En fuentes periodísticas de prestigio internacional, se  publica un fragmento de una entrevista a Lúcio Costa, quien señala al respecto  de lo que se menciona en el fragmento citado, y como parte del documental Itinerario (1973) (4), que "[…] en  cierto modo estábamos equivocados. Imaginamos que la renovación arquitectónica  y la renovación social serían lo mismo. Pero la realidad ha demostrado que las  cosas no son tan simples”. Esta breve reflexión del urbanista que fuera uno de  los artífices del proyecto Brasilia, permite introducir un primer análisis  desde las coordenadas del posicionamiento interdisciplinar. Frente a una  demanda escasa en tiempos, propia de la acción política (se contaba con tres  años para realizar el proyecto), existe la pretensión de crear un nuevo orden  social, disponiendo el cimiento de una arquitectura que no contempla el factor  humano y que sin embargo, está orientada a construir una maqueta utópica en la  que insertar trayectorias, vivencias y modos de apropiación y significación multidimensionales  y complejos, inherentes a la vida humana en su espesor experiencial, con la  intención de ordenar estas vidas, ordenando los espacios en los que se  despliegan.  
            En este sentido, siempre bajo la consigna de articular  dos puntos de vista, como ya hemos señalado, el que se propone desde la  ingeniería social y el que supone la reflexión interdisciplinar necesaria para  poder generar interdisciplina en las propuestas de investigación, dos  estudiantes deciden emplazarse desde el vértice múltiple construido a partir de  la mirada desde el concepto de “falla lacaniana” que despliega Zïzek vinculado  al “síntoma social” (5), el de la interdisciplina como reflexividad y como  articulación, y el propio de la investigación cualitativa, para señalar que:  
            
              El  proyecto Brasilia, tal cual como fue presentado por Lúcio Costa y Oscar  Niemeyer, prometía entregar una capital moderna como ningún otra. Finalmente,  la ciudad modelo […], se quedó en un “casi, casi” en cuanto al idealismo que le  rodeaba desde su concepción, sacando a relucir el síntoma social de la misma; esa falla que pondría en evidencia la realidad de la capital “ideal” (5). Žižek señala  acerca del síntoma social, que se trata de aquello que evidencia la falta/falla y que no está a simple vista, pero que  finalmente es lo que genera identidad; teniendo en cuenta esto último, bastaría  ver todo aquello que esconde el proyecto Brasilia bajo el halo de promesas  modernas: todas aquellas dolencias sociales que finalmente constituyeron la  base de la utopía, en su carácter definitorio de aquello que no se logra, y que  constituyen la falla de la sociedad  moderna y racional, exhibiendo la contradicción concreta que no pudo verse  desde la miopía de sus orquestadores (6). 
                  Visto  como un proceso de investigación, el proyecto Brasilia podría asimilarse por  sus características a una investigación tradicional positivista o que parte  solamente desde la epistemología del sujeto cognoscente, puntualmente desde su  negación en función de la objetividad como condición que pretende anular la  subjetividad: la relación ontológica entre Costa y Niemeyer (que bien podrían  ser calificados como los investigadores, en este ejercicio analógico) y la  sociedad para la cual se realizó la ciudad (que, en este caso, se encuentran en  calidad de objeto y no de conjunto heterogéneo y diverso de sujetos estudiados)  tiene una nula reflexión y conciencia acerca del “otro” […].  Ahora bien, si se quisiera intervenir -siendo  posible que se pudiese-, el proyecto para poder corregir dichos síntomas, se tendría que partir desde  una investigación cualitativa que tome en cuenta el marco epistemológico de las  personas que viven en la ciudad; una epistemología crítica del sujeto conocido  sería fundamental para suturar el  plano ontológico en el que se relacionan Costa-Niemeyer y los futuros  ciudadanos de Brasilia, tomados como lo que son, es decir, en calidad de  sujetos y no de objetos. 
                Por otro  lado, aunque no distante de lo que estamos señalando, bien hizo en decirnos  Popper que, para poder realizar un acertado proyecto de ingeniería social,  debemos hacerlo desde un plano fragmentario que permita delimitar los fenómenos  sociales para poder solucionarlos uno por uno, utilizando metodologías más  horizontales, […] o desde un posicionamiento metaepistemológico, a fin de  evitar caer en el vicio que supone una ingeniería social utópica, creyendo que  todo puede resolverse desde la alta esfera sin atender a las particularidades que  muchas veces son las que, finalmente, producen la forma y la sustancia concreta  de las problemáticas sociales. […] 
                Finalmente  agregar que, si se dejaran de lado todas estas observaciones, sería muy fácil  caer en el fetiche que representa un proyecto que es calificado como una “obra  de arte”, develando, de ese modo, desde esa valoración, las fallas que el encanto estético pretende  disimular (Alejandro Arévalo Oros y Luis Fernando Mondragón Heredia, Proyecto  Brasilia, Trabajo de Integración Final, cátedra Ingeniería Social, UNLA: 2020).  (7)  
                         Si no evidente por la fragmentación que el proceso de  cita en este escrito supone, es singularmente detallado el punto de vista de  los estudiantes que realizan el análisis precedente. Su articulación exhibe la  construcción de una mirada desde algunas consideraciones de la interdisciplina,  acerca de lo que hablaremos en el siguiente punto, así como desde una propuesta  de investigación que dé cuenta del sujeto que investiga, al tiempo que lo  emplace en condiciones ontológicas asimilables al sujeto investigado; de igual  forma, exhibe las múltiples posibilidades de dar cuenta de un “objeto” complejo  que se define en un movimiento dialéctico e interrelacionante,  entre la construcción de ese “objeto” (en cuando a objeto investigable y reflexionable),  la disposición de un punto de vista y la emergencia de una propuesta de  inteligibilidad de los órdenes contenidos, precisamente, en esta propuesta.  | 
         
