Las tesis y la producción de conocimiento en la  educación universitaria de grado 
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        por  
        Adriana Mabel Schulz | 
    
     
      adrianamschulz@gmail.com 
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      | AntonellaD’Iorio | 
    
    
      | antonelladiorio@gmail.com | 
    
    
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      | Stefanía D’Iorio | 
    
    
      | stefaniadiorio@gmail.com | 
    
    
      | Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Facultad de Ciencias Económicas, Paraná. | 
    
     
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      Resumen | 
    
    
      El presente trabajo  pretende dar cuenta del proceso de elaboración de tesis, del desarrollo de la tutoría  y de la relación tutor-tesista en la educación universitaria de grado, lo cual  implica un acercamiento a la investigación en la Universidad, y cuya  culminación ha de permitir el acceso al título universitario de grado. Esta  temática se abordará en un entorno de ciencia posnormal, y como proceso de  co-construcción de conocimiento. Se ha realizado una revisión bibliográfica y  una reflexión sobre un modo deseado y un modo observado de tutoría, las cuales  se complementan con una mirada de la realidad local desde el lugar de tutores  con vasta experiencia. Se concluye sobre la necesidad de profesionalizar la  tutoría y distinguir la función tutorial de la función docente.        | 
    
    
      | Palabras clave | 
    
    
      | Tesis de grado, tutor, tesista, tutoría, co-construcción. | 
    
    
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      Abstract | 
    
    
      This article aims to account for the production process of thesis, the  tutorial development and the relation tutor-undergraduate in the grade  university education, which implies an approach to research in the University,  and whose culmination allow out the undergraduate degree. This topic will be  approached in an environment of post-normal science and as a process of  co-construction of knowledge. It has been carried out a bibliographic revision  and a reflection about a desired mode and an observed mode of tutorial process,  which have been complemented with a glance of the local reality from the place  of tutors with wide experience. It concludes about the requirement of  professionalize the tutorial process and distinguish the tutorial function from  the teaching function.  | 
    
    
      | Keywords | 
    
    
      | Undergraduate thesis, tutor, undergraduate, tutorial, co-construction. | 
    
    
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      Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum. Cienc. Soc. 2016; 14(1). Disponible en internet:  
      http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v14_n1_04.htm  | 
    
    
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      Introducción | 
    
     
      En un entorno de ciencia posnormal, la  producción del conocimiento ha adquirido características distintivas que hacen  que la construcción de nuevos saberes esté permeada por la complejidad, la  incertidumbre y los valores.        
      La  elaboración de las tesis de grado como forma de acreditación del título  universitario no está fuera de esa realidad, que la atraviesa y condiciona.  Desde este enfoque se propone un abordaje de la realización de la tesis en el  contexto de producción del conocimiento, de las formas de producción, de los  actores involucrados, de las relaciones entre éstos, y de su producto final y  sus implicancias, a través un análisis bibliográfico y de entrevistas a tutores  de tesis con vasta experiencia en el campo. | 
    
     
      
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      La  posmodernidad y la producción del conocimiento | 
    
    
      Siguiendo a Funtowics y Ravetz (1993, p. 79), la posmodernidad como  esquema evolutivo para “[…] la comprensión y la interpretación de los fenómenos  culturales […] aplicable a cualquier actividad humana […]” puede aplicarse  también a la ciencia y a los aspectos sociales relacionados con ella. 
         
La noción de posmodernidad es atribuida al filósofo  francés Jean-Francois Lyotard (1991). Esta época denominada posmoderna, en la  que se privilegia la diferencia, la pluralidad, la diversidad, la  multiplicidad,  se caracteriza por una concepción de realidad con base en  una diversidad fragmentada y un rol determinante de los medios de comunicación  en el funcionamiento sociocultural, y signada por la incertidumbre y la duda.  
 
Al mismo tiempo, muchos autores hablan de estos  tiempos aludiendo a la sociedad de la información. Esto representa un cambio  sustancial en la cultura actual, en razón de la transición que opera, de una  sociedad determinada por la producción de bienes materiales a una sociedad que  se define por la producción y distribución de conocimiento e información. En  este escenario, el saber, dice Lyotard, se verá afectado en las funciones de  investigación y transmisión de conocimientos.  
 
En este contexto, el conocimiento y la  investigación se organizan alrededor de áreas de aplicación y no en torno a la  lógica disciplinar, en tanto el conocimiento pasa de ser un fin en sí mismo a  un medio, deviniendo en información lo que antes era conocimiento, y en  conocimiento lo que era tecnología.  
 
