Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales
ISSN 1669-1555
Volumen 20, nº 1 (2022)

Precisiones teóricas sobre el concepto de individualización de Ulrich Beck
Valentina Rivas

Estudiante avanzada de Licenciatura en Sociología, Facultad de Humanidades y Ciencias, Universidad Nacional del Litoral.

Sociología del Litoral Asociación Civil (SLAC)

valee_rivas@hotmail.com

 

 

Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum. Cienc. Soc. 2022; 20(1). Disponible en internet:
http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v20_n1_02.htm

 

Resumen

El artículo presenta una serie de precisiones teóricas en relación con el concepto de individualización desarrollado por Ulrich Beck en su libro La Sociedad del Riesgo (1998). Dicha categorización resulta relevante para la disciplina de la Sociología incluso hasta nuestros días, dada su pertinencia y aplicabilidad. Podemos encontrar que la producción teórica de Beck se encuentra atravesada por este concepto, y de aquí se deriva la importancia de especificar estas ideas.
Palabras clave: Beck, Ulrich, individualización, individuo institucionalizado, segunda modernidad, destradicionalización, sociología.

 

Abstract

This article presents a series of theoretical points related to the concept of individualization developed by Ulrich Beck in his book The Risk Society (1998). This concept is relevant for Sociology even in current times, given its relevance and applicability. We find that the theoretical production of Ulrich Beck is marked by this concept, thus the importance of specifying these ideas.
Keywords: Beck, Ulrich, individualization, institutionalized individualization, second modernity, sociology.

 

Introducción

En este escrito se presenta una serie de precisiones teóricas sobre el concepto de individualización desarrollado por Ulrich Beck en su obra La Sociedad del Riesgo (1998) [1]. La obra de dicho autor es de gran relevancia en la actualidad dada su aplicabilidad y pertinencia. Asimismo, el concepto de individualización atraviesa la producción teórica de Beck, lo cual resulta clave incluso para la Sociología contemporánea ya que, dicha categoría es relevante en el desarrollo de la teoría sociológica desde sus inicios. En el trabajo de Ulrich Beck podemos encontrar una propuesta teórica integral y argumentada en dos fases, que retoma tanto las ideas de los clásicos (Marx, Webber, Simmel, Durkheim), como también la teoría de Norbert Elías, desarrollando así una lectura prominente sobre la individualización. Lo cual lo constituye en uno de los más importantes pensadores sobre este tema actualmente. Otra clave que retomamos de su obra son las implicancias del fenómeno de la individualización en la sociedad contemporánea, sus vínculos con el mercado de trabajo y las consecuencias que tiene este fenómeno en la destradicionalización de las formas de vida.

 

Individualización: una argumentación en dos fases

En principio, en la propuesta teórica de Ulrich Beck evidenciamos cómo en la segunda modernidad el fenómeno de la individualización altera las condiciones de vida y desarticula los paquetes biográficos, al mismo tiempo que genera un desprendimiento de aquellas instituciones tradicionales características de la sociedad industrial. Como bien nos explica el autor en Libertad y Capitalismo (2002), individualización para él no significa egoísmo neoliberal, ni atomización, como tampoco emancipación, ni creciente libertad de los individuos. Para Beck, creer que vivimos en una sociedad de mónadas aisladas incluso encierra una contradicción en sus términos.  En relación a esto, el autor pone énfasis en explicar sus ideas en torno a la individualización, a lo cual, dada su importancia, dedica un capítulo entero en La sociedad del riesgo [2]. Su teoría vislumbra que, en la segunda modernidad, nada realmente parece ser determinado o fijado anteriormente en la vida cotidiana. Aquí las trayectorias de los individuos están cada vez menos sujetas a mandatos familiares, de clase social o religión, y esto se debe al fenómeno de la individualización. A partir de esto, Beck esboza un modelo general, analítico y a su vez histórico, que consta de dos fases. La primera se relaciona con los estudios de los sociólogos clásicos desde Marx, pasando por Weber, hasta Durkheim y Simmel (Beck, 1998:163). A grandes rasgos, estas teorías dan cuenta de una separación entre el individuo y las estructuras de la sociedad feudal y el dogma religioso, lo que catapulta al individuo hacia la sociedad industrial, donde estos toman nuevas formas de vida colectiva o en comunidad. La aclaración que hace Beck, es que este tipo de teorías se han limitado por lo general al estudio de cuestiones objetivas, particularmente enfocadas a los cambios en las condiciones y formas de vida, y concebidas como socio-históricas. En una segunda fase, va un paso más allá en sus argumentos y expresa que se debe completar y precisar este modelo. Para esto, Beck aclara que, de manera genérica, su concepto de individualización se basa en determinados aspectos subjetivos biográficos del proceso de civilización presentes en la teoría de Norbert Elías, y particularmente ubicados en la última etapa del proceso de industrialización y modernización. De este modo Beck esboza su teoría:

 “La modernización no sólo conduce a la formación de un poder estatal centralizado, a concentraciones de capital y a un tejido de textura cada vez más fina de las divisiones de trabajo y de las relaciones del mercado, a la movilidad, al consumo de masas, etc., sino también (y con esto entramos en el modelo general) a una triple “individualización”: disolución de las precedentes formas sociales históricas y de los vínculos en el sentido de dependencias en la subsistencia y dominio tradicionales (dimensión de liberación); pérdida de seguridades tradicionales en relación al saber hacer, creencias y normas orientativas (dimensión de desencanto), y un nuevo tipo de cohesión social (dimensión de control o de integración) con lo cual el significado del concepto se convierte precisamente en su contrario.” (Beck, 1998:164)

En relación a esto, el autor pone énfasis en entender y diferenciar el concepto de individualización en función de cambios tanto en las condiciones de vida (objetivos) como en los modelos biográficos (subjetivos), haciendo énfasis al mismo tiempo en qué tipos de biografías tienen lugar bajo las condiciones del mercado de trabajo desarrollado de la segunda modernidad (Beck, 1998:165).Sobre este punto, Beck da cuenta de que se produce un desprendimiento por parte de los individuos de aquellas instituciones tradicionales (clases sociales, familia pequeña, grupos étnicos, roles de género) que anteriormente les otorgaban protección y dirección. En consecuencia, el individuo se encuentra obligado a emprender pasos solitarios, y hasta este momento inauditos, para orientar su propia vida. Sin embargo, cabe señalar que en este proceso de individualización las diferencias de clase y las relaciones familiares no desaparecen, sino que permanecen en el trasfondo en relación al nuevo centro biográfico vital (Beck, 1998:167).Resulta relevante también señalar que, paradójicamente, esta individualización se produce bajo un proceso de socialización que precisamente impide gradualmente la autonomía individual de los sujetos. Si bien el individuo rompe con los lazos tradicionales y sus relaciones anteriores de protección, al mismo tiempo intercambia estos por las constricciones del mercado de trabajo y del consumo, y por las estandarizaciones y controles implícitos de estas. De este modo, en esta teoría encontramos las tendencias a la individualización son resultado de las nuevas demandas e influencias que el mercado laboral y el sistema educativo ejercen sobre el individuo, y también como un efecto secundario del éxito con el cual el estado de bienestar ha asegurado las libertades y los derechos sociales de cada ciudadano. Para Beck, este fenómeno nunca antes había sido tan profundamente significante e influyente en tantas dimensiones de la vida, como hasta ahora.

 

El individuo institucionalizado

Por otra parte, este proceso de individualización contemporánea debe ser entendido bajo la idea del individuo institucionalizado, es decir, las instituciones contemporáneas toman como punto de partida al individuo, este mismo se constituye como la unidad de reproducción vital de lo social (Beck, 1998:166). Así, este fenómeno es impuesto sobre el individuo a través de las instituciones modernas, y estas últimas ya no se centran en la familia o en entidades colectivas o comunidades. Un ejemplo clave aquí es el del mercado laboral, ya que se evidencia de manera clara que este se encuentra completamente dirigida hacia los individuos. El sujeto ideal para el mercado laboral es un individuo por sí mismo, la persona que no se encuentra sujeta a ninguna relación, matrimonio o familia, el individuo soltero mantiene una movilidad absoluta. A raíz de esto, combinar la vida laboral y familiar deviene cada vez más difícil, esto hace que la familia contemporánea se transforme en una especie de arreglo temporal que provee nada más que el marco y los límites formales para la vida y la realización personal de sus miembros. En este tipo de relaciones personales la individualización de uno, se convierte en la delineación y restricción del otro, lo que presenta una constante fuente de inquietud, disputa y conflicto para ambos individuos. Por ende, en la segunda modernidad, la familia nuclear, característica de la primera modernidad, es socavada. El proceso de individualización, modifica completamente las relaciones internas y las dinámicas de la unidad familiar nuclear, disolviendo también la distribución de los roles entre los sexos preestablecidos. Esta individualización impide a los sujetos mantener los principios y roles de género característicos de la familia nuclear de la primera modernidad: la exclusión de las mujeres al mercado laboral, la falta de derechos básicos de la mujer y las tareas básicas del hogar. Consecuentemente, la principal razón para adentrarse en el matrimonio cambia, ahora es el amor lo que vuelve decisiva esta unión, si el amor desaparece, la relación también lo hará (Beck, 1998:142). Estos ejemplos ponen en evidencia cómo la individualización pone en jaque a las instituciones primarias de la sociedad industrial.