        
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          II. La  disposición de una mirada crítica y algunas consideraciones sobre dimensiones  de la interdisciplinariedad | 
         
        
          Se pregunta Foucault en Inquietud por la verdad, escritos sobre  la sexualidad y el sujeto: 
            
              En el  fondo, ¿una ciencia no podría acaso analizarse o concebirse como una  experiencia, vale decir, como una relación tal que esa experiencia modifique al  sujeto? En otras palabras, sería la práctica científica la que constituiría a  la vez el sujeto ideal de la ciencia y el objeto del conocimiento. ¿Y no  estaría la raíz histórica de una ciencia en esa génesis recíproca del sujeto y  del objeto? ¿Qué efecto de verdad se produce de esta manera? Se desprendería de  esto que no hay una verdad. Lo cual no quiere decir que esa historia sea  irracional ni que esa ciencia sea ilusoria; se confirma, al contrario, la  presencia de una historia real e inteligible, de una serie de experiencias  colectivas racionales que responden a un conjunto de reglas muy precisas e  identificables, en el transcurso de las cuales se construyen tanto el sujeto  cognoscente, como el objeto conocido (Foucault, 2013: 5). 
             
            Asumiendo que la producción de problematizaciones más o  menos específicas o generales y asumiendo también, que la generación de  conocimiento, incluso y de manera más potente, que la construcción de saberes  supone la transformación del sujeto que los produce o incluso la instauración  de ese sujeto orientado al saber, se asume, entonces, la existencia de  condiciones que permiten afirmar que la construcción de dominios y de objetos  de estudio interdisciplinares, de miradas, perspectivas, herramientas y dinámicas  de interdisciplina, se asientan en aquella construcción de un sujeto  cognoscente. Un sujeto con apertura a lo interdisciplinar y relacionado de  manera experiencial con el objeto de su indagación, con las herramientas  requeridas, con la perspectiva dispuesta, con el dato emergente, entre otras  emergencias que, en tanto producto del quehacer concreto de una cierta  interdisciplinariedad, a medida que se produce, configura al sujeto en términos  del objeto y a éste en términos del sujeto, en un movimiento de génesis recíproca,  tal como lo considera Foucault. Y es desde aquí que creemos posible trazar  algunas coordenadas de una propuesta posible de sensibilización para el trabajo  interdisciplinar en la formación universitaria.  
            Parece conveniente, ante la invitación a pensar modos  posibles de disponer-nos frente a perspectivas interdisciplinares, para el caso  que nos ocupa, centrado en la formación universitaria, plantear entonces, en  función de lo que venimos señalando, algunas cuestiones que tienen que ver con  el sujeto, el saber/conocimiento, el “objeto” y las formas diversas, múltiples  y cambiantes, en que la interdisplinariedad puede ser reflexionable a fin de  ser emplazable posteriormente, en tanto porvenir investigativo.  
            Señala Rolando García que llamará “investigación  interdisciplinaria” al tipo de estudio que requiere un sistema complejo (2011:  68), habiendo definido el sistema complejo que aquel cuyos elementos  heterogéneos integrantes, tienen relaciones de interdefinibilidad y dependencia  funcional. Y aquí estamos en presencia de un aspecto problemático y complejo.  El autor, referente reconocido de una versión hegemónica en torno a la teoría  de los sistemas complejos, señala que no se trata de la construcción por vía de  la abstracción de la interdisciplinariedad, sino de una definición anterior del  objeto de estudio y, a posteriori, el  despliegue de las posibilidades de la interdisciplina, en sus palabras:  
            
              […] no  partimos de una definición de "interdisciplina" in‐abstracto, que luego aplicamos a ese objeto de estudio  particular que es un sistema complejo. Por el contrario, definimos primero el  objeto de estudio, y luego nos planteamos la manera de estudiarlo. Este cambio  del "punto de partida" tiene implicaciones importantes: las  características de los sistemas complejos no sólo establecen la necesidad de  estudiarlos con una metodología adecuada, de carácter interdisciplinario, sino  que determinan en buena medida, cuáles son las condiciones que debe reunir  dicha metodología. En este contexto, metodología "adecuada" significa  que debe servir como instrumento de análisis de los procesos que tienen lugar  en un sistema complejo y que explican su comportamiento y evolución como  totalidad organizada (García, 2011: 67, el subrayado es nuestro). 
             
