| Las inundaciones 2003 y 2007 en el aglomerado Santa Fe y la importancia de la participación ciudadana en las decisiones de las políticas públicas y sociales | 
         
        
          | Lic. Luisa Cristina Alvarez  | 
         
        
          Facultad de Humanidades y  Ciencias, Universidad Nacional del Litoral  | 
         
        
          Sociología del  Litoral Asociación Civil (SLAC)  | 
         
        
          lcristina_alvarez23@hotmail.com  | 
         
        
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          Para citar este    artículo: Rev. Arg. Hum. Cienc. Soc. 2022; 20(1). Disponible en    internet: 
                    http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v20_n1_03.htm   | 
         
        
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          Resumen | 
         
        
          En este ensayo me propongo analizar las inundaciones 2003 y 2007 en el  aglomerado Santa Fe, como detonantes de una problemática que colocó a la  población santafesina en  condiciones de  riesgo y vulnerabilidad hídrica. Al mismo tiempo, reflexionar, por un lado,  sobre las experiencias participativas de las organizaciones sociales de base  territorial que históricamente vienen trabajando la asistencia, seguridad y  bienestar de las familias y, por otro lado, la tensión entre Estado local y  sociedad civil respecto a la justicia impartida por la Corte Suprema de nuestra  ciudad en la búsqueda de los responsables políticos del desastre hídrico.  Respecto de ello, se hace necesario considerar la acción colectiva de los  actores sociales para alcanzar políticas públicas y sociales de reparación  económica, al igual que las respuestas frente a la impunidad durante la  inundación y después de ella.              | 
         
        
          | Palabras clave: riesgo hídrico, organizaciones sociales de base territorial,  participación ciudadana, políticas sociales. | 
         
        
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          Abstract | 
         
        
          In this essay I tend to analyze the 2003 and  2007 floods in the Santa Fe agglomerate as triggers of a problem that place the  population of Santa Fe in conditions of risk and water vulnerability. At the  same time, to reflect on the participatory experiences of territorially based  social organizations that have historically been working on the assistance,  safety and welfare of families, on one hand; on another hand, the tension between  the local State and civil society regarding justice given by the Supreme Court  of our city in the search for political decision-makers of the water disaster.  At this respect, it is necessary to consider the collective action of the  social actors to achieve public and social policies of economic reparation, as  well as responses to impunity during and after the flood.              | 
         
        
          | Key words: 
            water risk, territorially based social  organizations, citizen participation,  social policies. | 
         
        
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          Introducción | 
         
        
        
          El fenómeno de las inundaciones  en el Aglomerado Santa Fe [1] ha sido una constante a lo largo de su  historia dado su emplazamiento en una geografía marcada por la presencia de los  ríos Paraná y Salado. A partir de la década de los ’80, muchas de las  inundaciones acaecidas en la región y como consecuencia de la crecida de los  ríos se fueron remediando hasta alcanzar su solución a través de obras de  defensa, terraplenes y construcción de autopistas-circunvalación que obraron  como prevención. 
                          Desde esta perspectiva se  puede afirmar que la construcción del territorio urbano  en la ciudad de Santa Fe se encuentra en el  cruce de dos problemáticas: por un lado, la forma de hacer ciudad y, por otro,  los riesgos y desastres (Vland y González s/f). En este sentido es necesario  entender que existen áreas sujetas a peligrosidades naturales como articulación  y resultado de las condiciones de sitio -naturales- y las socialmente  producidas (Lindón 1989)[2]. 
            Los autores antes  mencionados manifiestan que durante 1979 en la ciudad de Santa Fe se logró  aprobar la exigencia de una cota de 15 metros para la ejecución de urbanización  con reglamentos y subdivisiones. Este reglamento de edificación aún se  encuentra en vigencia a través de diferentes ordenanzas [3]. Asimismo, los  expertos confirman que dentro de estas aprobaciones la no ocupación de sectores  anegadizos en zona RUA [4] no se alentó a nivel de gobierno. En el sector oeste  y sur de la ciudad se construyeron complejos de vivienda FONAVI (barrio  Centenario) como política de vivienda para formalizar la ocupación de villas  miserias ubicadas en terrenos fiscales y se ubicó el sector medio de la  población que no podía acceder a la tierra. 
               
