Introducción
Esta comunicación tiene por objetivo describir los vínculos humanos dentro de la pareja y en especial aquellos vínculos donde una de las partes de la relación tiene una perturbación fronteriza que deriva en sufrimiento vincular. Para su existencia los vínculos realizan un trabajo cotidiano que es un hacer en conjunto, con continuidad hacia el crecimiento. Otra situación, es la de aquellos otros vínculos que están anclados en otra persona, vínculo buscado con el fin de la apropiación y de la no diferenciación. Asimismo delinear las fronteras adentro y afuera de la psicopatología fronteriza, muy común en estos tiempos contemporáneos. Son tiempos de fluidez, de cambios, y de falta de continencia social y familiar, entonces propongo poder pensar estos sufrimientos con nuevos enfoques clínicos.
Las fronteras indefinidas no manifiestan reconocimiento de los otros como diferentes y hacia adentro de estas fronteras muestran una fragilidad de recursos, con una tendencia de desplazamientos hacia un cuerpo en implosión o como acción explosiva. Trama perforada y sin bordes definidos por lo cual la inmediatez y la exigencia caen sobre el entre dos del vínculo.
Víncularidad
Todo vínculo implementa conductas de ir haciendo junto con otro, se va constituyendo (Berenstein, Puget 1988) con sus reglas y fantasías. Todo vínculo es una manera de pensar y pensarse con el otro, tiene que existir decisión en establecer un lazo que no es un querer ser algo sino un hacer y constituirse haciendo, con un fondo de incertidumbre, y muchas veces se conjuga al despertenecer a un sistema, (J. Puget, 2003) La decisión singular es práctica, y una vez realizada, el sujeto se constituye comprendiendo el sentido de lo que decidió.
La constitución de la subjetividad se logra a partir de la diferencia con otro que al mismo tiempo forma el borde, yo no puedo existir si el otro no pone tope y se logran los límites de cada uno. El puente se hace solo a partir de las diferencias y en un continuo de la vida.
Se produce malestar al darse cuenta que siempre el otro propone una reflexión diferente de lo que cada uno entiende y a pesar de hacer en conjunto cada uno interpreta distinto haciendo su propio recorte. Cuando el intercambio redunda en lo “mismo” se produce un efecto que da restricción de posibilidades y vulnerabilidad vincular. Tratar o Convencer al otro es anularlo y se llega a descubrir que por la necesidad de pertenencia, el vínculo se convierte en organización cerrada con retorno de lo mismo para la preservación de lo idéntico.
También esta la posibilidad de darse lo “distinto”, produciéndose un vacío, que es lo que motiva interés, curiosidad por descubrir y enriquecerse con el otro y con lo novedoso. Convertido así el vínculo en generador de creatividad y estimulo para el crecimiento singular. En cada intercambio se comprueba que son dos, posibilitando dar hospitalidad al otro respetando su alteridad. Albergar con sus diferencias hace factible la construcción de lo común. La alteridad escapa sin cesar de lo mismo y de lo idéntico. El encuentro inaugura una realidad vincular que no es sumatoria de las partes, se forma un nuevo contexto para alojar lo extranjero, es así que podrá emerger lo creativo puesto que lo mismo, lo común, lo igual sella a la pareja como de propiedad uno del otro.
En tanto se tolera el vacío, se convierte en la constitución de un espacio entre dos que permite reconocer que hicieron una experiencia juntos, compartiendo el deseo de compartir. Estos vínculos hacen marcas y generan transformaciones en uno y en todos del conjunto.
