Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales |
Volumen 10, nº 2 (2012) |
Un recorrido por las Intersecciones |
por Luis Alfredo Scipioni Ferreira |
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), Facultad de Ciencias Sociales |
Resumen |
La presente investigación plantea, en el marco del Proyecto ECCO (Estudio comunicacional de las prácticas que redefinen los procesos de participación social y la constitución de la subjetividad juvenil en el presente 03/F143) y de la línea dirigida por la Dra. Dora Luján Coria, la realización del estado de cuestión de la revista departamental Intersecciones en comunicación, dependiente de la Carrera de comunicación social en la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) de Olavarría. La indagación sobre el contenido de los volúmenes editados de Intersecciones, como la revista de carácter científico con más recorrido y especificidad temática de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), permite visualizar las vinculaciones entre el propio campo de estudios de la comunicación y la institucionalización epistemológica realizada por la editorial de la revista. En este sentido, el análisis de los contenidos elaborados en Intersecciones permite anclar las líneas conceptuales predominantes, dar luz sobre las problemáticas relevadas, y corroborar qué está aportando al campo de la comunicación la producción científica de la propia carrera. |
Palabras clave |
Revistas de comunicación, Intersecciones en comunicación, estado de la cuestión, producción científica, líneas conceptuales;,comunicación social, FACSO, UNICEN. |
A journey through intersections |
Abstract |
The present investigation raises within the framework of the Project ECCO (communicational study of the practices that redefine the processes of social participation and the constitution of the youthful subjectivity in the present 03/F143) and of the line directed by the Dra. Dora Lujan Coria, the accomplishment of the state of question of the departmental magazine Intersecciones en comunicación, dependent of the Social Communication Career in theFaculty of Social Sciences (FACSO) of the Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), at Olavarría. |
Key words |
Communication periodicals, Intersecciones en comunicación, state of the art, scientific production, conceptual lines, social communication, FACSO, UNICEN |
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Recibido: 23 de octubre de 2012 |
Aceptado: 13 de noviembre de 2012 |
Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum Cienc. Soc. 2012; 10(2). Disponible en internet: http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v10_n2_04.htm |
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Contextualización del campo de la comunicación |
Los primeros intentos de sistematización teórica de los estudios comunicológicos se ubican en los años 60. Estos trabajos iniciales estuvieron ligados básicamente a una matriz teórica con fuerte raigambre política, de filón marxista y vinculada en líneas más generales con la teoría de la dependencia. De acuerdo con Grimson y Varela, el campo de estudios en comunicación y cultura comienza a conformarse en un contexto intelectualmente marcado por el estructuralismo y la teoría crítica, pero también por una perspectiva político-cultural que atravesaba las diversas tendencias que empezaron a delimitarse. La instancia de reconocimiento, la resistencia de los sectores populares, las luchas por el sentido, fueron distintos modos de conceptualizar las prácticas de los sujetos frente a los medios propuestos desde diferentes líneas de investigación que abarcan desde la sociosemiótica, la sociología de la comunicación y el análisis cultural (Grimson y Varela: 2002). La tríada ideología, poder y comunicación abordados desde una perspectiva fundamentalmente política y económica fueron la plataforma de la investigación crítica de la comunicación. A diferencia de la perspectiva funcionalista norteamericana que realiza una ponderación de las audiencias desde la relación con sus posibles aplicaciones en el campo de la publicidad y de la difusión de políticas, el análisis de los procesos de recepción en la Argentina fueron pensados desde la recuperación del conflicto simbólico en su dimensión político-cultural. En la tradición nacional, las corrientes de pensamiento que comenzaron a problematizar las instancias de significación en clave comunicacional se agruparon en tres revistas: Lenguajes, cuyo comité editorial estaba constituido por Juan Carlos Indart, Oscar Steimberg, Oscar Traversa y Eliseo Verón, definía como su campo de intervención el de los “lenguajes sociales”, el campo de la producción social de la significación haciendo hincapié en el análisis de las “comunicaciones masivas”; Comunicación y cultura, representada en la figura de Héctor Schmucler, donde se planteaba de manera explícita la