Esta característica del conocimiento de  transformarse en recurso central de la sociedad, suma a las funciones de  docencia e investigación de la Universidad la función “[...] de servicio a la  comunidad, o sea, la conversión de conocimiento en acción y resultados dentro  de la comunidad” (Drucker, 2002, p. 211), requiriéndose cada vez más que la  Universidad despliegue sus energías detrás de este cometido: la gestión del  saber surge entonces como una función ineludible, y el repensar los modos de la  enseñanza universitaria una obligación. 
 
Gibbons y otros (1994), aludiendo a los caracteres  de los grandes cambios que se han producido en la forma de producción del  conocimiento, diferencian un Modo 1, tradicional, generado en el contexto de  una disciplina, de un Modo 2. Este último se desenvuelve en un contexto de  aplicación, es decir útil para alguien, en el cual los problemas no se enmarcan  en una estructura disciplinar sino transdisciplinar, de formas no jerárquicas,  y esencialmente transitorias, como explican, y además dicen, “[...] más  socialmente responsable y reflexivo. Incluye un conjunto de practicantes cada  vez más amplio, temporal y heterogéneo, que colaboran sobre un problema  definido dentro de un contexto específico y localizado” (Gibbons y otros, 1997,  p. 3), introduciendo así una extensa variedad de criterios aplicables en el  juicio de la calidad de los conocimientos y la calificación de su  cientificidad.  
 
Por su parte, De Sousa Santos (2009) afirma que la  crisis del paradigma moderno está dando lugar a un paradigma emergente, que no  puede ser sólo un paradigma científico o de un conocimiento prudente, sino que  tiene que ser a la vez un paradigma social, es decir, de una vida decente, en  tanto estamos atravesando una revolución científica que sucede en una sociedad.  
 
Así, sostiene “[...] que ninguna forma de  conocimiento es en sí misma racional; sólo la configuración de todas ellas es  racional. Intenta, pues, dialogar con otras formas de conocimiento dejándose  penetrar por ellas” (De Sousa Santos, 2009, p. 55). De todas estas formas de  conocimiento la más importante es el sentido común, al que trata de  rehabilitar, como conocimiento vulgar y práctico que en la cotidianeidad  orienta nuestras acciones y otorga sentido a nuestra vida. En oposición a lo  que ocurría en la ciencia moderna, se invierte la ruptura epistemológica al  producirse el salto más importante, desde el conocimiento científico hacia el  conocimiento del sentido común.  
 
Esta ciencia no desprecia el conocimiento que  produce tecnología, pero entiende que el desarrollo tecnológico debe estar  presidido por la sabiduría que permita aportar la prudencia necesaria en la  aventura de la ciencia. Esto implica que la reflexión epistemológica en la fase  de transición ha de ser mucho más avanzada y sofisticada que la práctica  científica. “La condición epistemológica de la ciencia repercute en la  condición existencial de los científicos” (De Sousa Santos, 2009, p. 56).  
 
En ese marco, la labor del tutor de tesis de grado  debe reconocer el propio saber del tesista, produciendo la primera ruptura  epistemológica, y complementarse con otros, sus pares, investigadores, todo el  cuerpo docente, la estructura organizativa de la unidad educativa en su  conjunto, lo que Funtowics y Ravetz (1993) denominan comunidad de pares  tradicional, necesarios para superar las dificultades inherentes al proceso de  elaboración de su tesis de grado.       
      Asimismo, aparece en este  nuevo escenario, al decir de los autores mencionados, la comunidad de pares  extendida, que comprende a otros actores más allá de la comunidad de  investigación particular, extendiendo así la legitimación hacia nuevos  participantes, con relevantes implicaciones tanto para la sociedad como para la  ciencia. “[…] todos los miembros de la comunidad deben transformarse en pares  para dar forma al nuevo tipo de ciencia” (Funtowics y Ravetz, 1993, p. 40). | 
    
    
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      La  ciencia posnormal | 
    
    
      En el contexto actual se van disipando  tensiones tradicionales tales como las existentes entre ciencias  naturales y sociales, entre ciencias duras y blandas, entre otras. La visión  reduccionista y analítica del mundo está siendo reemplazada por un enfoque  sistémico, sintético y humanístico. Pero cuando las incertidumbres son  epistemológicas o éticas, o cuando lo que se pone en juego en las decisiones  refleja propósitos en conflicto entre aquellos que arriesgan algo en él,  hablamos de ciencia posnormal porque la ciencia normal no cuenta con argumentos  ni soluciones. “La ciencia posnormal tiene el rasgo paradójico de que en su  actividad de resolución de problemas se invierte el dominio tradicional de los  hechos duros por sobre los valores blandos” (Funtowics y Ravetz, 1993, p. 34).  
         