            De alguna forma, el citado autor pareciera estar  disponiendo sobre un eje cronológico, las fases de una investigación o la  operatividad de la metodología de corte interdisciplinar. Primero el objeto de  estudio y luego la perspectiva de estudio y análisis fundada en la mirada y la  dinámica interdisciplinar. Consideramos que la acción humana como tal y la  diversidad de sus procesos de significación (que, además, no tienen sutura,  porque redefinen al sujeto, lo cual implica la misma redefinición de los  términos de la significación, que a su vez vuelve a redefinir al sujeto, en un  movimiento dialéctico, implicativo hacia ambos lados, indetenible en teoría, aunque detenible  quizás en cierto  modo por acción de la voluntad analítica) están fundados en la complejidad y en  una dinámica de interdefinibilidad inconmensurable,  dado lo cual, es la disposición del sujeto que investiga y la posibilidad de  una construcción de cierta apertura del objeto, en lo que hace a exhibir rasgos  substanciales de la interdefinibilidad de sus componentes, un develamiento  mutuo, mismo que posibilita el emplazamiento de la interdisciplinariedad.  
            Para decirlo directamente, si se nos permite, la noción  de sistema complejo evidencia al sujeto que la construye y, simultáneamente, a  la realidad que al ser nombrada y significada bajo el régimen de verdad de un  discurso científico, cobra una determinada “entidad” (o se hace inteligible  bajo los términos de esa propuesta de inteligibilidad, tanto como a sí misma en  su inherente complejidad), dado lo cual la perspectiva, la acción, el  movimiento de la interdisciplina siempre se funda en una postura epistemológica.  De allí que los límites disciplinares resulten ser una parcelación del  saber/conocimiento que al mismo tiempo que da cuenta de las fronteras entre  disciplinas, propone una mirada también parcelada de lo que acontece en un  orden, llamémosle, real. La función  de categorizar parcelas, objetos de estudios, herramientas o recursos  heurísticos, siempre forma parte de una decisión de quien se aventura en la  empresa investigativa o de producción de saber/conocimiento. Para decirlo de  otra forma: es necesario hacer visible la interdefinibilidad entre la interdisciplina y los objetos de estudio a los que se orienta a explicar,  comprender, analizar. Consideramos necesario también poner en la mesa de  discusión la referencia al principio de incertidumbre, que paradójicamente en  cierto modo, al tiempo que permite pensar la relatividad y la incerteza,  preanuncia relaciones de interdefinibilidad que podríamos no estar enfocando o  que descentran al sujeto de estudio, (des) ubicándolo en lugares poco estables,  transitorios, mutables y precarios. Y entonces, el punto de partida que señala  Rolando García, pareciera mutar en punto  de llegada, desde la constitución del sujeto dispuesto al conocer. Ese  sujeto que gran parte de la ciencia hegemónica ha pretendido negar, y que  paradójicamente termina afirmando una y otra vez con cada intento de  borramiento, con cada esfuerzo invertido en barrar, siguiendo a Lacan, aquello  que no puede no permanecer cada vez que hacemos ciencia, como lo señala Samaja,  en tanto involucra a científicos, como “sujetos concretos y singulares” (Samaja,  2010: 23).  
            De este modo, en diálogo con la propuesta de Coria y Porta  Massuco, en Galaxia Inter: una introducción a las problemáticas  interdisciplinares (2020: 161), se había señalado que:  
            
              “sobre la  geografía de las afirmaciones citadas de Fabbri (8): ¿las relaciones inter-objetivas requieren pensarse desde  las relaciones inter-subjetivas implicadas en una apuesta epistémico-metodológica particular o son emplazadas,  cuando se está hablando […] desde una objetividad que requiere exponerse a la  duda, a la crítica, a una re-flexión reflexiva de sí misma, al proponer la inter-disciplina? En todo caso, la  interdisciplina supone un emplazamiento epistemológico que dispone la mirada  desde un plano teórico, desde el cual, a su vez, emerge una prefiguración del  objeto, dando lugar a una experiencia concreta que articula subjetividad,  objetividad y sus relaciones inter,  la cual demanda pensarse como multidimensional, compleja, pero ante todo,  construida, porque no dar cuenta de esta construcción nos regresa a un  objetivismo incuestionable, sea nombrado desde la noción de sistema complejo, o  sea determinado como no complejo, de antemano, por una categorización sin  sujeto. Entonces, siguiendo a Hinkelammert, estaríamos frente a una enajenación  que denuncia al sujeto que la produce, al tiempo que, paradójicamente, lo niega  en tanto enajenación (Sanahuja, en Coria y Porta Massuco: 2020: 161). 
             