Adicionalmente, mientras el individuo se desprende de estas instituciones, es entregado automáticamente él mismo al mercado laboral, al sistema de seguridad social, y al sistema educativo. Entonces la individualización se evidencia estrechamente relacionada con los procesos de estandarización e institucionalización de las trayectorias de vida de los individuos. Así, en la segunda modernidad surgen nuevas instancias secundarias e instituciones que configuran el curso de la vida de las personas. Paradójicamente, mientras la persona es más consciente de sus aptitudes individuales, estas instituciones secundarias lo convierten en “una pelota de modas, relaciones, coyunturas y mercados” (Beck, 1998:167-168). Así, la existencia privada e individualizada depende de situaciones que escapan totalmente de la capacidad de intervención individual. Aquí la existencia autónoma e independiente deviene imposible y los estatus y culturas de clases se sustituyen por modelos de forma de vida institucional como la entrada y salida del sistema educativo y del trabajo productivo, o las regulaciones sociopolíticas sobre la edad y el tiempo de las personas. En este sentido, la individualización para Beck se evidencia como una dependencia total del mercado en todos los aspectos de la vida. Pero lo particular de esto, radica en el componente subjetivo, donde la percepción de los sujetos sobre los fenómenos de destino colectivo cambia: la biografía personal queda marginada de sus pautas previas, se produce un quiebre generacional ubicado en un eterno presente, donde todo gira en torno al propio yo de la propia vida. De este modo, las condiciones de vida personales se vuelven autoreflejas: lo que está dado socialmente se transforma en biografía producida por uno mismo, inclusive de cara al futuro. Esto pone al individuo en un estado de inquietud constante, buscando todo el tiempo algo mejor, y afrontando la carga y el peso de todas las contradicciones sistémicas de manera personal. El individuo se siente capaz incluso de resolver problemas y situaciones determinantes y exteriores a él de manera particular y a través de soluciones que sólo implican un mayor nivel de inteligencia o creatividad. De tal modo lo expresa Beck:

“Los factores sociales que influyen en la propia vida han de entenderse como ‘variables del medio’, que con ‘creatividad en las medidas’, pertenecen al propio radio de acción y que pueden contrarrestarse y debilitarse o adaptarse a las ‘diferenciaciones internas’ según las posibilidades de actividad y de contacto para el propio espacio vital.” (Beck, 1998:172),

Como consecuencia de la individualización, en la segunda modernidad tiene lugar un proceso de subjetivización de los riesgos y contradicciones que son en realidad generadas socioinstitucionalmente. Así, el individuo no vive estas como imposiciones, sino como consecuencias de sus propias decisiones y que debe asumir como tales.

 

Destradicionalización de las formas de vida y sus consecuencias

Adicionalmente, podemos señalar que según Beck, el proceso de modernización desencadenado en el siglo XXI, desmoronó las coordenadas del sistema social propio de la sociedad industrial. En resumidas cuentas, aquí el autor visibiliza un proceso de individualización que consecuentemente destradicionaliza las formas de vida características de la sociedad industrial, y que nos convierte en testigos de la disolución general de las clases y las capas sociales, y también de la disolución de la sociedad tradicional. Sobre esto, argumenta que la individualización, como un resultado general del estado de bienestar, ha debilitado los lazos entre los individuos y sus familias, clases, vecindarios o colegas de trabajo (Beck, 1998:96). En consecuencia, nos hemos movido más allá de la sociedad industrial. Sin embargo, esto no significa que las desigualdades han sido abolidas, muy por el contrario: la individualización no implica un estado final, sino un proceso de transformación de la gramática de las desigualdades sociales. En este sentido, cuando Beck presenta sus tesis en relación a este proceso, manifiesta que “el significado social de las desigualdades ha cambiado”. [3]

En base a esto, en la sociedad industrial, las mejoras en las condiciones materiales de vida y los cambios en el mundo del trabajo se constituyen como factores fundamentales. Estos procesos generaron nuevas posibilidades “materiales y de despliegue” que se encuentran en consonancia con el consumo de masas. En consecuencia, se difuminan los contornos tradicionales de las formas de vida y el medio social, a pesar de que las distancias entre sectores sociales permanezcan. Y sobre la base de esto, se da la aparición de estilos desiguales de consumo que sustituyen los atributos propios de las culturas de clase tradicionales. A partir de esto, la identidad de clase colectiva es eliminada de una vez por todas por el capitalismo sin clases, más precisamente: sin clases para sí mismas. De este modo, la individualización desvincula la cultura de clase de la posición de clase y se producen numerosos conflictos de clase que son individualizados y subjetivados. Es decir, se genera un proceso en el que la pérdida de significación de las clases coincide con la transformación categórica y radicalización de las desigualdades sociales. Esto se debe al proceso de individualización que tiene por consecuencia que los individuos se constituyan como actores del curso de su propia vida, y tiendan a subjetivizar ciertos procesos de origen más bien socio-institucional.