Se denomina posnormal porque los modos de  resolución de problemas de la ciencia normal, desde la mirada kuhniana, no son  ya capaces de solucionar problemas tales como, por ejemplo, si debiera usarse  la energía nuclear o cuál sería el valor de preservar la biodiversidad. Se está  ante una incertidumbre excesiva, haciéndose necesario que más actores sociales  deban intervenir en las decisiones. 
 
Este nuevo tipo de ciencia está relacionado  estrechamente con una nueva tecnología. “La incertidumbre no desaparece sino  que se la maneja, y los valores no se presuponen sino que se explicitan. El  modelo para la argumentación científica ya no es la deducción formalizada sino  el diálogo interactivo” (Funtowics y Ravetz, 1993, p. 12). 
 
Una de las tareas colectivas más grandes de la  humanidad es resolver, entre otros, los problemas de la realidad que son  problemas globales y que requieren soluciones globales (Bauman, 1999), frente a  lo cual está en desarrollo este nuevo modo de hacer ciencia, que reconoce la  incertidumbre relacionada con la complejidad de estos problemas.  
      En estas problemáticas  globales desempeñan un papel fundamental los factores sociales, pues se está  frente a sistemas complejos (García, 2006) que demandan conciencia de parte de  los investigadores acerca de los condicionantes sociales y la necesidad de que  el equipo interdisciplinario que se requiere comparta el marco conceptual y  metodológico. Esto modifica sustancialmente las prácticas de investigación,  siendo la producción de tesis una de ellas. | 
    
    
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      La  tesis: producto y proceso | 
    
    
      La palabra tesis proviene del griego y significa “acción de poner”. Se  referían los griegos a poner una cosa como una piedra en una construcción, pero  más en general se hablaba de la acción de poner una doctrina, principio o  proposición. Esta última alude a un tema sobre el que se va a debatir. Debe ser  un “[…] cuerpo coherente, lógico y riguroso”, aseguran Freire y Faundez (2014,  p.75).  
         
        En la Academia, la tesis “es una proposición  original y creativa que debe ser demostrada mediante pruebas y razonamientos  lógicos” (Mendicoa, 2003, p. 17), implicando por lo tanto un trabajo profundo  de investigación y aporte al conocimiento o al menos una nueva perspectiva  acerca del objeto de estudio. Es un trabajo que atraviesa todas las fases de la  investigación y en su preparación involucra a un estudiante y a un tutor. Así,  la tesis no es simplemente un producto, sino que “[...] es una estrategia para  la formación de los estudiantes, es un esfuerzo continuo de adquisición de  conocimientos, habilidades y destrezas” (Coromoto Morillo Moreno, 2009, p. 921). 
         
  “[…] todo trabajo de tesis, como todo trabajo de  investigación, debe iniciarse buscando las preguntas clave que es necesario  responder” (Freire y Faundez, 2014, p. 74). El tema que preocupa, desde una curiosidad,  afirman estos autores, debe traducirse en preguntas esenciales que conducirán  la construcción de la tesis, bastando cinco o seis de ellas cuyas respuestas  habrán de conformarla, pues “[…] todo conocimiento comienza por la  pregunta” (Freire y Faundez, 2014, p. 69).  
   
        La elaboración de la tesis puede obedecer al  cumplimiento legal para el egreso universitario (Muñoz Razo, 1998), así como al  aporte al esclarecimiento de algún objeto de estudio, mediante la recopilación  o desarrollo de conocimiento sobre determinado tema o disciplina (Sierra Bravo,  1996 y Muñoz Razo, 1998), al tiempo que le brinda al estudiante una serie de  herramientas para satisfacer las demandas sociales y económicas, con alto grado  de responsabilidad y conocimiento teórico-metodológico para la resolución de  problemas (Carruyo Del Castillo, 2007).  
         