Los adultos de la edad contemporánea crecieron en una sociedad con creencias de la modernidad. Ellos contaban con la presencia de un estado que los formó como ciudadanos, con agentes emisores de esta sociedad, que son especialmente la familia y la escuela (Lewkowitcz, 2004). La familia sufrió enormes transformaciones, en especial en su ilusión de permanencia, acerca de estar juntos para toda la vida. La clínica en psicoterapia es parte de esta organización social, por lo tanto funciona con este mismo modelo, con un pensamiento no correspondiente a los cambios vertiginosos de la época contemporánea. Esta sociedad se fue modificando dando lugar a un mundo globalizado, que es un conjunto organizado con referentes, como son las leyes del mercado ensambladas a sus funciones mediáticas. Da lugar a la fluidez, es decir ya la solidez en que el mundo moderno subjetivó a su población está dejando de existir. El estado está siendo desfondado, ya no forma ciudadanos y menos aún, los cuida. Adquiriendo prestigio en el mundo occidental el apego a las formas de lo visual con lo simultáneo y momentáneo inherente a esta concepción de la modernidad. Los valores de permanencia devienen hacia lo momentáneo, lo cual es un índice a tener en cuenta en nuestra evaluación clínica de la psicoterapia, al encontrarnos con trastornos psicopatológicos distintos de la época moderna. Todavía seguimos pensando con una lógica aristotélica donde no se podían concebir las ideas con un principio de contradicción, hoy todo nos lleva a otras lógicas y a mundos superpuestos en tiempo y espacio. Es un devenir fluido de la humanidad contemporánea, descartando la identidad fija y la estabilidad como cambio de “paradigma”.
Entonces, como pensamos la clínica con su sufrimiento, ¿son otras formas de sufrimiento que nuestros saberes no dan cuenta? ¿Las perturbaciones fronterizas, altas por su frecuencia, vienen como un producto histórico?
En realidad no puede ser de otra manera. Ninguna perturbación esta fuera de los vínculos, ni de la cultura ni de su época, forma trama en conjunto para hablar de lo existente.
Como producto actual, están ligados a la pertenencia de una sociedad mediática, con sobrevaloración de la estética y de la juventud, junto con la necesidad de éxito personal por sobre otros valores de mayor permanencia. Al tener las personas estos ideales, más efímeros, pareciera que los vuelve más frágiles. De todas maneras considero que esta psicopatología fronteriza tiene un mayor predominio por razones épocales donde lo social y lo familiar es importante puesto que brinda poca contención a personas frágiles, cuando en una época anterior, la existencia de áreas sociales y de familias de mayor extensión suplían las debilidades personales. Tendríamos que cambiar concepciones en la práctica de la psicoterapia, ya que lo que se absorbe como normalidad va en un todo con los ideales y mandatos de los tiempos.
Observamos como operan las condiciones sociales, las intrapsíquicas y las vinculares en un mundo regido por las leyes del mercado de consumo y sumergido en un devenir fluido. Las personas no cuentan con sostenes, ni desde lo social ni tampoco demasiado desde lo familiar. Lo representa una película japonesa “Nadie sabe” (Hirokazu, 2006) donde cuatroniños en Pekín quedan abandonados y aislados, con un mínimo cuidado de un pequeño que hace de adulto. Nadie concurre en su ayuda, nadie se entera de lo que esta ocurriendo. La película muestra la decadencia en la que se van sumergiendo estos niños y las corazas de protección en que se van subjetivando, muestra como esta sociedad no se hace cargo de su responsabilidad.
Desarmando el falocentrismo de la época moderna, elemento necesario debido al abuso de poder, también observamos la falta de reglas operativas existentes en la postmodernidad, por lo cual se agudiza las vivencias de fragilidad, de fragmentación, de intolerancias y redes de apoyo en situaciones críticas.
Perturbaciones fronterizas
Son organizaciones vinculares donde el vínculo adquiere formas especiales en el entre dos. Se da una relación en que ambos quedan sumergidos en un vínculo de arrasamiento de la alteridad. No pudiendo establecerse ninguna ajenidad. La ajenidad es el borde de lo no posible en el vínculo.
A veces observamos que uno del vínculo se transforma en sostén y el otro en mutual del anterior, son momentos de borde, en las que estas personas necesitan de otro para apoyarse, lo toma de anclaje, creyendo tramitar su desorganización psíquica. La persona que funciona de sostén es amparadora, pero antes o después se transforma en vulnerable, es en este acontecimiento, en su participación de este vínculo, donde su alteridad queda cercenada, produciéndose una implicación absoluta. Ambos despliegan un narcisismo no resuelto que se juega en el contexto vincular.
