Construcciones globales mediáticas: diálogos entre los discursos periodísticos y las relaciones internaciones |
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Rodolfo Osorio |
Universidad Michoacana de San Nicolas de Hidalgo |
rdosorio@gmail.com |
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Para citar este artículo: Rev. Arg. Hum. Cienc. Soc. 2023 21. Disponible en internet:
http://www.sai.com.ar/metodologia/rahycs/rahycs_v21_03.htm |
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Resumen |
En este artículo se desarrolla un diálogo entre dos disciplinas: el periodismo y las relaciones internacionales. El texto parte de la propuesta de la necesidad de la consulta de información, en tiempo real, por parte de aquellos estudiosos de las relaciones internacionales y la idea del periodismo como la fuente por excelencia de información, sin dejar a un lado que el discurso periodístico se construye a partir de las subjetividades del propio periodista, es decir: aquello que se enuncia y aquello que no se enuncia. |
Palabras clave: relaciones internacionales, periodismo, periodista. |
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Abstract |
In this article a dialogue between two disciplines is stablished: journalism and international relations. The text strarts with the proposal about the need to consult information in real time by the experts on international relations and the idea of the journalism as the prime source of information, without taking into consideration that the journalistic discourse is constructed on the basis of the subjectivities of the journalist: that part that is enunciated and that part that is not. |
Keywords: international relations, journalism, journalist. |
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Construyendo puentes entre disciplinas |
Los fenómenos sociales parten de diversas realidades y no de una sola, por ejemplo, la migración no responde únicamente a la necesidad de un sector de la población de un país que migra a otro para mejorar su ingresos (partiendo de una perspectiva económica), sino que se produce también a partir de la necesidad de escapar de un Estado opresor que limita las libertades de su población (hablando desde una óptica de la ciencia política) e incluso se enmarca en la necesidad de los Estados de controlar sus fronteras y de legalizar dichos flujos migratorios (hablando de preceptos del derecho). Así como el fenómeno de la migración obliga a que las disciplinas dialoguen, se crucen, se estudien entre sí, en la actualidad observamos que aquellos nichos académicos en los que una sola disciplina se desarrolla dentro de las fronteras de su campo de estudio sin mirar hacia otros horizontes académicos, es algo que simplemente ya no es factible.
Parto desde la óptica de las relaciones Internacionales, definidas por Celestino del Arenal como:
“El conjunto de las relaciones sociales que configuran la sociedad internacional, tanto las de carácter político como las no políticas, sean económicas, culturales, humanitarias, religiosas, etc., tanto las que se producen entre los Estados como las que tienen lugar entre otros actores de la sociedad internacional y entre estos y los Estados. De esta forma (…) puede decirse, en principio, que las relaciones internacionales son la ciencia que se ocupa de la sociedad internacional”. (Pereira, 2018: 5)
Si bien las relaciones internacionales nacen como una disciplina que por su naturaleza se compone de conocimientos de otras: ciencia política, historia, derecho, economía, por mencionar sólo algunas, esta diversidad de áreas le permiten tener una mayor apertura para dialogar e interactuar con otras ramas del conocimiento, es decir, las relaciones internacionales desde su origen se identifican como interdisciplinarias.
“Los medios de comunicación constituyen los ejes centrales de la vida social contemporánea, ya que su acción es significativa en las agendas de conversación, la toma de decisiones y la construcción de culturas comunes”, partiendo de los postulados de Manuel Castells (1999: 359), en torno a las dinámicas de la comunicación en la sociedad actual, particularmente la relevancia de los medios de comunicación en la vida social contemporánea, encontramos el primer cruce entre las relaciones internacionales y las ciencias de la comunicación.
“Informar sigue significando dar forma. Pues el diario, el noticiero de radio o de televisión son hoy –como en otros tiempos lo fueron los mitos- el discurso que cotidianamente se hace cargo del desorden del mundo, y nos ordena el caos en que nos sumerge la diversidad de lo que sucede al otorgar sentido a los acontecimientos”. Partiendo de las ideas de Martín-Barbero y Rey (1997: 24), ubicamos la relevancia que en la actualidad el relato mediático constituye para la sociedad internacional. Si bien es importante tener en cuenta que la evolución de los dispositivos que utilizamos para “conectarnos” con lo que pasa en el mundo han ido evolucionando aceleradamente en las últimas décadas, históricamente los estudiosos de relaciones internacionales han tenido que recurrir a los medios para informarse.