        Está contemplado en los programas de las carreras  universitarias tradicionalmente que los alumnos produzcan escritos académicos y  realicen trabajos de investigación, exigiéndoseles competencias de las que a  menudo adolecen y que implican para el estudiante atravesar por muchas  dificultades. Además, este proceso requiere de gran dedicación, esfuerzo y  contribución académica.  
         
        Siguiendo a Carruyo Del Castillo (2007) en Coromoto  Morillo Moreno (2009, p. 920), “[...] la elaboración de trabajos de  investigación no es un proceso lineal o fijo, sino que es un entramado de  construcción social y epistémico del conocimiento, microcultural y educativo,  que conduce a la formación profesional en investigación, donde cada estudiante  entreteje su propia trayectoria con incertidumbre, y con la participación de  intereses, creencias, decisiones personales, compromisos, parámetros  institucionales, espacios y tiempos definidos; donde la relación tutor (asesor)  - tutorando (asesorado), son fundamentales”.  
         
        Las vicisitudes por las cuales atraviesan los  estudiantes al momento de elaborar la tesis son una de las causales más  importantes de abandono o demora en la obtención del título universitario, o de  la preferencia por carreras que no culminen con la elaboración de un trabajo de  esta índole. En la literatura sobre el tema se habla del síndrome Todo Menos  Tesis (TMT).  
         
        El TMT evidencia las dificultades de la tutoría en  la promoción, impulso y mejoramiento de la investigación universitaria, con  especial énfasis en la capacidad para motivar. En este sentido, se ha  desarrollado, al decir de Cejas (2005), una serie de mitos alrededor de la  elaboración de la tesis, en el cual más que existir una fórmula ideal existe un  estimado de tiempo y estructura determinada.  
         
        En este contexto está en tela de juicio el  aprendizaje de la investigación en el ámbito universitario y, por añadidura,  los resultados observados en los espacios asignados a tal fin en la  Universidad. Esta situación conforma el escenario académico en el que se  desenvuelve la tutoría y la relación tutor-tesista.  | 
    
    
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      La  tutoría como momento de la práctica científica | 
    
    
      Las tutorías son instancias dialógicas entre tutor  y tesista, en que el tutor posee el saber disciplinar socialmente legitimado  con pretensión de verdad, y contribuye a la co-construcción del conocimiento,  garantizando la cientificidad del proceso y de los resultados, teniendo además  la posibilidad de decidir su contribución al desarrollo de competencias para la  investigación, que permita generar conocimiento. 
         
        Por su parte, el tesista es un estudiante de grado  que, para cumplimentar con el último requisito de la formación para obtener su  título, y orientado por los conocimientos disciplinares que posee y por su  sentido común (De Sousa Santos, 2009), se propone profundizar su conocimiento  sobre determinada temática relativa a su campo disciplinar.  
         
        Entendida de ese modo la tutoría y considerando la  ciencia como práctica social, las tutorías pueden pensarse como un momento más  de la práctica científica clave en la producción de conocimiento.  Este  momento involucra la orientación y apoyo metodológico del tutor al tesista para  realizar el trabajo de tesis en el marco de una instancia de investigación,  constituyéndose en práctica formativa para la investigación.  
         
      Asimismo, se puede  visualizar a la tutoría como relación humana de ayuda y enseñanza-aprendizaje mutua,  pero además como una relación dialógica, cruzada por dinámicas de poder y por  tanto desigual, disciplinaria y afectiva a la vez, que contribuye a crear  conocimiento, y deriva en esta obra llamada tesis.        | 
    
    
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      Los  protagonistas de la tutoría: tutor y tesista | 
    
    
      Los protagonistas de la tutoría están definidos por  los reglamentos como director/tutor y alumno/estudiante/tesista, pero hay poca  reflexión acerca de las características y las funciones de estos actores, y  ausencia de pautas precisas para el desarrollo de la tutoría. 
         
        Los tesistas son sujetos producentes y  dominantemente atravesados por el ser sujetos del aprendizaje. Son sujetos  producentes en el sentido de que están produciendo, en función del producto  final. Es una actividad en acto, no una actividad pasiva.  
         
        Si bien el enseñar y aprender se supone  corresponden teóricamente tanto a quien dirige como a quien es dirigido, en el  contrato de tutoría hay una aceptación de quién es dirigido de ser el que está  en situación de aprendizaje. Quien elige a alguien para que lo dirija, le  otorga el lugar del conocer y del saber.    
         