            Sin la pretensión de agotar la problematización respecto  de la perspectiva de la interdisciplina, a la hora de presentar una propuesta  formativa en la cual la reflexión pueda recostarse sobre algunos aspectos  centrales del trabajo interdisciplinar, la idea original con el ejercicio que  da pie a este artículo, fue la de propiciar un cierto posicionamiento, o la  disponer una mirada crítica asumiendo no la totalidad compleja de este tipo de  trabajo, sino quizás uno de sus nodos centrales, siguiendo cuestiones medulares  o, en este caso sí, puntos de partida que sin dirigirse al logro de una trabajo completamente interdisciplinar, al menos propongan una situación concreta de  sensibilización pedagógica, podríamos decir, en diálogo con aspectos  fundamentales de la propuesta, como los que explicita Rolando García, cuando  señala que:  
            
              Las  instituciones de enseñanza superior, todavía con resabios indelebles de las  estructuras universitarias surgidas en el Medioevo, presentan a los  estudiantes, con raras excepciones, un saber fragmentario y una práctica  anacrónica de la ciencia y de la tecnología. Las deficiencias de esta formación  básica de los egresados constituyen el más serio obstáculo para integrar los  equipos de investigadores que requiere el estudio de los problemas arriba  enunciados. No se trata de aprender “más cosas”, sino de “pensar de otra  manera” los problemas que se presentan en la investigación, es decir, de  reformular la concepción de la práctica de la ciencia (García, 2011: 69).  
               
             En este sentido, abrazamos la sugerencia acerca del “pensar  de otra manera”, para movilizar desde la formación académica, formas otras de  hacer, cuestionar y reflexionar sobre la ciencia y sus procesos, a fin de hacer  posible “estimular un cambio en la concepción de la investigación interdisciplinaria  y en la formación de investigadores capaces de realizarla” (García, 2011: 69). 
            Finalmente, asumimos por recurso al planteo de Coria y Porta  Massuco, quienes por referencia a Morin, puntualizan que el esfuerzo en el  campo de la investigación científica de pensar y hacer de otra forma supone diseñar  los procesos que hagan posible una transformación orientada a la reorganización  de los conocimientos, en un movimiento de integración de saberes que incorpore  a su vez, la reflexión sobre la condición humana, en términos generales y en  términos específicos del sujeto en disposición de investigar, así como la  revisión “de estrategias del enseñar y del aprender” (2020: 34). De este modo,  desde la concepción de Morin, dimensionar los alcances de una  interdisciplinariedad que posibilite procesos críticos de complejización de los  límites disciplinares, para re-pensar la emergencia de conceptos, técnicas,  métodos y categorías integradoras que den cuenta de la multidimensonalidad de  la complejidad del “objeto” de estudio construido en el movimiento de la  interdisplinariedad.  Y, tal como lo  exponemos en líneas precedentes, analizar las coordenadas de interdefinición  entre la misma interdisciplina, ese “objeto de estudio” que, desde su vértice  múltiple, se constituye como tal, y el estatuto del sujeto cognoscente.              | 
         
        
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          III. Las  propuestas que materializan una mirada interdisciplinar | 
         
        
          A fin de continuar la reflexión sobre los análisis  críticos realizados por los estudiantes, varias de sus conclusiones son tan  ilustrativas que prácticamente no es necesario apuntarle comentario alguno:  
            
              El primer  aspecto a analizar es la concepción misma del proyecto Brasilia […], (que) fue  una ciudad diseñada para convertirse en una obra de arte, en un símbolo. Para  Lacan, el símbolo es aquello que media y que se instala en lugar de la cosa,  que la negativiza abriendo el juego de presencia (Lacan en Zelis, 2016). Para  Costa y Niemeyer, Brasilia debía ser un símbolo de poder, no de unidad  nacional; del dominio de la tecnología y la innovación que el hombre había  alcanzado (Citalán Zaragoza, 2020).  
             