“La emergencia de nuevos fenómenos había de conllevar necesariamente la creación de inéditos instrumentos y métodos de análisis y efectivamente, el ciclo de guerras mundiales en el transcurso del cual se fue cimentando y configurando la sociedad internacional actual, deparó en una “revolución” de similar magnitud en el orden intelectual en su comprensión y su construcción” (Pereira, 2018: 7), posicionando la consolidación de las relaciones internacionales en el siglo XX, partimos de la Primera y la Segunda Guerra Mundial como coyunturas históricas que despertaron un particular interés en esta disciplina (1), para poder entender las causas que llevaron a diversos Estados a involucrarse en conflictos globales, conflictos que no solamente devastaron ciudades sino que arrebataron la vida de millones de personas alrededor del mundo. Es esta necesidad que los internacionalistas (2) tienen por saber lo que sucede en otras latitudes, buscando información lo más rápido posible, dentro de un contexto de guerra mundial, que obliga a la disciplina a mirar el relato mediático que se construye durante dichos periodos convulsos para la humanidad.
“Todo discurso es un objeto históricamente producido e interpretado, esto es, que se halla situado en el tiempo y el espacio”, (Woodak y Meyer, 2003: 75) partimos aquí de la relevancia del momento en que el discurso de los medios de comunicación, particularmente de la prensa escrita de quien haremos referencia en este texto, mismo que dialoga con el entorno más próximo en donde se sitúa el creador de dicho discurso periodístico, en este caso el periodista, quien muchas veces se encuentra haciendo una corresponsalía en el lugar de los hechos y desde su mirada “externa” produce la pieza periodística que informará en el corto plazo y que se convertirá en una pieza histórica en un largo plazo. Esto quiere decir que, dentro del devenir de las relaciones internacionales, las interacciones que se dan entre actores del escenario internacional se encuentran en gran medida narradas por la prensa. Situándonos en el siglo XX, a la luz de dos conflictos mundiales, los periodistas podían ser identificados como aquellas voces que reconstruían hechos históricos que se daban en el campo de batalla, a través del reporteo y destacando aquellos que observan y luego narran, pero también aquello que observan pero que no incluyen dentro de sus relatos, ya sea por una cuestión de espacio a la hora de escribir y limitarse a cierto número de palabras, o porque simplemente no lo consideran “relevante” dentro de su pieza periodística. Aquellas presencias que construyen y aquellos silencios que excluyen, son los que, desde la propia subjetividad del periodista, dan forma a las primeras planas que los diarios mostraban en aquellos momentos, o al narrar una crónica que relataba el horror de lo que se vivía en los campos de batalla, construyendo así “el parte de guerra” que se difundiría en sus rotativos.
Retomando las subjetividades, Hayden White comenta: “La subjetividad del discurso viene dada por la presencia, explícita o implícita, de un yo que puede definirse solo como la persona que mantiene el discurso” (White, 1987: 90), hablamos entonces que el discurso periodístico conlleva una carga de aquel “yo” que escribe misma que recae en el periodista, pero que no podemos olvidar que esa escritura se enmarca en una línea editorial definida por el medio de comunicación al cual pertenece. Es decir, particularidades como la nacionalidad del periódico, su inclinación política (si se identifica como un medio de izquierda, de derecha o de centro) o incluso el origen de los recursos económicos para financiarse, son premisas que se involucran dentro de las subjetividades del ya mencionado “yo” que escribe.