valorización del receptor; y Crisis, de la mano de los trabajos producidos por Aníbal Ford, Jorge Rivera y Eduardo Romano, que realizaba una fuerte imbricación entre las cuestiones específicas del campo y las problemáticas teóricas y políticas que lo atraviesan de modo permanente. Las líneas más salientes estuvieron relacionadas con los estudios sobre las formaciones discursivas y los mensajes de la cultura de masas considerando sus estructuras de significación (en Argentina, tuvo una fuerte influencia el estructuralismo francés en la figura de Mattelart) y con los estudios sobre la estructura de poder nacional y trasnacional de los medios de comunicación y las estrategias de dominación instrumentadas por los países centrales (fundamentalmente Estados Unidos) con los países periféricos. Una de las características de este momento fundacional es la amalgama multidisciplinaria de teorizaciones y fuentes diversas entre sí como la sociología, la literatura y la política, lo que implicaba una carencia de especificidad de lo comunicológico. Otro rasgo distintivo es el marco de contención dentro del cual se efectuaba la elaboración de estos trabajos. Por lo general, se trataba de producciones independientes, por fuera de los círculos universitarios o con contactos ocasionales con estos. Jorge Rivera identifica tres tendencias un tanto difusas en las cuales se inscribían los proyectos de legitimación y poder cultural de estos primeros estudios: la construcción de un núcleo científico fuerte para disputar, modernizándolo, el espacio académico de las ciencias sociales; la inserción en la industria cultural y la integración en el ámbito político-cultural. A partir de la segunda mitad de la década del setenta puede vislumbrarse en América Latina un corrimiento teórico que tiene por objeto redefinir el lugar de los sujetos, obstruido en las perspectivas anteriormente hegemónicas porque resultaban insuficientes para intentar responder a la pregunta acerca de los impactos de los medios sobre la sociedad. En ese contexto, los años ochenta aparecen como la etapa de consolidación de la problemática de la recepción; Aníbal Ford (La utopía de la manipulación, 1985) y Oscar Landi (Mirando las noticias, 1987) serán algunos de los que participarán en los debates teóricos y políticos de la época e instalarán a la recepción como objeto de estudio. La transnacionalización de la economía, la cultura y los dispositivos comunicacionales, disparan temas propios de una agenda latinoamericana. Con la apertura democrática lentamente comienzan a rearmarse los espacios de trabajo académico. Pero el clima político-cultural ya no era el mismo; la caída de la Unión Soviética implicó un repliegue de las fuerzas marxistas, otrora vanguardias políticas cuya ideología había encabezado los primeros estudios comunicacionales. Estos cambios tuvieron su correlato en el rearme del campo de la comunicación. Los investigadores comenzaron a trabajar desde matrices teóricas como la estructural semiótica francesa, atendiendo al proceso de producción, circulación y consumo de bienes simbólicos. Se revisaron los conceptos de ideología y hegemonía y se produjo la incorporación del pensamiento de Antonio Gramsci trasladando a la dimensión cultural el espacio de lucha por la hegemonía. Los cambios en los estudios de comunicación en la Argentina deben comprenderse en el marco de los cruces y los diálogos con diversos investigadores de América Latina. Desde el reconocimiento de la existencia de un déficit teórico-metodológico que diera cuenta de la disyunción entre la producción simbólica y las formas de vida económica se pretendía elaborar una visión dialéctica que permitiera ver que las clases subalternas elaboraban su propia producción cultural y seleccionaban, interpretaban y reinterpretaban, absorbían y utilizaban la producción de las clases hegemónicas. Se llegó así al concepto de mediación, conceptualizado por Jesús Martín Barbero en su libro De los medios a las mediaciones: comunicación, cultura y hegemonía (1987),para dar evidencia de la dialéctica entre las formas de producción y las formas simbólicas. La crítica a los reduccionismos de la teoría de la dependencia, en un contexto político de múltiples experiencias comunicacionales vinculadas con la búsqueda de grupos populares, la recuperación democrática, la participación de la sociedad civil y la demanda de los grupos minoritarios, conducía al nuevo proyecto a hacer hincapié en lo alternativo como motor de conducción del espacio político social. Intentando construir un modelo comunicacional alternativo (del cual las nuevas tecnologías serían subsidiarias), ideológicamente la agenda de investigación daba cuenta de temas como resistencia y contracultura y críticas a la escuela de Frankfurt por su formas de denuncia y apocalípticas. Se indagó en las redes de comunicación preexistentes las formas de cultura que se resistían a la