En este proceso de diferenciación de las situaciones individuales queda también demostrada en la movilidad social y la educación, dos componentes más del mercado de trabajo. Por un lado, con los cambios que se generan en este proceso de movilidad, las trayectorias de las personas, unidas a impulsos de individualización, se independizan y se desprenden tanto de las condiciones geográficas y culturas regionales de las cuales proceden, como también de los lazos personales, familiares, profesionales, empresariales a los que se encuentran ligados. Consecuentemente, estas trayectorias independizadas adquieren una realidad propia que los individuos viven como un destino personal. Por otro lado, con los cambios en la expansión educativa, sobre todo de grado superior, se genera un efecto en la relación entre los sexos, el comportamiento educativo de los padres y la cultura política. Lo que dio lugar a cierto “grado de despedida” en relación a las vinculaciones (que son propias de la cultura de clases) con el medio de procedencia, y también un desprendimiento de los roles tradicionales distribuidos por sexos. En relación a esto, Beck también resalta que la educación generó una sustitución de las formas de pensar y los estilos de vida tradicionales por otros de tipo universalista. Al mismo tiempo, señala que esta posibilita un mínimo proceso de búsqueda personal, y también se encuentra unido a la selección y a exigencias de orientación para el ascenso individual.
 

A modo de cierre

En la teoría de Beck es clave diferenciar el concepto de individualización en función de cambios tanto en las condiciones de vida (objetivos) como en los modelos biográficos (subjetivos). Asimismo, es importante entender el énfasis puesto en el desarrollo de los tipos de biografías que tienen lugar bajo las condiciones del mercado de trabajo desarrollado de la segunda modernidad. Dado que Beck argumenta que se produce un desprendimiento por parte de los individuos de aquellas instituciones tradicionales (clases sociales, familia pequeña, grupos étnicos, roles de género) que anteriormente les otorgaban protección y dirección. Sin embargo, cabe señalar que en este proceso de individualización las diferencias de clase y las relaciones familiares no desaparecen, sino que permanecen en el trasfondo en relación al nuevo centro biográfico vital, subordinado principalmente al mercado de trabajo. Este proceso de individualización contemporánea debe ser entendido bajo la idea del individuo institucionalizado, donde las instituciones contemporáneas toman como punto de partida al individuo, este mismo se constituye como la unidad de reproducción vital de lo social.  Por otra parte, dado que el proceso de individualización, que quiebra los nexos de vida de clase y de familia el individuo deviene un preso de la libertad de elegir. Para los individuos contemporáneos todo debe elegirse siempre activamente y nada está determinado de antemano. Así, ciertas desigualdades estructurales quedan ocultas o pasan a un segundo plano, al mismo tiempo que decaen los entornos sociales y las formas de vida propias de la cultura de clase. Consecuentemente, surgen formas y situaciones de existencia de tendencia individualizada, las cuales obligan a las personas, en nombre de su propia supervivencia material, a hacer de sí mismas el centro de sus propios planes de vida y de su propio estilo de vida.

 

Notas

1. La Sociedad del Riesgo fue publicada por primera vez en alemán en 1986.
2. Nos referimos al capítulo 5: “Individualización, institucionalización y estandarización de las condiciones de vida y de los modelos biográficos” en Beck, U. (1998).
3. Cabe hacer un paréntesis y señalar que para Beck, el proceso de individualización además de evidenciarse un desprendimiento de formas sociales precedentes, y una pérdida de seguridades tradicionales, se genera un nuevo tipo de cohesión social, entendida en términos de control e integración, en el cual el individuo pasa a depender del mercado en todos los aspectos. Esto genera por un lado un proceso de estandarización, pero también de diferenciación. Y particularmente señala que el individuo tiende a subjetivizar e individualizar los fenómenos originados socio-institucionalmente, lo que de alguna forma hace que estos últimos pierdan predominancia en la vida social (Beck, 1998: 164-168).

 

Bibliografía

Beck, U. (1998). La sociedad del riesgo. Barcelona: Paidós.

Beck, U. (2002). Libertad o capitalismo. Madrid: Siglo XXI.

 

 
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