        Asimismo, es deseable que el tesista sea un sujeto  epistémico, es decir, que tenga una actitud crítica frente al conocimiento, al  aprendizaje, al saber profesional, además, de ser un sujeto ético, generalmente  en relación a la elección del tema.  
        Quien dirige también debe ser un sujeto epistémico,  de lo contrario el dirigir se vuelve un trabajo de rutina. El tutor debe tener  una permanente actitud de interpelación, no debe encasillarse en su saber  experto, para que realmente sea un proceso compartido de construcción. Mario  Testa (1997) define a ambos como sujetos epistémicos capaces de producir una  ruptura epistemológica.  
         
         Además, es deseable que el tutor posea  siempre un sentido de indagación y reflexión, de análisis y de síntesis para  ayudar al tesista ante los problemas que se le plantean sobre tu tema y  problema en estudio. También debería ser flexible frente a las iniciativas y lo  novedoso que le presente el alumno, es decir, que tenga capacidad de reajustar  sus modos de actuación,  a la vez de ser objetivo y justo al momento de  realizar las valoraciones a los avances que el tesista le vaya presentando.  Resulta necesario también que sea creativo y tenga la mente abierta para  acompañar al tesista en la elección del tema, en las metodologías y fuentes a  utilizar, para proponer nuevos aportes, así como para impulsar al tesista a  finalizar su tesis.  
          
  Es importante destacar  que el tutor debe ser competente en el campo de estudio elegido por el tesista,  y responsable en la evaluación de proceso que implica revisar cada avance que  le presente el alumno, luego de haber establecido de común acuerdo plazos y  condiciones de entrega de dichos avances.   | 
    
    
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      La  relación tutor-tesista | 
    
    
      La relación que une al tutor y al tesista es conocida como dirección de  tesis o relación de tutoría, y tiene por objeto desarrollar habilidades de  investigación de carácter científico, e involucra la orientación suficiente  para que el tesista aprenda a investigar. Esta relación es esencialmente entre  una persona en proceso de formación y una persona experta o consolidada en una  profesión o disciplina, unidos por un vínculo dialógico. Necesita de una  interacción continua y persistente, que se promueve a través de instancias de  consulta en encuentros personales o virtuales, para reflexionar juntos, hacer  análisis e intercambiar ideas.  
         
        En la mayoría de los casos, surge a partir de una  carga que la academia impone al docente o al investigador por su condición de tal,  y que redundará en su currículum vitae.  
         
        La tutoría de tesis también puede verse como  relación de ayuda para descubrir intereses, elegir el tema y definir el  problema, es decir que alguien que sabe, tutor, orienta a alguien que no sabe y  se está formando, tesista. Este enfoque es cuestionado pero es el que predomina  en la Universidad. Esta relación está caracterizada por tensiones, y un  esfuerzo incesante por mantener el equilibrio entre la acción autónoma del  tesista y la guía orientadora del tutor.  
         
        A pesar de esto puede pensarse en una relación más  igualitaria, en la que el tesista sea activo constructor de su propio  aprendizaje, pudiendo acercarse a una relación basada en el diálogo, y la  tutoría como un elemento más de la práctica científica.  
         
        Diferenciando etapas del proceso de tutoría, en un  proceso de investigación se observa en primer lugar la importancia de definir  el objeto de estudio en forma precisa y plantear claramente el problema, a  partir de la selección de un tema específico y detección de un problema real en  las que intervendrá el tutor. Con posterioridad deberá orientar al tesista  acerca de la literatura existente sobre el tema investigado y las herramientas  metodológicas, debiendo por último realizar la supervisión de la elaboración  del documento.  
         
        A pesar de que como resultado final del proceso de  tutoría emergerá un trabajo y sucederá la culminación de estudios de grado del  tesista, se advierte que durante las etapas del proceso y como producto de la  relación entre el tutor y el tesista, éste último deberá adquirir competencias  y conocimientos en un campo del saber específico, además de habilidades  relacionadas con la investigación, como la búsqueda de bibliografía, la  lectura, el análisis crítico, la interpretación, la reflexión, la  sintetización, la elaboración y la redacción académica.  
         
        En concordancia con el aporte de Lev Vigotsky  (1993), el estudiante no aprende solo, sino que el medio social y el lenguaje  son fundamentales. Es aquí donde adquiere relevancia el rol del tutor en el  proceso de tutoría.  
         