hegemonía (matrices teóricas que la sustentaban) y se redefinió el compromiso político y profesional del comunicador y del comunicólogo(1). Asimismo, en el marco de las reflexiones esgrimidas por Néstor García Canclini en ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de lo popular? (1987) se introdujo la discusión sobre lo popular en términos de profundización de las investigaciones sobre el consumo por reconocer esta instancia como el lugar donde los bienes y mensajes hegemónicos interactúan con los códigos perceptivos y los hábitos cotidianos de las clases subalternas. En los 90, los complejos cambios internacionales modificaron cuestiones que ya podían percibirse en el período anterior. Entraron en crisis algunos conceptos previamente establecidos: se dieron tensiones entre los conceptos de élite, vanguardia y tecnocracia, y se cuestionó el concepto de alternativismo. En un clima de avance de lo transnacional, emergió la problemática de vincular estas cuestiones con concepciones de la cultura y el hecho comunicativo. A partir de los profundos cambios en la sociedad argentina que sobrevinieron con el nuevo siglo, más específicamente con los corolarios socioeconómicos de la poscrisis 2001 y la redefinición del rol del estado a partir del 2003, anexado a los impactos de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), el campo de estudios de la comunicación social necesariamente ha manifestado tanto revisiones teórico-metodológicas en consonancia con los cambios socioeconómicos e históricos como marcas en las políticas nacionales de comunicación. Asimismo, el 10 de octubre de 2009 se sancionó la “Ley de servicios de comunicación audiovisual” que dio por concluida la vigencia de la Ley de radiodifusión 22.285, sancionada en 1980 durante el período de la última dictadura militar (1976-1983), amplificando y abriendo en múltiples direcciones la importancia de los medios de comunicación y las políticas comunicacionales. La dinámica anterior y posterior a la sanción de la mencionada ley explicitó la lucha en el plano cultural y político en torno a los valores dominantes. Estas nuevas reflexiones consolidan la percepción del campo como un terreno unitario, reconocido como bloque con identidad temática y disciplinaria, pero a la vez se lo define con las siguientes características: es heterogéneo, abierto, en formación y no totalmente legitimado. La comunicación social dispone, desde su conformación, de la convergencia de múltiples disciplinas que distingue el abordaje de su objeto de estudio. Esta multidisciplinariedad puede concebirse como una fortaleza de la comunicación frente a otras disciplinas más específicas, permitiendo el estudio de la realidad desde una perspectiva de complejidad, con los diversos aportes teóricos de otras disciplinas. La constitución histórica de la FACSO (2) En 1988 se inició el dictado de las carreras de antropología y comunicación social y se constituyeron las coordinaciones de carreras con profesionales de gran reconocimiento y trayectoria: el Lic. Hugo Ratier (coordinador para la Carrera de antropología), el Dr. Gustavo Politis (coordinador para el área de Antropología con orientación arqueológica), el Lic. Roberto Ringuelet (coordinador en Antropología social), la Prof. Patricia Terrero (directora de la Carrera de comunicación social) y la Prof. Rosa María Brenca (coordinadora de la misma carrera). A fines de 1993 se cumplimentó la etapa de normalización universitaria de la facultad con las elecciones que constituyeron su primer consejo académico y designaron sus autoridades. A pesar de su corta trayectoria, esta unidad académica fue ampliando su zona de influencia y aumentando su matrícula. El crecimiento de esta última implicó la necesidad de encontrar lugares más espaciosos, con una infraestructura suficiente para contemplar ese alumnado, el crecimiento organizacional y los equipos de investigación. A partir 1997, la Facultad de Ciencias Sociales se trasladó al Complejo Universitario Olavarría (Av. del Valle 5737), compartiendo el espacio universitario con la Facultad de Ingeniería y el posterior Colegio de nivel secundario de la UNICEN. Desde sus comienzos la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) contempla como proyecto político de gestión: la consolidación de la identidad de la facultad; la inserción comunitaria, regional y nacional; la formalización de las relaciones humanas; como así también aspectos en lo referente a la dimensión administrativa y de recursos de gestión, superación del nivel académico de las carreras, producción del conocimiento calificado, el desarrollo y la ejecución de proyectos y programas de impacto social. Las carreras de grado que ofrece la FACSO en la actualidad son: Licenciatura en antropología (orientaciones: antropología social, arqueología); Licenciatura en comunicación social (orientaciones: comunicación institucional, investigación