Son perturbaciones de déficit, desborda el área de la subjetividad singular, y rápidamente van transformado la perturbación de individual en situación vincular.
En su déficit de narcisización no han podido establecer una impronta para la autonomía y para la simbolización, la presión de la angustia dada por el sentimiento de fragmentación introduce una sensación de agujeros productores de pánico por lo que son inducidos hacia la adhesión, van apropiándose del funcionamiento mental del otro ya que laspersonas con esta perturbación tienen poco de esta función. En tanto se sienten desvalorizados e inconsistentes necesitan como prótesis de si mismo al otro que le dé este pensamiento, pues el suyo esta obturado. Gana la inmediatez, la exigencia desmesurada entrelazada con la intolerancia a la frustración, así el sentimiento de fragmentación pone en jaque estas existencias.
Los pacientes sufren en sus conductas desbordadas puesto que sus emociones poseen una característica de intensidad profunda. Al ser su yo lábil, con un aparato psíquico de formas difusas, se inclina al desborde y a la invasión de los espacios de alteridad del otro, intensificándose la precariedad de los límites del yo. La interrelación de la pareja se contamina con el desborde y por consecuencia hacia una modalidad violenta, de rupturas, de excesos que inundan los aparatos psíquicos de ambos, quitando posibilidad de simbolización.
Comienza y concluye hacia el déficit de la capacidad de afrontamiento indispensable en la vida, esta no fue suficientemente desarrollada para hacer frente a exigencias endógenas y exógenas. En contraposición fueron desarrolladas en exceso tensiones difíciles de tramitar por su carencia de recursos intrapsíquicos para el hacer en el mundo, volviéndose vulnerables en el soma y en la psique. Proceden a tener circuitos compulsivos donde los espacios de intermediación, de reflexión no pueden implementarse para impedir la descarga impulsiva. Los avances de descontrol reubican a ambos en la incapacidad de hacer espacio de pensamiento y de decisión.
Las perturbaciones fronterizas tienen
- déficit de narcisización
- no han logrado la represión originaria
- amplia compulsión a la repetición
- déficit en la función de interdicción.
- establecimiento de la escisión del yo.
Todos estos ítems tienen efectos de desubjetivizacion, quedando atrapados en los lazos fusionales, con sensación de desintegración. Salta como desborde la pulsión de muerte. Al no haber contención en la trama del psiquismo, al no haber ligadura de los impulsos, irrumpen angustias profundas de temor a la destrucción, inundando el psiquismo. Aquí es donde la persona y la pareja quedan expuestos a las hostilidades del sí mismo, solo queda la ilusión de que la adhesión le va a solucionar su sentimiento de fragilidad y precariedad. Son marcas que son revividas ya que no pueden ser recordadas. Debido a las carencias de afrontamiento quedan atrapados en los lazos vinculares de fusión, sin perder la vivencia de desintegración ni la idealización de este vínculo.
Mantienen el miedo de quedarse solos pues saben que están expuestos a las agresiones y angustias del sí mismo. Se perfeccionan conductas la uniformidad y al mismo tiempo se extienden sus sentimientos de desesperación, ya que la angustia ha paralizado su posibilidad de pensamiento y de acción. Escinden lo somático y lo psíquico como defensa, sintiendo que los protege contra la destrucción y por ello se impone una sensación de la nada, de ahí la inestabilidad de sus reacciones y la obligación de incondicionalidad. La exigencia hacia su pareja idealizada hace que esta sea tratada como posesión, prolongación de sí mismo y ellos van variando entre el sentimiento de fragilidad y la omnipotencia para el logro de sus necesidades, siendo su pareja denigrada cuando avanza la frustración.
En lo clínico se manifiesta la fusión como déficit de los límites yo-no yo. El borde del fronterizo no es el sí mismo sino que está incluida su pareja vincular, con la cual forma una red entramada donde su otro vincular debería efectuar las funciones de simbolización que a su aparato psíquico les es imposible realizar. El fronterizo vive a su pareja en función de la satisfacción de sus necesidades, por eso las funciones de adaptación no se realizan.
