Revista Argentina de Humanidades y Ciencias Sociales |
Volumen 5, nº 1 (2007) |
Los discursos políticos y la crisis institucional en Argentina: el cierre de campaña, el ballottage y la renuncia de Menem en 2003 |
por Gabriela Juliana Loustaunau |
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Volver a la parte: Las estrategias discursivas de los candidatos |
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LAS MARCAS DE LA CRISIS |
“La constitución del signo es inseparable del análisis. Es su resultado, ya que, sin él, no aparecería. Es también su instrumento, ya que, una vez definido y aislado, puede ser remitido a nuevas impresiones; y allí, desempeña con relación a ellas el papel de una reja. El signo aparece porque el espíritu analiza”[49]
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Explorar las marcas de la crisis institucional en los discursos de campaña implica una operación que es posible analogar al momento de atravesamiento de esa “reja” a la que se refiere Michel Foucault en “Las palabras y las cosas”. En el análisis realizado en el capítulo anterior pudimos establecer algunas regularidades respecto de las estrategias retórico argumentativas de los candidatos de cara a la elección del 27 de abril. Si miramos los mismos fragmentos con cierta profundidad encontramos en ellos diversas referencias a la crisis tanto económica, como social y política de la Argentina. En primer lugar, rastreamos la noción de crisis según la conciben los candidatos en el cierre de campaña. En segundo lugar, mencionamos algunas referencias a la crisis en los discursos pre- ballottage. Y, en tercer lugar, nos introducimos en el discurso anticipado de Kirchner y en el spot de renuncia de Menem, en tanto constituyen dos elementos comunicacionales de la arena política que, de manera coyuntural, pueden ser considerados marcas de la crisis institucional del país a comienzos de siglo XXI. “¿A quién le gusta esta Argentina?”[50]: La crisis desde el cierre de la campaña La concepción de la crisis aparece en los discursos de ambos candidatos, ya sea de manera explícita o implícita. Por ejemplo, en el discurso de Kirchner la apelación a la realidad se constituye en un recurso argumentativo mediante el cual pone de manifiesto distintos planos de la crisis (económica, política y social) agudizada en el país entre la debacle de 2001 y la transición de gobierno. En su cierre de campaña encontramos varias referencias a la pérdida de sentido de las instituciones. Al mismo tiempo, el candidato insinúa que la crisis es también institucional cuando promete instalar el respeto a la instituciones y a la Constitución Nacional en su eventual gobierno: “Y esa es la primera Ley que el gobierno que voy a presidir va a cumplir con todos los argentinos, con la Ley Madre de todas las leyes, devolviéndole a los argentinos la credibilidad en sus instituciones.” (Kirchner: 24/04/03) De igual modo, sugiere la agudización de la crisis política e institucional en 2001 cuando los cambios de dirigentes políticos eran frecuentes: “(...)Por eso, argentinos y argentinas de mi patria vengo a hacer un compromiso de honor. Se terminó en esta Argentina eso de que aparece un Ministro de Economía cada quince días o cada un mes o dos meses, para anunciarle al pueblo un nuevo ajuste. En esta Argentina van a tener que poner los que más ganan(...)” (Kirchner: 24/04/03) En estos fragmentos, el enunciador evidencia la revalorización de las instituciones en la vida democrática, sobre todo de la Constitución Nacional, en tanto norma que configura la “textura concreta de la sociedad” (Castoriadis). Ello se advierte, por lo tanto, en la citación de artículos constitucionales y en el énfasis puesto en hacer cumplir la “Ley Madre”. Por ejemplo, Kirchner introduce “la voz” de la Constitución Nacional en citas de autoridad que le permiten reafirmar el modelo del trabajo y la producción del Frente para la Victoria: “(...)el artículo 14 bis de la Constitución Nacional dice: <<se deben garantizar en esta querida Argentina el derecho al trabajo, el derecho a un salario digno, el derecho a la habitación, el derecho a la dignidad>>.” (Kirchner: 24/04/03) En este sentido, la noción de crisis institucional para Kirchner se vincula al desapego de los gobernantes de las instituciones y de las normas constitucionales, gestado a partir de la implantación de las políticas menemistas. “Justicia”, “dignidad” y “trabajo” son términos recursivos y constituyen una meta a alcanzar: “el orden de la justicia y la dignidad que sólo se logra con trabajo, con estudio, con esperanza (...)” (Kirchner: 24/04/03) Sin duda, su concepción del orden constitucionalista se distancia de la idea de orden “represor” de Menem y sería la clave para sobrellevar la crisis institucional vigente.