comunicación mediática); Profesorado en antropología social y en comunicación social; Tecnicatura universitaria en comunicación institucional; Tecnicatura universitaria en producción mediática y Licenciatura en relaciones laborales. Revista Intersecciones A partir del año 2000, bajo el decanato de Cristina Baccin, el crecimiento de la facultad se fue afianzando y se fueron consolidando nuevos núcleos de investigación vinculados con la oferta académica mencionada. El fortalecimiento de dichas áreas, según Baccin, la profundización de las líneas de investigación de los diversos núcleos de investigación, los jóvenes graduados y el mayor intercambio nacional e internacional, propiciaron las condiciones para iniciar una nueva etapa editorial en la facultad. Como consecuencia de este crecimiento cualitativo y cuantitativo de la producción académica, el perfil de la revista se reorganizó y se independizó en lo que respecta de su elaboración editorial según cada departamento, quedando dos publicaciones: Intersecciones en antropología, correspondiente al departamento de Antropología, que contempló la producción académica de sus dos orientaciones (social y arqueológica) e Intersecciones en comunicación, derivada del departamento de Comunicación, que se encargó de las elaboraciones científicas dirigidas a las tres orientaciones de su currícula: institucional, mediática e investigación. Este nuevo proceso fue dispar para cada departamento. Para el antropológico la producción editorial fue sostenida y, hasta la fecha actual, ha podido asegurar la producción de por lo menos un ejemplar por año y un fecundo recorrido en su anclaje científico local y regional. En el caso de Intersecciones en comunicación, con la dirección editorial de la decana Baccin, el recorrido fue más sinuoso y fragmentado. Si bien los principios de la revista se basaban en “abrir un espacio de diálogo con quienes compartimos el trabajo en el mismo campo de conocimiento, desde la producción, la docencia y la investigación y, particularmente, con quienes nos preocupamos por producir conocimiento y reflexionar desde nuestros países latinoamericanos”(4), la producción editorial no logró cumplir con estos objetivos, del mismo modo que no consiguió el desarrollo sostenido que pudo asegurar la revista del campo de estudios antropológico. La falta de continuidad y la poca publicación de la revista se debió a los conflictos tanto de financiamiento como de restructuración política que sufrió la FACSO y, más específicamente, la Carrera de comunicación social. Durante este marco de reorganización política, que no es objeto de análisis a los fines de la presente investigación, la revista pudo producir solamente dos volúmenes: 2000 y 2003. Esta nueva restructuración editorial, bajo la dirección de María Teresa Sanseau y el decanato del Dr. Rafael Curtoni, ha logrado encauzar el rumbo de la revista y ha permitido conjugar los objetivos editoriales con las necesidades académicas de la carrera. En este marco, Intersecciones ha publicado sus números III (2008), IV (2010), V (2011), y en el transcurso del mes de diciembre de 2012 estaría presentando su VI número. La normalización de la revista parece legitimarse a partir de un equipo de trabajo conformado plenamente por recursos locales que se integra por investigadores, docentes y graduados de la carrera de comunicación. Para Sanseau, el actual momento se debe a la superación de los conflictos al interior de la carrera y al dictado de los talleres de tesis que ha permitido palear la problemática de la falta de egresados, generando la posibilidad de que la producción editorial acompañe el crecimiento de la facultad, que se vislumbra en la circulación de conocimiento académico producido localmente. De esta manera, actualmente la revista Intersecciones en comunicación se ha convertido en una producción que ronda los 250 ejemplares por número y tiene un costo de 30 pesos. Recorte de la muestra Los interrogantes que sirvieron como ejes vertebradores del análisis de los artículos seleccionadas fueron:
Para los fines prácticos del relevamiento se decidió realizar una matriz de datos que permitiera ordenar la totalidad de los trabajos seleccionados y otorgarles un criterio diacrónico y sincrónico de las problemáticas y representaciones que atañen al campo de la comunicación. El cuadro de análisis con las 58 producciones sistematizadas [PDF] (unidades de análisis) fue descomprimido en nueve variables (abajo explicitadas) para tematizar el recorrido tanto conceptual como editorial de la revista:
Sistematización y análisis En lo que respecta de las variables problemáticas y aportes, como inscripción e implicación de la investigación en la construcción de una realidad determinada, se puede afirmar que 7 de los 58 artículos analizados son investigaciones inscritas en el ámbito local, es decir, indagaciones cuya construcción de la problemática social están vinculadas con temáticas abordables dentro de la ciudad de Olavarría. En este sentido, de las siete producciones vinculadas con temas locales, dos pertenecen al segundo número de la revista (1998) y son abordadas por docentes de la propia carrera desde el área temática de la antropología social; asimismo, de los 5 trabajos restantes, dos pertenecen a docentes vinculadas al área de educación y forman parte de la planta estable del Departamento de profesorado de la facultad y las tres restantes son investigaciones desarrolladas por egresados locales en la carrera de comunicación social; arrojando el dato de que apenas un poco más del 5% de los trabajos presentados que pertenecen disciplinariamente a la comunicación social se interesan en las problemáticas locales. Por otro lado, si se observa la variable autor/institución se puede apreciar que 24 de los 58 trabajos publicados fueron producidos por investigadores, docentes o egresados de la FACSO, es decir, el 42% de los artículos. Del mismo modo, de esos 24 trabajos, 19 son producciones realizadas por autores que pertenecen al campo de la comunicación social; lo cual deja percibir que aproximadamente el 33% de los artículos de Intersecciones conciernen a elaboraciones comunicacionales. Por último, en cuanto a las variables autores de referencia y conceptos teóricos, tanto el espacio temporal recorrido desde el primero al último número de la revista como la gran variedad de problemáticas desde donde se inscriben las investigaciones y estrategias que se abordan, no permite vislumbrar regularidades que marquen una tendencia conceptual o autores de referencia. Conclusiones Del mismo modo, los años más profundos del neoliberalismo en Argentina durante la década del 90 y la posterior crisis 2001-2003 condicionaron fuertemente la producción editorial ya que cuatro de los siete números de la revista fueron publicados entre 1995 y 2007 (12 años) y los restantes tres fueron impresos entre 2008 y 2011 (4 años). Sin embargo, también se debe hacer la salvedad que esta problemática no fue un impedimento para la publicación de la revista Intersecciones en antropología dependiente de la misma facultad (entre 2000 y 2011 se publicaron 15 números), lo que devela cierta falta de plasticidad de la Carrera de comunicación social para dirimir los conflictos políticos y académicos. En la actualidad, con una producción editorial restructurada (desde 2008 se publicaron tres números y se encuentra en impresión el cuarto), acompañando el proceso de redefinición de la Carrera de comunicación social, la revista parece haber emprendido un recorrido académico que logra agrupar producción e investigación de recursos locales, cierta transdisciplinariedad que pone en diálogo a docentes e investigadores locales con otras investigaciones ajenas al campo de estudios y a la unidad académica, y visibilidad como herramienta académica para insertar a los futuros egresados de la Carrera de comunicación social en el ámbito profesional y científico. Por último, en este marco de encauzamiento de la revista y resignificación de la carrera, sorprende no encontrar en los artículos publicados por la revista Intersecciones en comunicación referencias, tematizaciones o diálogos con el evidente dinamismo que se dio en el ámbito comunicacional a partir de mediados del año 2008 y que tuvo como corolario la sanción de la Ley de servicios de comunicación audiovisual durante el año 2009. |
Referencias |
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3.Castellani, Donatella. Fragmento “Presentación” del primer número de la revista Intersecciones, año 1995, p. 8. Volver al texto |
4. Baccin, Cristina. Fragmento “Presentación” del primer volumen de la revista Intersecciones en comunicación, año 2000, p. 5. Volver al texto |
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Bibliografía Grimson, Alejandro; Varela Mirta. “Culturas populares, recepción y política. Genealogías de los estudios de comunicación y cultura en la Argentina”. En: Daniel Mato (coord.). Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder. Caracas: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y CEAP, FACES, Universidad Central de Venezuela, 2002. Mato, Daniel (coord.). Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder. Caracas: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y CEAP, FACES, Universidad Central de Venezuela, 2002. Postolsky, Glenn. “Continuidades, desplazamientos y transformaciones en las políticas de comunicación en Argentina”. En: Susana Sel (coord.). Políticas de comunicación en el capitalismo contemporáneo. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), 2010. Rivera, Jorge. Comunicación, medios y cultura: líneas de investigación en Argentina. 1986-1996. La Plata: Universidad Nacional de La Plata. Ediciones de Periodismo y Comunicación. 1997. |
Fuentes |
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