            En este sentido, tal como algunos movimientos de la ciencia  evidencian por recurso a sofisticadas y abstractas construcciones conceptuales  o por la conversión de objetos complejos en cifras o relaciones ficcionalmente  asépticas y pretendidamente neutrales, entre variables, existe la voluntad de negativizar lo concreto, de alguna  forma, y por lo tanto establecer una cierta configuración simbólica que está en  lugar de otra cosa, acerca de la cual se pretende explicar o describir, e  incluso comprender. Así, la autora del trabajo del cual se extrajo el fragmento  precitado, enfatiza a continuación, desde una mirada crítica, que la ciudad  cuyo proyecto es analizado “es concebida como un símbolo (que) termina convirtiéndose  en un monumento. Y algunos monumentos tienden a ser preservados. Por esa misma  razón la UNESCO transformó el proyecto en patrimonio histórico, una ironía si  consideramos que Brasilia fue proyectada como la capital de la innovación” (Citalán  Zaragoza, 2020). 
            Así mismo, en el afán de integrar un posicionamiento  interdisciplinar, que el fragmento citado podría reenviar a la problematización  de la cuestión del “modelo” (mediación, negativización),  tema que no abordaremos en virtud de la economía textual que la configuración  de este trabajo ya evidenció, sus compañeros elaboran el diagrama que se copia  a continuación, en el cual proponen un acercamiento también crítico, vinculando  sus propias percepciones evaluatorias acerca del proyecto Brasilia, que revisan  desde la epistemología del sujeto cognoscente y del sujeto conocido, emplazando  su apropiación desde la articulación de aportes emergentes de la sociología  clásica, la comunicación y el urbanismo ontológico.   | 
         
        
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          Como suele suceder cuando un tema tan complejo se abre a  posibilidades reflexivas, queda demasiado sin integrarse, se hacen  fragmentaciones que permiten abordarlo de una u otra manera, pero no hay sutura  posible. La idea ya comentada en el desarrollo de este artículo, fue compartir  una experiencia pedagógica en torno a la ingeniería social, la interdisciplina  y la reflexividad necesaria, inherente a ambos dominios. Y, sin embargo, los  recortes son necesarios, lo cual nos arroja también a las zonas de exclusión que  pueden resultar arbitrarias, pero que sin duda se nos presentan como  inevitables. Estamos convencidos de que cada fragmentación, sea temática u  operativa, sin embargo, posibilita que haya otros posicionándose críticamente  frente a lo que aquí se plantea, enriqueciendo y potenciando este tipo de pensamiento  que se repliega una y otra vez, haciendo posible una ciencia humana, mutable,  inquieta, viva y concreta.  
             
Antes de concluir, sin embargo, delinearemos otras  orillas que se nos aparecen permitiendo dar lugar a renovadas y benéficas  incomodidades. Durante los encuentros en los cuales se gestó este trabajo,  desde la cátedra se invitó a actualizar aquel ejercicio investigativo realizado  en Estados Unidos, denominado Effects of  Group Practice of the Transcendental Meditation Program on Preventing Violent  Crime in Washington, DC: Results of the National Demonstration Project,  realizado entre junio y julio de 1993 (Hagelin et al, 1999). La referencia a este estudio tiene que ver con que la  noción (y las interrelaciones que supone) de sistema complejo es central, siguiendo la propuesta de Rolando  García, para poder delimitar, diferenciar y definir lo relativo a la  interdisciplinariedad.  El mencionado  estudio, donde participaron investigadores y científicos de diversos campos  disciplinares, de universidades como Harvard, Maryland y Texas, entre otras,  parte de hipotetizar que el nivel de crímenes violentos se relaciona con la  tasa de estrés a escala social, dado lo cual reunir gente (comenzaron con 2 mil  500, pero se llegaron a reunir aproximadamente 4 mil personas) a meditar con  técnicas de meditación transcendental, provocaría una reducción de la tasa de  comisión de delitos violentos (10). 
            ¿Por qué recurrimos a este experimento, en lo que hace a  la reflexión sobre la interdisciplinariedad? Porque resulta ilustrativo para  reflexionar sobre las posibilidades de delimitaciones inherentes a la  definición de sistema, en función de lo que anteriormente señalamos acerca de  la interdefinibilidad entre la misma interdisciplina, el sujeto, el “objeto  complejo”, y las derivas e implicaciones conceptuales y operativas del trabajo  de investigación. ¿Cómo se identifican, en este sentido, las fronteras del  sistema?, ¿quién instala los límites? ¿O es que es posible, acaso, pensar que  los límites pre-existen al sujeto que analiza o estudia el supuesto “sistema”?  No será, en todo caso, que el sistema, en tanto objeto de estudio, es parte de  esta interdefinibilidad, es parte de una cierta prerrogativa de quien recorta para  estudiar, dado lo cual no puede pensarse en abstracto, como lo señala García  respecto de la interdisciplina misma, pero tampoco puede pensarse como en  existencia previa al dispositivo complejo dispuesto para estudiar aquello que  de alguna manera se relaciona existencialmente con dicho dispositivo. De allí,  entonces, que existe cierta circularidad  ontológica entre interdisciplina y sistema complejo, y por lo tanto, de las  relaciones de “interdefinibilidad y mutua dependencia” funcional (García, 2011:  67) que “conectan” los elementos heterogéneos de un sistema, lo que nos permite  apartarnos de la idea de que el objeto de estudio preside excluyentemente la  génesis de cierto posicionamiento epistémico-metodológico, o de que cierta  cualidad del objeto define las posibilidades de la interdisciplinariedad,  puesto que más bien tanto el orden epistemológico, como el operativo, así como  el sujeto tanto como el “objeto de estudio”, presentan relaciones de  interdefinibilidad que no son ni exteriores, ni precedentes, al  posicionamiento, la construcción del objeto (lo que en términos de Foucault  podría asimilarse a “problematización”) y sus inherentes fronteras, sino que  existe una construcción mutua, cuyos orígenes podrían reconocerse en cierta  voluntad de conocimiento o saber, pero cuyos destinos no se habiliten en  función de una clausura final posible. Revisemos lo que señala Rolando García:  
            