            Sin embargo, ninguna de las  anteriores inundaciones que se tenga registro es comparable en magnitud de sus efectos  sobre el área urbana como la provocada por el desborde del río Salado, el 29 de  abril y principios de mayo de 2003. Este acontecimiento dejó huellas en la vida  de los vecinos ubicados en la zona oeste ocasionando la pérdida de viviendas,  la falta de recursos materiales y (emocionales) y desacoplando la vida de miles  de personas en cuestión de horas. De ellos se infiere que estaríamos frente a  una catástrofe no solamente hídrica, sino también política y social; una de las  más drásticas en la historia de Santa Fe.  
               
            La inundación 2003 conmovió  a la comunidad en general; tuvo repercusión a nivel local, nacional e  internacional. Los resultados de este desastre fueron la pérdida de vidas  humanas [5], afectando al 30% de la población urbana y a un 20% de hogares. 
               
            El desastre ambiental que  provocó el ingreso del agua del río Salado a la ciudad, se relaciona con el  inicio de una obra inconclusa a nivel provincial. Como se mencionó, dicho  acontecimiento afectó a la población del sector oeste con una inundación de  grandes proporciones, marcó la vida cotidiana de grandes barriadas. En dichas  circunstancias, las familias se vieron obligadas a tener que abandonar sus  viviendas y su territorialidad. Al respecto, el diario UNO de Santa Fe (28/04/2017) manifestó que su epicentro fue una  obra de defensa protectora sobre el río Salado a la altura de la zona del  Hipódromo del barrio Las Flores, ya que no estaba debidamente finalizada. En  suma, esta situación permitió el ingreso del agua del río e inundó un tercio de  la ciudad capital, a la vez que arrasó la mayoría de los barrios que componen  el distrito suroeste y parte del distrito centro. Más aún, en contraste con los  acontecimientos del 2003, la ciudad de Santa Fe volvió a ser afectada por la  acción de las intensas lluvias en el año 2007. Cabe señalar que los vecinos  perjudicados por la anterior inundación aún no habían logrado solucionar la  vuelta al barrio, remediar las pérdidas materiales y emocionales. Sin embargo,  se vieron obligados nuevamente a abandonar sus hogares debido a un nuevo  anegamiento producto de las altas precipitaciones.  
               
            Más aún, este fenómeno  instaló en el colectivo social santafesino el descontento de la población  frente a las autoridades competentes del momento y construyó una memoria  selectiva que se hizo eco de las injusticias sufridas [6]. 
              Frente a ello, cobra  relevancia el modo en que las organizaciones de la sociedad civil generan  transformaciones e inciden en la orientación de las intervenciones  estatales  con la dinámica social (Rofman  2019). Es decir, el ámbito público no estatal que en palabras de Cunill Grau  (1997) es una esfera de acción sobre las cuestiones públicas que  no se limita al Estado, ni exclusivamente a  la sociedad civil o a intereses privados. Señala que es el espacio de lo común,  de lo colectivo, donde circulan actores, acciones y debates que interesan al  conjunto de la sociedad. 
               
            De ahí que en este  escenario se puede evidenciar la participación ciudadana de los actores  santafesinos y su protagonismo por diferentes medios colectivos, procesos que  generan transformación en sus vidas cotidianas y en los asuntos públicos. Según  Rofman (2019) la lucha colectiva en el universo asociativo de base popular y  las políticas públicas, conforman uno de los motores principales para comprender  los grandes procesos de transformación social, así como recordar que las  organizaciones sociales territoriales tienen incorporadas en sus estructuras  los modos de relacionarse vigentes para cada momento histórico. Como se puede  observar la “participación ciudadana” hace evidente que las decisiones y  acciones públicas no son monopolio de la acción estatal, ni tampoco del  entretejido comunitario, ésta se desenvuelve en el ámbito público no estatal,  como lo denomina Cunill Grau (1997). Es decir que la persistencia y las  múltiples estrategias de participación ciudadana al interior  de las organizaciones han trascendido el  marco de la participación comunitaria para incidir en la toma de decisiones  públicas. Diversas organizaciones civiles, sindicatos, estudiantes y vecinos  damnificados durante dieciséis años y puntualmente el “29 de abril” de cada  año, se movilizan con el objetivo de hacer valer la defensa de los derechos  ciudadanos, el pedido de justicia, el incumplimiento de los deberes de funcionario  público, ante la destrucción ocasionada por el desastre hídrico. 
             