        Siguiendo a este autor habrá un nivel de desarrollo  efectivo, que está definido por lo que el sujeto logra hacer de manera  autónoma, y un nivel de desarrollo potencial, o zona de desarrollo próximo  (ZDP), representado por lo que el individuo es capaz de realizar con ayuda de  otras personas.  
         
        El concepto de ZDP es de suma utilidad en la  enseñanza pues se trata del espacio que posibilita la intervención docente o  facilitación externa, e implica que el nivel de desarrollo no está fijo: hay  una diferencia entre lo que puede hacer una persona sola y lo que puede hacer  con la ayuda de otro individuo más apto o de un tutor. Este concepto también  puede extenderse entonces a la tutoría de tesis, acordando con que el tutor  debería adoptar el rol de guía o mediador.  
      Este proceso de construcción  compartida del conocimiento, que origina la relación que se estudia, puede  analizarse asimismo a partir de los aportes de Bachelard (2000) en cuanto a que  el problema del conocimiento científico debe plantearse en término de  obstáculos, en términos de entorpecimientos y confusiones en el acto de  conocer. En el acto de conocer ocurrirán momentos de estancamiento y otros  incluso  de retrocesos, a lo que Bachelard explicó como causal de inercia  y denominó obstáculos epistemológicos. En estos momentos de avances y  retrocesos, el acompañamiento del tutor compartiendo las incertidumbres,  mitigará las emociones negativas, las frustraciones, las amenazas de abandono  de la tesis. | 
    
    
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      Dos  modelos de la mediación tutorial | 
    
    
      El modelo tutorial que predomina hoy en la  Universidad se asimila al modelo que prevalece en el proceso de  enseñanza-aprendizaje, en referencia a la práctica docente. 
         
        Para reflexionar sobre este modo de tutoría, se  caracterizarán dos modelos de mediación tutorial: el Sistema de Mediación  Tutorial del profesor Ruíz Bolívar y la propuesta integral 3T [t]  –Tesis-Tesistas-Tutores [Tiempo]– de las profesoras Coria y Massuco.  
         
        El Sistema de Mediación Tutorial (SMT) no brinda  una herramienta de tutoría específica, sino que replica el enfoque estratégico  del proceso de enseñanza-aprendizaje en el ámbito de la investigación, sin  modificación ni adaptación alguna aplicable para el mejor desempeño de la  función del tutor/director. Consecuentemente, no avanza en la formación del  tutor, sino que confunde esta función con la del docente, prácticamente  insoslayando ambas tareas, no reconociendo posibilidad de escisión.  
         
        En palabras de Ruíz Bolívar, “se presenta el modelo  SMT (Sistema de Mediación Tutorial), como un ejemplo que ilustra la aplicación  del enfoque estratégico de la instrucción en el aprendizaje de la investigación  en la universidad, en el contexto de la elaboración de tesis de grado” (Ruíz  Bolívar, 2005, p. 61).  
         
        En relación con los procesos de tesis y el tesista,  el autor no hace disquisición alguna acerca de que el alumno podría no estar  interesado en investigar sino en el ejercicio de su profesión, no deslinda la  función profesional de la función de investigador, a pesar de que muchas veces  al tesista no le interesa aprender a investigar cuando hace su tesis de grado.  
        Como bien dicen las autoras de la propuesta  integral 3T [t], “[...] el tesista tiene que decidir entre su vocación para  investigar y la posibilidad de profesionalizarse” (Coria y Massuco, 2015, p.  15). En otras palabras, es totalmente lícito que el tesista simplemente quiera  realizar su tesis con el fin de profesionalizarse, es decir, culminar su  carrera, posibilidad no considerada por el autor del SMT.  
         
        Otra cuestión a considerar es que la propuesta del  SMT enfatiza el abordaje de la adquisición de capacidades de investigación en  la etapa final del proceso de formación del alumno, mientras que en la academia  se evidencia la necesidad de abordarlo desde el comienzo de la formación, a  través de una modificación curricular. De esta forma, se podrían prever ciertas  estrategias para que el alumno logre adquirir la capacidad de investigar durante  toda su formación de grado, y no cuando comience a realizar su trabajo final.  
         