               El juego  dialéctico involucrado en la doble direccionalidad de los procesos que van de  la modificación de los elementos a los cambios del funcionamiento de la  totalidad, y de los cambios de funcionamiento a la reorganización de los  elementos, constituye uno de los problemas que ofrece mayor dificultad en el  estudio de la dinámica de los sistemas complejos. Estas interacciones entre la  totalidad y las partes no pueden ser analizadas fraccionando el sistema en un  conjunto de áreas parciales que correspondan al dominio disciplinario de cada  uno de los elementos. Desde nuestro enfoque, allí situamos la diferencia entre  multi o pluridisciplina e interdisciplina (García, 2011: 67). 
             
            A partir de sus propias  palabras, conviene pensar si el juego dialéctico que permite abordar las interacciones  entre la totalidad y las partes, y que no permite, sin embargo, un análisis vía  el fraccionamiento del sistema, se detiene para dar lugar a un fraccionamiento  de cierto orden concreto, en sistemas diferenciales, definidos, limitados, ya  instalados como tales en virtud de sus características, o si de lo que se trata  más bien y en todo caso, es de dar cuenta del sujeto, concepto y entidad que no  puede excluirse, porque su negación llevaría, en principio, a la posibilidad de  una ciencia sin sujeto, sea bajo las impecables, asépticas y distantes pretensiones  del positivismo o sea en el marco de la posibilidades de una  interdisciplinariedad que requiere, ante todo, ser eminentemente reflexiva.  Entonces, recuperando el ejemplo de investigación sobre meditación y comisión  de delitos violentos, cuando focalizamos en el sujeto que investiga, es posible identificar (y reflexionar, para  el caso que nos ocupa, acerca de) su capacidad de poner en interacción la  vibración molecular o los niveles de cortisol y serotonina de un grupo humano y  a escala social, con la comisión de delitos violentos, delimitando y hasta  confrontando certezas acerca de la influencia de la economía, o la temperatura  y la presión atmosférica, sobre los comportamientos humanos, inferidas del reconocimiento  matemático de un grado de asociación de variables obtenido de un cierto modelo  estadístico que vincula variaciones económicas, o estaciones del año y  comportamiento violento humano. Y se trazan, de este modo, nuevas fronteras a  un nuevo “sistema” que evidencian la interdefinibilidad entre el mismo, el  sujeto cognoscente, los sujetos conocidos y las interrelaciones e  interdifiniciones entre operaciones que los vinculan epistemológicamente, entre  las cuales el trazado de los límites del sistema, queda también contenido en  términos de interdefinibilidad.  | 
         
        
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          Conclusiones | 
         
        
        