            De forma sintética, en los  próximos apartados se propone contextualizar las inundaciones 2003 y 2007 que  colocó al aglomerado Santa Fe en condiciones de riesgo y vulnerabilidad  hídrica, profundizando la protesta como medio que incidió en las políticas  públicas locales en el período comprendido entre 2003 y 2019.  | 
         
        
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          1. La construcción social del riesgo y el desastre en la ciudad de Santa Fe | 
         
        
          La categoría construcción social asociada con el riesgo (García Acosta 2005) y la  conflictividad ambiental -en el caso de las inundaciones 2003 y 2007-, permiten  entender y explicar las transformaciones de la dimensión social, económica,  política y simbólica cultural desde una mirada crítica hacia los desastres.  
                 
                No obstante, cuando  hablamos de riesgo estamos frente a una problemática más compleja, para la cual  no existe una única perspectiva de abordaje. Por ello, se hace  necesario referenciar a Beck (1998), para quien  la “sociedad del riesgo” refiere al conocimiento parcial de una sociedad sobre  la probabilidad de daño (Wynne 1992) y posee un carácter diferenciado dado que  no afecta de la misma manera a todos los actores sociales que enfrentan ese  riesgo. 
                 
                Otra mirada interesante  sobre el riesgo es la que se sostiene desde las organizaciones sociales  populares, tal como lo demuestra el testimonio de una representante de la  Organización Civil Canoa: 
                 
            
              “El riesgo es una construcción social  más que física, más allá de mayor o menor riesgo y depende de la acción que se  haga en territorio y por el otro lado que las leyes siguen siendo una creación  del hombre y respondiendo a intereses. Entonces te das cuenta que hay  definiciones políticas claras de actores que juegan. Te das cuenta que la  construcción del riesgo es una decisión social y que la definición de cuáles  son las zonas más vulnerables en la ciudad no tiene que ver con lo físico, sino  con intereses que se juegan” (T. S.  Mónica, 19-10-2017). [7]. 
 
               
             Otro punto esclarecedor es  el de Beltramino (2016), entiende que estos eventos han sido un punto de  inflexión para la comprensión y gestión del riesgo de las inundaciones locales.  La especialista manifiesta que estos eventos afectaron a diferentes sectores  sociales y el nivel de exposición en ambos fue desigual. A ello añade que los  sectores medios se movilizaron e intervinieron en el espacio público  denunciando la responsabilidad política. Mientras tanto, los sectores populares  no solo se encontraban en desigualdad de condiciones, sino también  potencialmente amenazados porque su vulnerabilidad era mucho mayor que la del  resto de los actores sociales. 
               
              Es de importancia sumar a  estas ideas que en el momento de las inundaciones del 2003, Santa Fe se  encontraba dentro de un proceso de segregación residencial [8] que potenció la  vulnerabilidad de los actores sociales en especial, de los sectores populares  que se encuentran ubicados al margen de la ciudad Capital. 
            Avanzando  en este razonamiento respecto a la inundación 2003 y 2007, es menester  reflexionar sobre el contexto sociopolítico y económico que se vivenció durante  y después del fenómeno de la inundación 2003 y 2007. | 
         
        
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          2. Los efectos de una crisis económica, política y social y la acción de los agentes sociales en el campo social de la pobreza en la ciudad de Santa Fe | 
         
        
        
          En este apartado me  propongo demostrar la correlatividad que existe entre la vulnerabilidad social  producto de los modelos económicos que operan en forma adversa sobre la  sociedad civil —en este caso los barrios del oeste de la ciudad— y el modo en  que la acción de diferentes agentes sociales producen cambios tanto en el  ordenamiento territorial como en sus demandas al poder político local.  | 
         
        
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          2.1 Contexto  sociopolítico en el Aglomerado Santa Fe | 
         
        
          Para analizar los hechos  acaecidos en 2003 hasta la actualidad es menester conocer los procesos  sociopolíticos vividos por la población santafesina anteriores a los  acontecimientos ocurridos por el desborde del río Salado. 
             