        La perspectiva 3T [t] realmente refleja la  complejidad del sistema tutorial, la multidisciplinariedad (ética, disciplinar,  metodológica, epistemológica), mientras que el SMT sólo se aboca a lo  pedagógico. Al mismo tiempo, la perspectiva integral 3T [t] ha incorporado la  dimensión epistemológica, que por lo general está ausente en las currículas de  las carreras de grado. Esta dimensión no sólo se encuentra ausente en el currículum, sino que además no es  frecuentemente tenida en cuenta al momento de tener que acompañar a un tesista,  a la vez que “es necesario someter la práctica científica a una reflexión que,  [...] se aplique no a la ciencia hecha [...] sino a la ciencia que se está  haciendo” como expresaran Bourdieu y otros (2002, p. 20).  
         
        Además, la perspectiva 3T [t] reconoce la  diversidad epistemológica y la pluralidad como una dimensión, al decir de  Boaventura De Sousa Santos, y la ecología de saberes que “[...] persigue proveer  una consistencia epistemológica para un pensamiento propositivo y pluralista”  (2010, p. 185). 
         
        Las 3T [t] diferencia el rol docente del rol de  investigador, mientras que el SMT los confunde, considerando la tutoría como  una extensión ineludible de la función docente, tomando lo aplicado en el campo  pedagógico y llevándolo a la investigación. Es importante destacar que las 3T  [t] incorporan nuevos elementos en la formación del tutor, que se consideran  plenamente correctos y necesarios.  
      Finalmente, las 3T [t]  realiza una interpelación acerca de la forma en que se enseña a investigar en  la educación superior, afirmando que “No se trata, entonces, de enseñar a  investigar prescribiendo recetas, sino mediante la discusión de los  conocimientos disponibles sobre el proceso de la investigación” (Samaja, 2012,  p. 14).   | 
    
    
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      Miradas  acerca de la realidad del proceso de tutoría: reflexiones y experiencias | 
    
    
      Para finalizar este trabajo de indagación y  reflexión, se ha creído de relevancia provocar un acercamiento hacia la realidad  de los tutores. Al efecto se ha tomado contacto con profesionales en ejercicio  de la tutoría, con amplia experiencia, que han proporcionado valiosos aportes,  a lo largo de las entrevistas que las autoras de este trabajo realizaran.  
         
        A partir de los pasajes de las entrevistas, se cree  oportuno e importante destacar algunos aspectos abordados desde la perspectiva  de los tutores convocados, a los efectos de poder describir la realidad del  proceso de tesis y la relación que se produce entre el tutor y el tesista, y  sus principales desafíos. 
         
        En relación a la experiencia previa de los  estudiantes acerca de cómo investigar en el grado al enfrentarse con la tarea  de realizar la tesis, mediante las entrevistas se han detectado dificultades  tales como la comprensión de la relación entre la teoría, el objeto de estudio  y cómo elaborar un marco teórico, cómo vincular la teoría con la realidad, cómo  establecer una correlación entre las ideas y aquello que se puede entender como  problema a investigar, lo cual al tesista le resulta, en principio, muy  engorroso. Al mismo tiempo, se ha observado desde este lugar que al alumno no  le es fácil identificar qué problemas existen y que requieren solución, y si  hay afectividad en relación al tema elegido le dificulta formalizar un planteo  investigativo del tema y construir el problema.  
         
        Las dificultades verificadas al comienzo del  proceso de tesis, acerca de qué investigar, cómo empezar a sistematizar la  información a la que han accedido, cómo comenzar a escribir, cómo organizar los  tiempos y demás acciones comprensivas del proceso, generan en los estudiantes,  según las experiencias de las entrevistadas, estados de angustia e  incertidumbre, porque no pueden resolver por sí solos estas cuestiones.  
         
        Asimismo, estos estados de angustia también ocurren  durante el proceso de producción de la tesis, que generalmente es individual,  lo que provoca en el tesista un sentimiento de soledad, al encontrarse fuera de  la rutina del estudiante de grado, de los grupos de estudio, de compartir horas  de clase. Los tesistas transitan este proceso avanzando y retrocediendo  constantemente, pasando por momentos de mayor o menor producción, muchas veces  están desorientados, o sienten que no van a lograr culminar con la tesis y  alcanzar su título de grado. En este sentido, se cree importante que el tesista  pueda incorporarse a un proyecto de investigación o de cátedra en el marco de  su temática, para superar la soledad y aislamiento que el proceso de  elaboración de su tesis le provoca.  
         