La continencia es absolutamente necesaria ya que el derrame se aloja, es como un bebé que vomita lo que no se puede digerir. Por eso ese borde extendido queda naturalizado y desde el otro de la pareja va quedando arrasada su alteridad, con un sentimiento de invasión y de apropiación.
En el vínculo se construye una nueva realidad endogámica, apoyado en la repetición y en la renegación. Al estar el borde extendido fallo la función de interdicción de la persona sostén, quedando atrapada en los lazos fusionales, funcionando un maternaje compulsivo e ineficaz. Tampoco estas personas se pueden hacer cargo de sus propias vidas. El vínculo necesariamente produce “lo mismo” siendo una trampa del narcisismo, generando mayor pobreza de recursos simbólicos e inhabilitando el desarrollo del vinculo. Sólo deja espacio para el impulso. Siendo casi imposible desalojar esta pertenencia, la pareja o los individuos no pueden inaugurar espacios para la creatividad que alimenten este vínculo, que aporte la diferencia y la innovación. Se actualiza en el tiempo del acontecimiento y se produce porque la castración siempre es incompleta dejando huecos por donde se filtra el desborde.
El aporte social y de época está en que la sociedad impulsa a dar rápidas respuestas, que estas personas en estos momentos críticos no son capaces de efectivizar, empujándolos a mayores desbordes.
Pensar este sufrimiento nos lleva a vivencias de la nada, definida por J. Puget como la ausencia en la interdicción, esto que hace corte para lograr una línea que haga frontera, margen que haga de generador de subjetivización. Si una parte está en demasia, como exceso, ocupando todo el lugar como necesidad imperiosa y desbordada, significa que constantemente no se puede producir frontera que logre discriminarlos de la tendencia a la fusión.
La nada es un despliegue compulsivo hacia lo destructivo, a cambio del vacío que es iniciativa de la creatividad. La Nada es algo que nunca se va a significar.
La Falta es la castración señalando la alteridad y la no completud.
Como ejemplo: concurrieron a mi consulta dos hermanas gemelas, primero una y luego yo cité a su hermana. Personas de 28 años que vivían como copias, una de otra y si una de ellas se atrevía a hacer algo diferente era sancionada o copiada. Multiplicación de conductas con el objetivo del no encuentro, como repetición igualitaria, copiar es multiplicar hasta el infinito para que no entre nada distinto. Existe una creencia que lo que tienen de común junta, el ser iguales, por la gemelitud, cuando, en realidad aburre, se necesita desnudar esta creencia, posibilitando el advenir de lo diferente. Cuando se crea espacio de vacío, se puede recibir al otro como novedad. Habitar es clave de diferencia. Es aceptación de la diferencia, de la información y de la tolerancia a la incertidumbre.
La gemelitud definida por Berenstein (1988) es una relación de simetría, el vínculo se sostiene en la idealización y funciona con la menor cantidad de indicios diferenciales, con desmentida de las particularidades de cada uno. En la mellicez tanática sigue habiendo un funcionamiento narcisista pues en ella se mantienen los vínculos de fusión y de dependencia máxima.
La parejas que conservan conductas fronterizas hacen un anclaje forzado por uno o por ambos y queda establecido por los dos. El más frágil de la relación ocupa casi todo el espacio, el sostenedor queda con poco equilibrio. Su propio equilibrio en ese andamiaje es logrado solo a costa de sus emociones y con una pertenencia social donde el placer y la armonía dejan de existir.
Los procesos de descontrol se vienen cronificando, se instala una modalidad de intercambio violento que lleva hacia relaciones de irracionalidad y a veces de crueldad. Este intercambio se fija como modalidad, no conservando recursos de afrontamiento, ni diferenciación como tampoco un hacer operativo. Quedan apartados en un camino sin salida hacia la enfermedad, agravándose cada vez más la fusión y la violencia. Como en todo lo referido, cualquier situación de violencia, doméstica, invisible u otras es necesario para su transformación la palabra, poder discutir, hablar hasta el cansancio de aquello que es productor del dolor, recuperando el pensamiento. Hablar hasta el aburrimiento desidealiza, banaliza cualquier ser que fue idealizado convirtiéndolo en real.