En cuanto a la evolución  del mercado laboral en el aglomerado Santa Fe, esta ciudad y Tucumán  presentaron la mayor tasa de desocupación ajustada [9] en el período 1985-1991;  en 1996 llegaron al récord nacional de desempleo con un 28,8% (Arrillaga et al.  1998, p. 77). Santa Fe fue uno de los territorios que sufrió tempranamente los  efectos del proceso de desindustrialización y desmantelamiento de sus bases de  sustentación económica. Finalmente, la evolución del  sistema laboral se agravó sensiblemente a  partir de las crisis recesivas de la segunda mitad de la década de los ’90 y  fundamentalmente como consecuencia de las de 2001 y 2002.  
 
De estos resultados se  desprende que, en el período 2002-2003, en el cual se produjo la mayor  inundación urbana, la tasa de desocupación abierta de la población joven (inferior  a 24 años) triplicaba a la de la población adulta. 
 
El trabajo realizado por la  Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2003) presentado a  pocos meses del desastre, manifiesta los mayores niveles de pobreza,  necesidades básicas insatisfechas, fragilidad y/o vulnerabilidad social con las  áreas de mayor riesgo físico de anegamiento, que fueron las de afectación  directa en el 2003. Los siguientes datos demuestran en este escenario que  la  tasa de desocupación de jefes de  hogar, que verificaba un valor del 12,5% en el total del aglomerado. En el área de  afectación directa de la inundación alcanzaba un valor superior al doble; 26,5%  y 41% de los hogares con jefatura femenina de los cuales el 64% tiene menores de 18 años a  cargo, lo cual avizora una vulnerabilidad al adquirir un doble perfil social y  de género. 
            Como  evidencian estos índices numéricos, la ciudad de Santa Fe se encontró con un gran deterioro  económico y social, además de la orfandad por parte de los gobernantes locales.  No obstante, frente a estas desavenencias la sociedad santafesina desplegó su  capacidad solidaria consolidando aún más los lazos sociales dentro de las  organizaciones sociales comunitarias. | 
         
        
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          2.2 	Las organizaciones de la sociedad civil de la ciudad de Santa Fe y su acción en territorios devastados | 
         
        
          Para reflexionar sobre el  contexto social comunitario de intervención (Carballeda, 1997-1999) de los agentes sociales en territorios devastados  por el fenómeno de las inundaciones, es necesario considerar el rol de las  Organizaciones Sociales de Base Territorial (OSBT). 
             
Configuran estos grupos  militantes sociales, religiosos y   profesionales comprometidos con gestionar las demandas de ese colectivo  social, en su mayoría vecinos del barrio. A su vez, son demandantes de  políticas de asistencia, pero su deber es cuestionar las estructuras que  sostienen la desigualdad en los sectores populares (Rofman, 2002). 
 
Cabe señalar que durante la  catástrofe se delinearon dos tipos de OSC bien marcadas. Por un lado, las  reconocidas socialmente; tales como Derechos   Humanos (DDHH), Canoa, Acción Educativa, Asociación del Magisterio de  Santa Fe (AMSAFE), Familiares de desaparecidos, Centro de Protección a la  Naturaleza, Madres de Plaza de Mayo, Movimiento Ecuménico por los Derechos  Humanos (MEDH), Movimiento “Los Sin Techo”, Asociación Docentes de la  Universidad Nacional del Litoral (ADUL), Primera Escuela de Psicología Social  Pichón Rivière, Cáritas, Movimiento de desocupados en lucha, Movimiento  territorial de Liberación (MTL), Central de los Trabajadores Argentinos (CTA),  entre otras. Por el otro, entre las organizaciones que surgieron a partir de la  catástrofe hídrica podemos mencionar: Carpa Negra, Empresas afectadas, Marcha de  las Antorchas, Asociación Civil 29 de abril, Vecinos Plaza Arenales, Mosid,  Barrios Inundados, Murga Negra, ellas conformaron, junto a algunas de las  organizaciones citadas precedentemente, la Asamblea Permanente de afectados por  las inundaciones. 
 