“Los periódicos publicados eran, para entonces, una parte familiar de la civilización urbana”, si bien en la actualidad existen autores que hablan de un mayor poder de las redes sociales y del intercambio de información entre ciudadanos, sin “intermediarios”, la prensa sigue teniendo un impacto dentro de nuestra civilización, sobre todo como lo señala Manuel Castells (1999: 35), quien dentro de su ejercicio de análisis sobre los medios de comunicación, los posiciona como ejes centrales de la vida social contemporánea, hablando de su influencia dentro de la construcción de agendas de conversación y sobre todo en creaciones de ideas que se imaginan dentro de una comunidad. Encontrando puentes entre lo que menciona Castells y las relaciones internacionales, parto de la premisa de Joseph Ny Jr. (3):
“¿Cómo consiguen las personas su información sobre el gobierno si no procede de la experiencia personal directa? Un setenta por ciento dice fiarse más de los medios de comunicación que de sus amistades. La confianza en las instituciones parece ser más un juicio social que personal. El papel de los medios de comunicación cambió durante el mismo periodo en que se produjo una disminución de la confianza en las instituciones”
Quedaron atrás las épocas en que los grandes relatos construidos por el gobierno eran aceptados sin cuestionamientos por la sociedad, la información fluye horizontalmente y estos “grandes relatos” ya no son comprados tan fácilmente por la ciudadanía, y es aquí donde el rol del periodista emerge con mayor fuerza para poner en duda aquello que los poderes gubernamentales dan como verdades. |
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Construcción de escenarios mediáticos que se vuelven hechos históricos y su impacto en el escenario internacional: el caso del once de septiembre |
“Lo que ocurre en Estados Unidos tiene un enorme impacto en el resto del mundo… y viceversa. Los acontecimientos internacionales limitan hasta lo que puede hacer el estado más poderoso” (Chomsky, 2007: 82), es evidente esta correlación de fuerzas que Noam Chomsky menciona e incluso la interdependencia que a lo largo del siglo XXI se ha reforzado en sucesos tales como la crisis financiera internacional de 2008, la pandemia por COVID 19 iniciada en 2020 o la actual invasión de Rusia a Ucrania. Chomsky refiere al estudio de los medios y la forma en que este estudio permea a los análisis desde la perspectiva de las relaciones internacionales: “Hay muchísimas maneras de estudiar los medios de comunicación de masas: comparar lo que se informa con lo que se omite o se sepulta en las últimas páginas, o analizar las fuentes y expertos que dominan los comentarios sobre acontecimientos importantes”, estas líneas refuerzan el hilo conductor que se ha rescatado en este artículo a la luz de otros autores, quienes hablan del relato mediático como algo que construye realidades y que no se puede leer como algo libre de ideologías.
Para aterrizar a través de un ejemplo tangible las ideas de diversos autores que hemos mencionado previamente, tenemos como ejemplo una fecha que marcó un hito a nivel internacional: el 11 de septiembre. Es importante mencionar que no se hace referencia al 11 de septiembre de 1973 y el golpe de estado en Chile, sino del 11 de septiembre de 2001 y el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York. En primer lugar, la forma en que se transitó, o mejor dicho se sustituyó, un hecho por otro (partiendo del simbolismo de la fecha: 9-11/nine eleven) de la memoria colectiva global. Es una realidad que cuando nos referimos a esta fecha (a excepción de los chilenos, me atrevo a decir) las primeras imágenes que nos vienen a la mente, sobre todo a las generaciones que teníamos uso de razón cuando esto ocurrió, son las del impacto de un avión a una torre, y posteriormente el colapso de ambas torres, ubicadas en territorio estadounidense. Si bien la CNN y muchas televisoras alrededor del mundo difundieron minuto a minuto las transmisiones en vivo de lo que pasaba aquel martes en Nueva York, al siguiente día la mayoría de los periódicos del mundo utilizaron las imágenes de las Torres Gemelas en llamas como primera plana; periódicos en Ciudad de México, Buenos Aires, Madrid, Praga, por mencionar sólo algunos ejemplos, tuvieron como primera plana el 12 de septiembre de 2001, las imágenes del ataque terrorista perpetrado por Al Qaeda en Nueva York.