Los ”procesos de corte” necesarios para habitar un vínculo fueron insuficientes y ahora se repiten en forma interminablemente. La función de interdicción sella la salida de la endogamia. Con ella se abre la participación en los grupos de paridad que dan acompañamiento para poder recobrar los bordes de cada singularidad.
Clínica vincular con pacientes fronterizos
Los pacientes fronterizos o las situaciones fronterizas necesitan de parte del analista diversidad en la escucha y enorme plasticidad, ya que sus conflictos son difíciles de conservar a nivel simbólico y derivan fácilmente el conflicto hacia el cuerpo y hacia la acción.
Necesitamos hacer visible lo invisible de estas organizaciones vinculares para devolver los bordes a cada una de las partes de este vínculo, En el ámbito terapéutico nuestra contención y nuestros límites funcionan de corte, se puede llegar a instalar la función de interdicción y por lo tanto continuar el camino de salida de los estados confusionales y de los desbordes continuos y masivos. La propuesta consiste en desanudar las tramas que los envuelven en el encierro fusional. Las acciones se desencadenan, no hay espera, siendo el tiempo de acción el que se anticipa antes de cualquier posibilidad de previsión o de pensamiento. Como el tiempo es vértigo e inmediatez necesitamos poner palabras potenciando el armado de una intermediación frente al acto expulsivo. La subjetividad se agujerea y el escenario corporal cobra relevancia como vuelta del impulso hacia adentro, a la manera de implosión. Es un estrés con las consecuencias biológicas de inmunidad deficiente.
Los discursos no tienen significado acordado, sólo se conserva el sentido de evacuación. Esta dificultad de simbolización a menudo se manifiesta a través de dificultades en el pensamiento, el tiempo está detenido al no existir un antes y un después. Llevado por el sentimiento de fragmentación las personas con perturbaciones fronterizas desean alcanzar la completud, fusión con su compañero/a, adonde se van a evitar todas las angustias, idealización irrealizable que solo actualiza momentos de desolación. La no presencia de su compañero/a fusional, desencadena la irrupción de lo evitado.
Existe necesidad de historicizar las lagunas del narcisismo, todas las funciones de los psiquismos fueron poco instaladas, es una construcción de mitos que llenen los baches que existen en la historia de cada sujeto. Son ejes de articulación familiar y sus espacios se leen en clave de mito.
Un vínculo enriquece y es generador cuando el otro es reconocedor diferenciado. Nuestra función tendría que ser al mismo tiempo de continencia y de corte para que estas parejas puedan acortar sus bordes extendidos en los lazos de fusión y reintegrarse en su propia piel con sus orillas claras y definidas.
En la atención es importante construcción de redes para que se puedan apoyar en la reconstrucción del armado o trama social, motivadora de ilusión en la vida. Desde el analista poder tener la flexibilidad para que estos pacientes puedan ir y venir en la organización de su psiquismo y poder construir otro armado de vida. La dirección hacia la salud es cuando pueden dar cuenta de la existencia de la ajenidad y es el único modo de de motorizar la creatividad. Dejar de creer que lo extraño esta ilusionado como propio.
Transformar el pensamiento de binario a complejo, de la modernidad a la postmodernidad, de lo sólido a lo fluido, de lo vertical a lo horizontal, son situaciones imprescindibles como cambios de modelos para pensar estos sufrimientos.
Hay un elemento más sin desarrollar pero es importante incorporar en esta temática como conocimiento de las perturbaciones fronterizas, que podrían tener una relación con situaciones transgeneracionales quepor lo silenciadas o traumáticas, las familias no duelaron y estos conflictos se hicieron carne como existentes en estas perturbaciones de límite. |