Como se afirmó en los  párrafos anteriores la participación ciudadana y la acción de las  organizaciones de la sociedad civil tuvo también dos momentos marcados en  cuanto al proceso de intervención: durante y después de la catástrofe hídrica.  En un primer momento, según informe de “Médicos del Mundo Argentina”, a cargo  de los responsables Pérez y Razzotti (2015), tuvo lugar la tarea de diferentes  equipos y la de voluntarios abocados a la evacuación de 120.000 personas, en  alojamientos informales y en 200 centros de evacuados. Las autoridades  estatales conformaron el Comité de Crisis bajo la responsabilidad del Ministro  de Gobierno. De la misma manera, se formó el Comité Operativo de Salud (C.O.S)  con la tarea de coordinar las operaciones de vacunación (antitetánica,  antihepatitis A), asistencia sanitaria, control epidemiológico y distribución  de elementos de higiene personal y domiciliaria. Desde el Comité de Crisis se  asignó al Ejército el control absoluto de la distribución y racionamiento  alimentario en los centros de evacuados y lo referente a ayuda humanitaria.  
 
Acción fuertemente  criticada por su responsabilidad durante la dictadura militar (1976-1984) y por  la falta de preparación para dicha tarea. A la acción de estos organismos se  suma la voluntad de las organizaciones no gubernamentales autoconvocadas por la  emergencia, algunas ya se encontraban dentro de los barrios afectados y otras  se fueron agregando con el correr de los días. Las organizaciones  internacionales también se hicieron presentes: CIRC (Central de Información de  Riesgos), UNICEF, Naciones Unidas, ECHO (Dirección General de Ayuda Humanitaria  y Protección Civil), OXFAM, Acción contra el hambre (ACH), Médicos sin  Fronteras (MSF) y Médicos del Mundo (MDM) en este escenario  
 
En un segundo momento,  pasada la emergencia hídrica los afectados se vuelven a organizar  colectivamente manifestándose en piquetes, cortes de ruta y movilizaciones para  visibilizar las nuevas demandas posdesastre (Beltramino 2016) que no fueron  resueltas en tiempo y forma por el Estado local y provincial. Sirva de ejemplo  el caso de los barrios Arenales, Chalet y San Lorenzo que al momento de la  inundación vastos sectores territorializados (Merklen 2010), no se encontraban  incorporados en el mapa programático de emergencia por ser categorizados como  zonas de asentamientos informales o no urbanizadas; quedando fuera del  resarcimiento por daños. Las familias afectadas al no ser reconocidos como  inundados se movilizaron realizando cortes de ruta y piquetes con el objeto de  figurar en los mapas de mensura de la dirección de Catastro Municipal. Como  resultado de estas movilizaciones el asentamiento El Arenal es reconocido como  “barrio Arenales” (2007), se retoma el Plan Lote y la ayuda   material para reconstruir las viviendas que  el agua se llevó (Alvarez 2019). 
 
Otro tema que movilizó la  participación ciudadana de manera masiva durante todos estos años fue la  información oculta sobre la cantidad de fallecidos  durante y después de la catástrofe. 
 
El primer acontecimiento  popular de participación ciudadana fue a partir de los noventa y tres días de  la inundación 2003 con la instalación de la Carpa Negra de la Dignidad  levantada por los evacuados en la plaza 25 de Mayo, frente a la Casa de Gobierno.  La plaza para los afectados por la inundación representa el lugar común de la  ciudadanía que se congrega año a año no solo por demandas sino también para  concientizar formas de lucha,  muestras  de solidaridad y lazos afectivos. 
Otro ejemplo de participación  ciudadana respecto a las inundaciones son las jornadas próximas al 29 de Abril.  Los afectados realizan asambleas en clubes [10], para informarse sobre el  seguimiento de la “Causa Inundaciones 2003” expediente que reúne a 4200  damnificados. De asambleas surgen documentos y petitorios para ser elevados a  las autoridades gubernamentales. 
 
