Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales
ISSN 1669-1555
Volumen 21 (2023)

Editorial

Una culminación posible: del compromiso, la ciencia y sus expansiones

por Sonia I. Sanahuja
 
 
Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum. Cienc. Soc. 2023; 21. Disponible en internet:
http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v21_00.htm
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Hace poco más de dos décadas nacía un proyecto que tuvo una concreción en esta publicación que hoy tengo el privilegio de editorializar, en ocasión de la presentación de su última aparición. Existen instancias que descolocan, que fragmentan algo dentro de uno, que hacen una inflexión y que marcan un inicio, allí donde se avizora un cierre… Y existe la resistencia a la extinción y desde esa resistencia es posible imaginar el inicio de algo que no termina, pero sí culmina.  Tomaré este momento, entonces, como una culminación, esquivando la idea que toma el punto final como clausura, para anidar otra que hace del punto final la instauración del sentido de lo que se ha dicho…, y hecho, por lo tanto.

En el primer número de esta revista, Kuky Coria señalaba lo siguiente:

Esta ciencia que impone prácticas científicas despojadas de mirada crítica no ha podido comprender aún que el hombre, además de explicar los hechos, también los vivencia; que los conceptos y los procedimientos que dan cuenta de la producción de conocimientos son emergentes epocales; que los usos sociales de los conocimientos y las prácticas culturales de ella derivados subyacen a toda pretendida neutralidad. (1)

En ese sentido, entonces, se abría en el artículo editorial del primer número de la Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales, la posibilidad de conjugar el trabajo de numerosos y diversos investigadores e investigadoras que desde enclaves investigativos particulares, o desde geografías distantes, compartían la idea de hacer una ciencia crítica, situada, que recupere las vivencias, en la consciencia de la transitoriedad de conceptos y conocimientos que no se erigen como verdades absolutas, ni tienen la pretensión higiénica de la aséptica neutralidad como garante de una objetividad incólume. Una ciencia humana, en definitiva, cuya condición de posibilidad es la convicción de que la multiplicidad de acercamientos y puntos de vista, garantizan el debate, así como las convergencias y divergencias constructivas y necesarias.

Es Foucault, replegado críticamente sobre su pensamiento, quien señala con ánimo esclarecedor que “la promesa de las ciencias humanas había sido hacernos descubrir al hombre”, puntualizando que se trató de una promesa incumplida (empresa imposible, agregaría). Aclara, en este sentido, que, en todo caso, se trató de una experiencia cultural que implicó la constitución de una “nueva subjetividad a través de una operación de reducción del sujeto humano a un objeto de conocimiento”. Frente a ese reduccionismo, Foucault opera una expansión del campo de reflexión:

[…] en el transcurso de su historia los hombres jamás cesaron de construirse a sí mismos, es decir, de desplazar continuamente su subjetividad, constituirse en una serie infinita y múltiple de subjetividades diferentes y que nunca tendrían fin y no nos pondrían jamás frente a algo que sea el hombre. Los hombres se embarcan perpetuamente en un proceso que, al constituir objetos, al mismo tiempo los desplaza, los deforma, los transforma y los transfigura como sujeto. (Foucault, 2003, p. 74) (2)

En estas múltiples metamorfosis en las que las ciencias y quienes las hacen, se transforman mutuamente, controversialmente, el ejercicio de escribir es una militancia, es concretar la materialidad de un discurso posible, precario, pero perseverante en su vocación crítica; vocación que lo despliega en las coordenadas de volver sobre sí mismo para instaurarse otra vez, como fruto de una labor definida por su transitoriedad y por la persistencia de sus propósitos; es dar formas y sentidos a la voluntad de los “usos sociales” y las prácticas, que la diseminación y la exposición de los hallazgos explicativos, o la de ciertos modos de comprensión y descripción de los fenómenos, experiencias o acontecimientos sociales, culturales, económicos, históricos, en clave de escritura, entrañan la condiciones de un diálogo fecundo y productivo, transformador, creativo, crítico.

La convocatoria inicial sentaba las bases de los destinos de esta revista científica: la proyección de ciertas coordenadas de difusión de la labor de investigación que fuera congruente con las pretensiones (que nunca fueron meras declaraciones de principios, si no modos concretos de hacer ciencia) de multiplicar intersecciones disciplinares, miradas y puntos de vistas, operaciones y generación de conocimientos, que en clave de escritura dispusieran los relatos necesarios para una “alianza interdisciplinar”. Por ello quizás esta clausura permita revisar lo hecho, a fin de concertar nuevas voluntades en nuevos proyectos, los que surjan, los que emerjan sobre el terreno de lo logrado. Y es posible ver así la culminación como un nuevo punto de partida.

Y en esto que tiene el diálogo de substancial, es imposible no invocar a los lectores, para agradecerles la compañía y el compromiso, pero también las nuevas fundaciones de lo escrito y dicho; fundaciones que suponen el encuentro en la lectura, de una nueva generación de saberes, de acercamientos diferentes en las semiosis instaladas y puestas a producir por la lectura, también crítica y también vivencial, también comprometida con el hacer de esto un lugar de encuentros, pero también de dispersiones.

Así, como señala Verón, nuestros lectores instalados en sus otras lecturas definidas por condiciones de reconocimiento propias, fueron parte de esta alianza, a partir de sus inscripciones en los textos que aquí se reunieron estas dos últimas décadas, y que concretan una verdad válida para todo discurso, y por lo tanto también para el de la ciencia: “el discurso del sujeto es el discurso del Otro” (Verón, 1998, p. 37) (3).

Y quienes poblamos en diversas oportunidades las páginas de esta revista, podemos testimoniar que aquella bienvenida en la que fuimos convocados por el Centro de Altos Estudios sobre Epistemología y Metodología de la Investigación, hoy culmina con la certeza de haber abierto un diálogo productivo, hecho en la insistencia de la producción de una ciencia crítica, marcada desde siempre por la presencia de personas concretas que (se) construyen y deconstruyen en su labor investigativa, que convergen y divergen en puntos de vista, en operaciones del intelecto, pero también desde la densidad sensible de la vivencia; hemos sido y somos aún, experimentadores de nuestros escritos y conclusiones, en la no clausura de un proceso que no cesa de transformarnos y confrontarnos con la dimensión ética de una labor comprometida con nuestra propia existencia, a escala personal y social. Y la Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales, de la Sociedad Argentina de la Información, ha sido el espacio de topografías diversas, donde hemos tejido durante un tiempo, nuestra propia biografía y las historias de otros y otras, en un involucramiento que atestigua quienes somos y lo que hacemos con lo que somos.

Ha sido una travesía, una experiencia y, como es dable de toda experiencia, quienes dispusimos la escritura y quienes dispusieron la lectura, salimos transformados. Las mutaciones operadas, tienen en la materialidad de los discursos, la persistencia de la palabra y de las acciones que la misma instaura.

 
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