        Respecto de cuáles serían las funciones del tutor,  se ha afirmado que el tutor tiene que ser una persona que conoce del tema lo  suficiente como para indicar elementos de tipo teórico, autores, lecturas,  concretamente lecturas bibliográficas específicas para el tema. Debe fundamentalmente  escuchar y poder intervenir profesionalmente. Parte de la tarea del tutor es  respaldar al alumno con sugerencias acerca de una bibliografía que sea  pertinente al tema que ha elegido. No debe   tratarse  de una función de control,  sino  de llegar a un mutuo acuerdo,  siempre en diálogo con el tesista.  
         
        Otra función del tutor señalada es la permanente  evaluación al tesista, debiendo evaluar su trabajo en proceso, solicitando  avances o entregas, parcialmente pautadas, acordando cronogramas y respetando  los mismos, tanto el tutor como el tesista, de modo de optimizar los tiempos,  ir junto con el estudiante, hacer las devoluciones en tiempo y forma con  comentarios al margen, y finalmente realizar una lectura completa de lo  producido.  
         
        Se  asevera  que es menester mantener una buena relación personal entre tutor y tesista,  basada en el compromiso de ambos, y que de no ser así deberían darse  interrupciones o renuncias.  
         
        En cuanto al rol del tesista, se sostiene que es el  autor de la tesis, que no debe pretender que el tutor lo reemplace en su  función de co-productor del conocimiento. El tesista tiene que asumir un  compromiso muy fuerte con su tarea, la finalización de la tesis de grado es su responsabilidad. 
         
        En referencia a la construcción del conocimiento, se  ha relevado la idea de que todo conocimiento es construido de manera compartida  en el proceso de tesis, al ser una oportunidad para que el estudiante se  involucre propiamente en la investigación, y en la medida en que el tutor  intervenga en el recorrido que el otro está haciendo. Para una de las  entrevistadas, esta construcción compartida se dará realmente si el tutor  tuviese afinidad con el tema elegido por el tesista.  
      En lo que respecta a las  tesis, se ha opinado que deberían tener otra significación y posicionamiento en  la formación de grado, porque son producciones valiosas que a menudo quedan  aisladas y no se socializan, siendo una producción interesante de un alumno que  está terminando una carrera, y hace un aporte y un enorme esfuerzo que queda por  lo general en la biblioteca, y nadie más lee. Se propone  pensar en otro  espacio de sociabilización para las tesis, por ejemplo a través seminarios,  considerando de importancia la incorporación en la Facultad de la gestión de la  sociabilización de las producciones escritas como una política institucional de  valoración y comunicación del conocimiento que se produce en la universidad.                  | 
    
    
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       Conclusiones | 
    
    
      En los  escenarios actuales en que nuevos y complejos problemas requieren de respuestas  de la ciencia posnormal, advienen otras formas de producción del conocimiento,  y la necesidad de que otros actores participen en la construcción conjunta de  respuestas. 
         
Es en  este contexto que el tesista se encontrará identificando un problema, e  intentando construir también una respuesta, para culminar su proceso de  formación de grado. 
 
La  complejidad y la incertidumbre en las cuales se enmarca hoy la construcción de  conocimiento, hacen que esta tarea no se pueda realizar en forma solitaria y  alejada de la función de investigación que lleva adelante la universidad. 
 
La  elaboración de una tesis como requisito para el acceso al título universitario  de grado se constituye a menudo en un   serio obstáculo para la graduación en tiempo de los estudiantes. En esta  etapa final se demandan competencias de investigación específicas para la  elaboración de este trabajo, que le significan inseguridades e importantes  desafíos. En este sentido, incluso se hace necesario la intervención no sólo  del tutor sino de los demás actores de la comunidad académica, y eventualmente  de la comunidad extendida. 
 
En lo  relativo al papel que desempeña el tutor en esta instancia, la realidad indica  que es habitual que replique sus estrategias docentes en el desempeño de esta  función. En consecuencia, se advierte la necesidad de una diferenciación de  funciones, relacionadas con las demandas de cada una de ellas -docencia y  tutoría-, lo que redundará en la profesionalización del tutor, en razón de que  se impondrán instancias de formación.  
 
Los  tutores profesionalizados han de ser capaces del acompañamiento que esta  realidad requiere para superar los obstáculos de la producción de tesis, que  demoran o impiden el acceso del estudiante al título de grado, a la vez de  brindarle herramientas que amplíen su mirada profesional y les otorguen una  forma integral de abordaje y solución de problemas, con actitud de compromiso y  responsabilidad con el medio que lo rodea.          | 
    
    
    
    
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