          A modo de conclusión general y sintética, el ejercicio  citado por referencia al caso Brasilia y destinado en su momento a sensibilizar  en lo que hace al trabajo interdisciplinar en el marco de una intervención  social, permite pensar las condiciones bajo las cuales disponer la relación de  intersubjetividad, pero también la relación, al decir, de Fabbri (2004), de interobjetividad, a fin de proponer  desde esta meta-reflexión, (des)centrarnos en la interdefinibilidad del  sistema/objeto de estudio, desde la interdefinibilidad entre su construcción,  el sujeto o los sujetos que la realizan y las condiciones  epistémico-metodológicas que vinculan unas con otras. De este modo, nos  focalizamos en el posicionamiento epistemológico como fundacional, en el  sentido de constituirse a sí mismo como posibilidad de un posicionamiento  interdisciplinar de la investigación científica, que, simultáneamente, se  constituye en origen y destino del trabajo investigativo concreto. Y  consideramos que su revisión y reflexividad son medulares para el ejercicio de  hacer ciencia, pensar la ciencia, cuestionar la ciencia.  
            Por otro lado, considerar en estas conclusiones un  interrogante que nos devuelve a varios de los momentos reflexivos desplegados  en este artículo: ¿es posible delimitar una entidad cognoscible, prescindiendo  de la reflexión sobre la misma delimitación como un recurso necesario, crítico  y profundamente vinculado a tal posicionamiento? ¿No es acaso paradójico que la  interdisciplina se plantee desde una particular articulación disciplinar que  confronta la parcelación disciplinar frente a un sistema complejo, sin  interrogarse acerca de los límites del sistema que su misma propuesta en tanto tal, propone?  
            Finalmente, desde un vértice construido con fines  pedagógicos, entre la ingeniería social y la interdisciplina, a fin de proponer  la reflexión sobre procesos de investigación que articulan a ambos, resulta  imposible dar cuenta de la complejidad de los planteos involucrados sin  fragmentar y hasta simplificar en exceso implicaciones y cuestiones  extremadamente complejas, dado lo cual concluir con interrogantes dispone las  coordenadas de un diálogo crítico deseable, que evite el quietismo conceptual,  la rigidez metodológica o un objetivismo escasamente cuestionado, a los fines  de continuar siendo críticos, en tanto pretensión de saber o de conocimiento  científico que al hacerse, hace y des-hace al sujeto, en situación de ser  mutado él mismo en objeto o en situación de ser el mismo quien traza los  límites de las experiencias que, por otro lado, lo definen como tal.   | 
         
        
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          Notas | 
         
        
          (1) Este  texto fue trabajado en coautoría con estudiantes de la asignatura Ingeniería  Social, actualmente graduados, a partir de los ejercicios realizados relativos  al análisis del caso Brasilia. Así mismo, la extensión de las citas de los  autores de este artículo, es en función de hacer posible vislumbrar los modos  en que se construyó el trabajo aquí retomado en calidad dual de marco referencial  y objeto de análisis, dado lo cual consideramos que se justifica su amplitud. En  cuanto a la asignatura, la misma se ubica en los últimos semestres de la  licenciatura en Ciencias de la Comunicación, en la Universidad Latina de  América. Está orientada a analizar las formas de intervención social, desde  dinámicas de investigación acción participativa y militante, básicamente,  focalizadas en los aportes que sea posible realizar desde el terreno de la  comunicación.   | 
         
        
          (2) El soporte bibliográfico central para que el  grupo de estudiantes que cursaba la materia Ingeniería Social pudiera realizar  su trabajo, fue la obra de Popper La sociedad  abierta y sus enemigos (1945), pero se les sugirió igualmente lecturas de  artículos actuales que retoman la misma desde diversos ángulos y desde lecturas  críticas, frente a problemáticas teóricas o concretas relativas a las  definiciones del autor en su propuesta de ingeniería social.   | 
         
        
          (3) En  adelante, sólo se citará nombre y año, a los fines de una necesaria economía  textual.   | 
         
        
          | (4) Ver: https://www.bbc.com/mundo/resources/idt-2da124ce-4604-4f03-b270-e123e406c7f4  | 
         
        
          | (5) La noción de falla y su vinculación con la de síntoma que aquí se refiere, fundada en  las apropiaciones lacanianas de Žižek, tiene que ver con lo que el autor señala  en El sublime objeto de la ideología:  la falla surge cuando el circuito de  la comunicación, es decir el pasaje a lo simbólico, se ha roto; entonces, el síntoma, destinado desde siempre a ser  tal, se constituye en una comunicación por otros medios, una extensión de la comunicación fallida, de la palabra reprimida (2003: 47). Su  inclusión explicativa en el fragmento tiene que ver con la falla de la utopía,  que al ser tal queda clausurada en el orden real, pero porque lo es, porque es  utópica, precisamente. Por otro lado, porque la pretensión de una sociedad  igualitaria, exhibe la falla desde lo  real, y al exhibirla, emerge el síntoma  social.  | 
         
        
          | (6) En la obra ya citada, Žižek señala que: “el síntoma es, hablando estrictamente, un  elemento particular que subvierte su propio fundamento universal, una especie  que subvierte su propio género”. Lo ejemplifica de manera concreta con la  “libertad” del obrero, dado que al “venderla libremente” en el marco de las  relaciones capitalistas, la pierde; entonces, “el contenido real de este acto  de venta es la esclavitud del obrero al capital” (Žižek, 2003: pp. 47-48).  | 
         
        
          | (7) Por las mismas razones que en el caso del  trabajo citado anteriormente, en adelante se usará apellidos y año del trabajo. | 
         