Si bien para la prensa escrita este evento tuvo un gran impacto, particularmente en cuanto a la producción de noticias a partir de este hecho, para las relaciones internacionales se ubica como una coyuntura que marcó un nuevo alineamiento dentro del escenario internacional. En primer lugar la concepción del término “guerra contra el terrorismo”, definida por Owen M. Fiss como “expresión política que se ha empleado para movilizar a la sociedad estadounidense hacia sucesivas guerras después de los ataques del 11 de septiembre”. Ubicamos dos grandes momentos a partir de esta guerra contra el terrorismo: la invasión a Afganistán y posteriormente a Irak. La intervención militar de Estados Unidos en Afganistán comenzó en octubre de 2001 dando respuesta inmediata a los ataques a las Torres Gemelas y la principal justificación fue la de combatir a los terroristas de Al Qaeda y al régimen talibán que había apoyado el accionar de este grupo. Denominada por el gobierno de Estados Unidos como Operación Libertad Duradera, esta invasión logró en dos meses dar resultados, calificada por expertos militares como una acción “expeditiva e implacable”, al lograr derrotar rápidamente a los talibanes.
Esta invasión se mostró respaldada por la comunidad internacional, debido a que se entendía como una invasión legítima, o quizás necesaria, primero para perseguir a los perpetradores de un acto terrorista que significó la perdida de cientos de vidas inocentes, y por otro lado para liberar al pueblo afgano de la opresión de un régimen autoritario que era encabezado por los talibanes. Por el lado de la prensa, se mostró una cobertura que daba mucha relevancia a las declaraciones del entonces presidente George W. Bush y su mensaje que replicó en diferentes oportunidades: "Every nation, in every region, now has a decision to make. Either you are with us, or you are with the terrorists". Esta frase que repetía como una especie de mantra en los discursos que emitía a los estadounidenses y también a públicos internacionales, indicaba la necesidad de que los Estados mostraran una posición clara ante esta invasión, ya sea apoyar a Estados Unidos o apoyar a los terroristas.
En el caso de la invasión a Irak se mostró una postura dividida entre la comunidad internacional: naciones como España y Reino Unido no sólo avalaron la invasión, sino que incluso acompañaron a Estados Unidos en esta travesía militar, por otro lado, naciones como México votaron en contra de una resolución dentro del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que pretendía avalar esta invasión. Por parte de la prensa, sobre todo la prensa estadounidense, se dio una mayor apertura a las voces que alegaban que Irak poseía armas de destrucción masiva, aunque posteriormente las mismas autoridades estadounidenses reconocieron que no existieron dichas armas. El presidente Bush en 2008, semanas previas a dejar el cargo comentó: "El mayor arrepentimiento de toda mi presidencia tiene que ser el error de Inteligencia en Irak. Mucha gente se jugó su reputación al decir que las armas de destrucción masiva eran una razón para derrocar a Sadam Hussein”.
Es fundamental tomar este ejemplo para reforzar la idea de los relatos mediáticos como una especie de catalizador al hablar de la construcción de imaginarios colectivos, partiendo de la premisa que este “imaginario global” se construye en Estados Unidos y se imagina en el resto del mundo. Y desde la visión de las relaciones internacionales, este relato no solamente permeó en la opinión pública internacional generando una islamofobia (4), sino que fue un catalizador para tomar acciones militares hacia dos naciones de Medio Oriente.
“Interrogarse sobre la producción lingüística del periodista en su relación con la realidad es esencial puesto que el producto informativo se define cuando se elige el discurso para representar la realidad.” Mouchon (1999: 44) enmarca la relevancia de este continuo cuestionamiento a través del estudio del discurso periodístico; esta realidad que no sólo se narra, sino que se representa e incluso se reconstruye, debe ser tomada como objeto de estudio para descifrar aquellas palabras que si bien fueron emitidas por el presidente Goerge W. Bush en el marco de su guerra contra el terrorismo, así como de sus funcionarios y parte de la inteligencia estadounidense, la perspectiva que rescatamos de Mouchon es la forma en que parte de la prensa, en esos años, escogió ciertos discursos para representar aquella realidad, que influyó en la perspectiva internacional, dejando a un lado otros discursos, representadas por otras voces, que podían nivelar la balanza dando una perspectiva más completa, sin cargarse sólo hacia un lado de la historia. |
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Reflexiones finales |
La esencia de este trabajo es recalcar la inherente relación entre estas dos disciplinas: las relaciones internacionales y las ciencias de la comunicación (en este caso, desde la perspectiva del periodismo). Diversos autores refieren que los primeros testigos de la historia son los periodistas y es aquí en donde encontramos este vínculo natural. No podemos entender el estudio de las relaciones internacionales sin rescatar el relato periodístico que nos permite adentrarnos a un hecho histórico que en muchas ocasiones se identifica como una coyuntura política, que se puede reconstruir a partir de la prensa.
