Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales
ISSN 1669-1555
Volumen 7, nº 1 (2009)

¿Es obsoleto el método científico?

por María E. Alonso, Elizabeth Carrizo, Fernanda Epstein

Contacto: magealonso@yahoo.com.ar 

 
Resumen

Pensar al método científico en la actualidadnos propone posicionarnos dentro de la teoría sistémica, al abordar la complejidad del mundo contemporáneo desde la perspectiva google.
¿Cómo entendemos las relaciones causales y la dinámica del sistema si solamente nos referimos al presente permanente del ciberespacio construido sobre una avalancha de datos?
Cada innovación tecnológica reabre viejas heridas sobre un debate clásico acerca de los usos sociales de las tecnologías entre tecnófilos y tecnófobos. Así podemos pensar en los paraísos digitales que prometen cibermundos cuasi perfectos o en las sociedades endemoniadas que confunden los sentidos humanos.
La memoria (electrónica y digital) intenta domesticar el azar y el caos pero se encuentra parada frente al debilitamiento y borrado del esqueleto de identidad tradicional.


Palabras clave

Método científico, nuevas tecnologías, teoría sistémica, memoria

 
Abstract

Thinking the scientific method nowadays move us to be positionated within the systemic theory, in addressing the complexity of the contemporary world from the google perspective.
How do we understand the causal relationships and the dynamics of the system only if we refer to this permanent cyberspace built on a flood of data?
Each technological innovation has reopened old wounds in a classic debate about the social uses of technologies between technophiles and technophobes. Thus we can think of that promise paradise digital Cyberworld near perfect or evil in societies that confuse the human senses.
The report (electronic and digital) tries to tame randomness and chaos, but is stopped against the weakening of the skeleton and erasure of traditional identity.

 
Keywords

Scientific method, new technologies, systemic theory, memory


Sobre un postulado Google

Pensar al método científico en la actualidadnos propone posicionarnos dentro de la teoría sistémica, al abordar la complejidad del mundo contemporáneo desde la perspectiva google.

Sin embargo, Anderson postula “que la aproximación a la ciencia con hipótesis, modelo y prueba se ha vuelvo obsoleta al enfrentarse con datos masivos y que el desafío es analizar datos sin hipótesis, modelar números y permitir a mecanismos algorítmicos encontrar patrones que la ciencia no puede” [1]. Para el autor habría que dejar de buscar modelos y considerar suficiente la correlación.

Siguiendo la línea sistémica que entiende a su enfoque como “una forma de pensar en términos de conectividad, relaciones y contextos” [2], la mirada científica implica dos tareas fundamentales: la identificación y entendimiento de las más importantes relaciones causales tanto como de la dinámica del sistema.

En el mundo contemporáneo ¿cómo entendemos las relaciones causales y la dinámica del sistema si solamente nos referimos al presente permanente del ciberespacio construido sobre una avalancha de datos?

Cada innovación tecnológica reabre viejas heridas sobre un debate clásico acerca de los usos sociales de las tecnologías entre tecnófilos y tecnófobos. Así podemos pensar en los paraísos digitales que prometen cibermundos cuasi perfectos o en las sociedades endemoniadas que confunden los sentidos humanos.

La mediación tecnológica trae consigo la confusión de un presente eterno, el riesgo de una desmemoria colectiva, de un olvido sistemático y de la ausencia de una conciencia histórica clara.

Nos encontramos ante un panorama de saturación de información, un mundo cuyo ruido mediático y cuyo volumen de datos supera nuestra capacidad biológica de percibir, digerir e interpretar.

En esta base de incertidumbre permanente es en donde debe construirse la memoria cultural, que, según Jesús Martín Barbero, "a diferencia de la memoria instrumental (...) no trabaja con 'información pura' ni por linealidad acumulativa, sino que se halla articulada sobre experiencias y acontecimientos y en lugar de acumular, filtra y carga. No es la memoria que podemos usar, sino aquella otra de la que estamos hechos y que no tiene nada que ver con la nostalgia, pues su 'función' en la vida de una colectividad no es hablar del pasado, sino dar continuidad al proceso de construcción permanente de la identidad colectiva" [3]

Toda la historia de la cultura consiste en la puesta en funcionamiento de filtros. La cultura transmite la memoria, pero nunca transmite toda la memoria. Puede filtrar bien, puede filtrar mal, pero hay algo que nos permite interactuar socialmente, y ese algo es que todos hemos tenido, más o menos, los mismos filtros. Con la web, todos y cada uno de nosotros se encuentra en la situación de tener que filtrar sólo una información tan difícil de digerir por su amplitud que, si no llega filtrada, no puede ser asimilada. En consecuencia, el primer riesgo es que nos encontremos en una civilización en la cual cada uno tenga su propio sistema de filtro, es decir, una civilización en la que cada uno fabrique su propia enciclopedia. Hoy, una sociedad con cinco millones de enciclopedias que compiten entre sí es una sociedad que ya no comunica.

Además, los filtros a los cuales nos referimos son productos de la confianza que tenemos en la llamada "comunidad de científicos" [4], que a través de los siglos, debatiendo entre ellos, han aportado la garantía del filtraje. Esta comunidad ha sido, desde todo punto de vista, razonable. Si sólo pudiéramos imaginarnos lo que podría producir el filtraje individual hecho por cualquiera, nos encontraríamos frente a una competencia de enciclopedias, algunas delirantes.

Lo postulado por Anderson no concuerda con la visión sistémica de la ciencia sobre todo si tenemos en cuenta que los sistemas complejos no son “resultados automáticos del incremento de número de elementos y/o relaciones en el sistema sino que exhiben un número de atributos tales como la multiplicidad de perspectivas y escalas legítimas, la no linealidad, la incertidumbre irreducible; la autoorganización y la emergencia” [5].

La memoria (electrónica y digital) intenta domesticar el azar y el caos pero se encuentra parada frente al debilitamiento y borrado del esqueleto de identidad tradicional.

La memoria no ha desaparecido sino que se ha reconvertido a causa del cambio de paradigma comunicativo y las metamorfosis espacio-temporales. Las nuevas tecnologías reelaboran las características de la memoria social y nos obligan a repensar la ciencia no desde nuevas perspectivas paradigmáticas sino sólo en función de cambios procedimentales que nos permitan llevarla adelante.

Referencias
[1] Anderson, 2008.
[2] Gallopin et al., 2000, p. 7.
[3] Citado por Von Sprecher, 1997.
[4] Rubio y Vara, 1997, p. 42.
[5] Gallopin, op. cit., p. 9.

Bibliografía

Anderson, Chris.;“The end of theory: the data deluge makes the scientific method obsolete”. Wired Magazine 16:07, 2008.
Gallopin, Gilberto et al., “Science for 21th century: from social contract to the scientific core”. Internacional journal of social science 168, 2000.
Von Sprecher, Roberto. Comunicación e Identidad, en la era de utopía tecnocomunicacional de mercado. Córdoba: JCV, 1997.
Rubio, José y Vara, Jesús. El análisis de la realidad en la intervención social. Madrid: CCCS, 1997.

 
Volver a la tabla de contenido
© 2010 Sociedad Argentina de Información