        
          | (8) Paolo Fabbri, desde otro lugar de reflexión  vinculado a la semiótica y las condiciones en las que se produce un giro semiótico que permita ingresar a la  complejidad del lenguaje, sin “trocearlo” o fragmentarlo, a fin de comprender  su capacidad de crear organizaciones específicas de sentidos, señala que  entiende por “métodos […] una serie de conceptos formados e interdefinidos,  pero sobre todo responsables de su interdefinición. […] si se habla de ´sujeto´  y ´objeto´ hay que explicar su relación. Y si se habla de ´intersubjetividad´ quiero  saber qué significa este término, pero también quiero saber qué significa su  posible correlato, la ´interobjetividad´ (un término menos extraño de lo que  parece en una época como la nuestra, en la que los objetos conversan entre sí y  a menudo hablan de nosotros)” (Fabbri, 2004: 51).   | 
         
        
          | (9) Vale la pena el mencionar que, para la realización de  este esquema, nos apoyamos no sólo en el contenido visto en clase, sino que  complementamos con la lectura Repensar la ciudad: la dimensión ontológica de lo  urbano de Daniel Hiernaux, donde el autor nos habla acerca de las  características del “ser” ciudad. Conceptos como lo laberíntico, fugaz o  fortuito nos llevaron a reflexionar que Brasilia, desde su concepción, no fue  pensada como una ciudad, sino como una obra artística. Una obra de arte se  caracteriza por ser inmutable en su forma, limitándose solamente a la  interpretación que le dan aquellos que están en contacto con la misma. Por el  contrario, una ciudad debe ser pensada y repensada por el imaginario de  aquellos que se encuentran inmersos en ella (lo laberíntico) para, así, poderse  someter a cambios dinámicos que faciliten el habitarla y llenarla de vida (lo  fugaz). Se debe pensar a la ciudad como la perfecta simbiosis entre  arquitectura y seres humanos, donde la comunicación (y su reformulación) se  maneje de manera horizontal y, a la par, considerarla como un sujeto social  más y no un objeto inmutable | 
         
        
          | (10) En el original, estas son las consideraciones  metodológicas centrales: “The dependent variable in the research was weekly  violent crime, as measured by the Uniform Crime Report program of the Federal  Bureau of Investigation; violent crimes include homicide, rape, aggravated  assault, and robbery. This data was obtained from the District of Columbia  Metropolitan Police Department for 1993 as well as for the preceding five years  (1988-1992). Additional data used for control purposes included weather  variables (temperature, precipitation, humidity), daylight hours, changes in  police and community anti-crime activities, prior crime trends in the District  of Columbia, and concurrent crime trends in neighboring cities. Average weekly  temperature was significantly correlated with homicides, rapes and assaults RA  crimes), as has also been found in previous research; therefore temperature was  used as a control variable in the main analysis of HRA crimes. Using time  series analysis, violent crimes were analyzed separately in terms of HRA crimes  (crimes against the person) and robbery (monetary crimes), as well as together”  (Hagelin et al., 1999). | 
         
        
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          Bibliografía | 
         
        
          COSTA, Camila y OLONA, Carol (s/f) “Brasilia, la moderna  capital que no funcionó como Lúcio Costa y Niemeyer habían imaginado”. En BBC News Mundo. 
Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/resources/idt-2da124ce-4604-4f03-b270-e123e406c7f4  
Última consulta: mayo de 2020 
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            FABBRI, Paolo (2004). El  giro semiótico. Las concepciones del signo a lo largo de la historia.  Gedisa: España.  
            FOUCAULT, Michel (2013). La inquietud por la verdad, escritos sobre la sexualidad y el sujeto.  Siglo Veintiuno: Argentina.  
            GARCÍA, Rolando (2011). “Interdisciplinariedad y sistemas  complejos”, en Revista Latinoamericana de Metodología en Ciencias Sociales. Vol.  1, Número 1, Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Humanidades y  Ciencias de la Educación: Argentina.  
            HAGELIN,  J.; RAINFORTH, M.; ORME-JOHNSON, D.; CAVANAUGH, K.; ALEXANDER, Ch.; SHATKIN, S.;  DAVIES, J.; HUGHES, A. and ROSS, E. (1999).  
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              Recuperado de: https://istpp.org/crime_prevention/  
  Última consulta: marzo de 2021 
            POPPER, Karl (1945). La  sociedad abierta y sus enemigos. Editorial Paidós: España. 
            SAMAJA, Juan (2010). Epistemología  y metodología. Elementos para una teoría de la investigación científica.  Eudeba: Argentina.   
            ZELIS, Oscar (2016). “El orden simbólico y la concepción  de símbolo en Lacan y Peirce”. VIII  Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología,  XXIII Jornadas de Investigación XII Encuentro de Investigadores en Psicología  del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires:  Argentina 
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  Última consulta: marzo 2021 
            ŽIŽEK, Slavoj (2003). El sublime objeto de la ideología. Siglo  Veintiuno Editores: Argentina. | 
         
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