Siguiendo la idea de Rofman  y Foglia (2014) es plausible marcar en este proceso la articulación de la  sociedad civil con el Estado local en ese período. A raíz de las movilizaciones  populares y la inestabilidad sobre la seguridad de las personas después de  sucedido el fenómeno se fortaleció el trabajo en red de los barrios afectados.  Las organizaciones e instituciones barriales fortalecieron sus vínculos intra y  extra territoriales. La “Red nueva vida” que agrupaba a instituciones  (eclesiásticas, educativas, de salud) y organizaciones comunitarias (comedores,  jardines, talleres de capacitación, etc., trabajaron junto al Estado local en  la “gestión del riesgo” que consistió en un plan de evacuación o contingencia  para todos los barrios afectados. La particularidad de esta mixtura tiene que  ver con que en esta red se encuentran instituciones estatales (C.A.F,  dispensarios) que residen en la zona afectada, haciendo más fluido el diálogo  con el gobierno local. 
 
Esto permite plantear que la acción emprendida por la  participación ciudadana popular es la más democrática de las intervenciones de  la sociedad civil. Como así también, el repertorio de acción de las  organizaciones sociales de base territorial. En ese  universo coexisten diferentes relaciones con  el Estado: prácticas de colaboración en gestión de políticas públicas,  deliberación pública, participación, protestas y conflictos ante las demandas  requeridas. 
 
Finalmente podemos concluir  que las inundaciones 2003 y 2007 visibilizaron un activismo político que  permitió comprender la modalidad de relación entre la sociedad civil de base  popular y el Estado local. La hipótesis planteada sobre la participación  ciudadana y las organizaciones sociales de base territorial que históricamente  venían trabajando la asistencia, la seguridad y el bienestar de las  familias a partir del desastre hídrico  adquirió una nueva modalidad de reclamo.              | 
         
        
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          Notas | 
         
        
          1. Comprende cinco  localidades: Santa Fe, Santo Tomé, Recreo, Sauce Viejo y San José del Rincón. 
            2. Citado en Vland, y  González, s/f. 
            3. Consultar el sitio web www.consejostafe.gov.ar 
            4. Rural Urbano Anegadizo. 
            5. La inundación dejó  130.000 afectados, 152 muertos por causas directas e indirectas y pérdidas  económicas millonarias (CDH 2004; CEPAL 2003). 
            6. Este tema se desprende  de los estudios realizados en mi Tesis de Licenciatura en Sociología, defendida en la Universidad Nacional del Litoral  durante 2019. 
            7. Correspondiente a las  entrevistas realizadas en el marco del trabajo de campo en barrio Arenales  (Alvarez 2019). 
            8. Conceptualización citada  por Beltramino (2016), según Katzman (2001) define segregación residencial como  “proceso por el cual la población de las ciudades se va localizando en espacios  de composición social homogénea. Entre los factores más importantes que se  invocan como antecedentes de estos procesos están el grado de urbanización y la  urbanización de la pobreza, el grado de concentración de la distribución del  ingreso, las características de la estructura de distancias sociales propias de  cada sociedad y la homogeneidad o heterogeneidad de la composición étnica,  religiosa o por origen nacional de la población de las ciudades”.  
            9. Hacemos referencia a la  tasa de desocupación que agrega los valores determinados de desocupación  abierta, más la estimada como desocupación oculta. 
            10. Club República del  Oeste ubicado en Avenida Freire 2763, es el lugar de reunión de los  damnificados por la “Causa Inundaciones 2003” llevada a la justica por el Dr.  Ivan Cullen.   | 
         
        
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          Bibliografía | 
         
        
          ALVAREZ, Luisa.  Intervenciones de los agentes sociales en la   asistencia alimentaria de la niñez y adolescencia vulnerada. Un estudio  en el Barrio Arenales de la ciudad de Santa Fe. Tesis de grado. Universidad  Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina, 2019. 
             
ARRILLAGA, Hugo et al. “Inseguridad  social e implosión del sistema laboral. El caso del Aglomerado Gran Santa Fe”. Pampa. Revista Interunivesitaria de Estudios  Territoriales. [en línea]. 2005, 1, (1), p. 215-247. Santa Fe, Universidad  Nacional del Litoral. Disponible en: https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar/publicaciones/index.php/PAMPA/article/view/3127/4614 [consulta 15-03-2021] 
 
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MANUEL CARBALLEDA, Alfredo  Juan. “Problemáticas sociales complejas y políticas públicas”. CS [en línea]. 2008, n.1,  pp.261-272. Disponible en: https://doi.org/10.18046/recs.i1.409. ISSN 2011-0324.  [consulta  15-03-2022] 
 
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