Como se mencionó previamente, la evolución de la comunicación particularmente a través del uso de las redes sociales nos obliga a consultar otras fuentes, ya que un gran número de actores políticos internacionales usan este tipo de plataformas para comunicarse, pero es una realidad que la prensa sigue siendo un espacio de construcción de realidades internacionales, por ello y tomando ventaja de las ventanas tecnológicas que nos permiten asomarnos a otras realidades (en cuestión de segundos), es que aquellos estudiosos de las relaciones internacionales tienen la obligación de abrir sus perspectivas mediáticas, es decir, no quedarse solamente con la cobertura que un medio realiza sobre un hecho, sino contraponer, comparar, poner a dialogar lo que dice uno y lo que dice otro.
Consumir prensa europea, pero también latinoamericana o incluso africana, tratar de entender un fenómeno internacional a la luz de varias perspectivas. Otro reto es acercarnos a una prensa que sea opuesta a nuestra ideología, es decir, si comulgamos más con posturas de izquierda no nos hará daño consultar diarios como ABC o El Mundo de España, o leer el periódico inglés The Guardian podría resultar enriquecedor para alguien con una postura más hacia la derecha.
Como conclusión, me atrevo a recomendar para aquellos lectores que quieran utilizar la prensa como un elemento más para estudiar las relaciones internacionales, que lo hagan a partir de textos periodísticos asertivos, es decir, aquella prensa que no sólo basa sus escritos en referir a lo dicho por la fuente oficial (presidente, canciller, vocero del gobierno, etc.) sino que busca la voz de las ONG´s para reportear temas de derechos humanos, que no sólo presenta datos sino que los interpreta, que utiliza imágenes para poner a dialogar los titulares con lo que encabeza su nota, y sobre todo aquella prensa que no solamente quiera dar respuestas, sino que deja interrogantes a sus lectores para que indaguen más en los temas, sobre todo cuando esos temas se construyen desde una óptica internacional. |
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Notas |
1) Existen diversos teóricos que ubican el nacimiento de las relaciones internacionales a partir de 1918 y la conclusión de la Primera Guerra Mundial, otras corrientes identifican este nacimiento siglos atrás.
2) El término internacionalista hace referencia a las personas instruidas en las áreas de política internacional, diplomacia, comercio exterior, finanzas, negocios internacionales y cooperación para el desarrollo. El internacionalista aplica todos sus conocimientos y experiencias en diversas áreas, entre las que destacan: el sector público, el sector privado, los ámbitos académicos, las organizaciones no gubernamentales y en los últimos años, desde el emprendimiento.
3) Joseph Nye Jr., especialista en temas internacionales y secretario adjunto de defensa durante la administración de Bill Clinton.
4) El Islam es considerado como la principal amenaza para el modelo occidental desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. |
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Castells, Manuel (1999) La era de la información. La sociedad en red, vol. 1, Siglo XXI, Madrid, España
Chomsky, Noam (2007) Intervenciones, Siglo veintiuno editores, Ciudad de México, México
Fiss, Owen M. (2009) La guerra contra el terrorismo y el estado de derecho, consultado 1 de febrero de 2024, sitio web: http://www.anuariocdh.uchile.cl/index.php/ADH/article/viewFile/11530/11889
Martín-Barbero, Jesús y Rey, Germán (1997) El periodismo en Colombia, Revista Signo y Pensamiento, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia
Mouchon, Jean (1999) Política y medios. Los poderes bajo influencia, Gedisa Editorial, Madrid, España
Nye Jr. Joseph (2003) La paradoja del poder norteamericano, Taurus, Santiago, Chile
Pereira, Juan Carlos (2018) Historia de las relaciones Internacionales, Ariel, Barcelona, España
White, Hayden (1987) El contenido de la forma. Narrativa, discurso y representación histórica, Editorial Paidós, Madrid, España
Wodak, Ruth y Meyer, Michael (2003) Métodos de análisis crítico del discurso, Gedisa, Barcelona, España |