Y respecto a la crisis económica que afecta a los más desfavorecidos promete: “(...)vuelvo para terminar con el hambre, vuelvo para terminar con la desnutrición, vuelvo para que ni un solo niño más se muera en mi patria, en mi tierra, en esta querida y nunca bien amada República Argentina.” (Menem: 24/04/03) En consecuencia, la intención discursiva de Menem es mostrarse como el único candidato con posibilidades de “re-construir a la Argentina” y de rescatarla del “verdadero ciclón que se abalanzó sobre la República Argentina” a posteriori de sus mandatos. El desorden institucional, la desidia de los gobernantes y las prácticas políticas corruptas han impreso su sello en la vida política de los últimos años. A este respecto, Menem promete “empezar a re-ordenar a nuestro país” y se interroga “¿Cómo se pueden auto-denominarse justicialistas estos gobernantes?”, atribuyéndole cierta ineptitud a la clase dirigente. Seguidamente, el candidato del Frente por la Lealtad garantiza: “(...) pero también vamos a hacer respetar el Estado de Derecho, derecho de propiedad y la libertad de todos ustedes ¿A quién le gusta ir a su trabajo y de golpe se encuentra con una avenida cortada o una ruta bloqueada? ¿A quién le gusta ésta Argentina?” Por último, Menem no se olvida de los vestigios de sentimiento nacionalista que aún se encienden en su auditorio peronista y promete: “(...) re-conquistaremos a las Malvinas en base a la diplomacia, nunca más una guerra.” (Menem: 24/04/03) En resumen, en los discursos de cierre de campaña se advierte que, para Kirchner, la actual crisis institucional es el legado de la política menemista; mientras que para Menem la crisis es sinónimo de inseguridad, crisis económica y financiera, y desorden institucional vivido desde de la presidencia de De la Rúa, y sólo él es un político tan experimentado como para ponerle fin al “verdadero ciclón” provocado por “estos otros gobernantes”, “los idiotas de siempre”. “Dar vuelta la página de la historia”[51]: La crisis desde los discursos del ballottage La búsqueda de alianzas se constituye en una de las estrategias electorales que permite a los candidatos del Frente para la Victoria y del Frente por la Lealtad encarar la segunda vuelta. En los discursos de Menem es palmaria su intención de captar el apoyo de fuerzas políticas que mantengan puntos de contacto con su propuesta. Así, intenta acercarse tanto a Adolfo Rodríguez Saá como a Ricardo López Murphy. Kirchner también contempla la posibilidad de entablar alianzas, sin perder el bajo perfil que lo caracteriza en este segundo momento de la campaña; pero sobre todo, apunta a exacerbar las diferencias con el menemismo: “Podré conversar con muchos, pero no en busca de acuerdos cupulares” (Kirchner: 29/04/03) Así, revelar que la política menemista instaura un “liderazgo fundamentalista y mesiánico” y que se apoya en “acuerdos cupulares” se constituye en un lugar común del discurso de Kirchner. Estas expresiones tácitas le permiten al enunciador tomar distancia de su adversario y de las prácticas corruptas de gobierno en pos de la calidad institucional: “Debemos determinar no sólo las reglas de juego claras, con certeza y previsibilidad sino también dotar de calidad a las instituciones, devolverle la calidad perdida, y no es una tarea fácil.” (Kirchner: 29/04/03) Al leer los discursos de Kirchner rumbo al ballottage se torna recursiva una intención: recuperar la calidad institucional a través de valores concretos tales como el respeto, la solidaridad y la responsabilidad. Además, plantea que el cambio de gobierno no debe ser un proceso “traumático” sino que “Todo debe hacerse en forma gradual y permanente.”(Kirchner: 11/05/03) Una estrategia que distancia a Kirchner de Menem es el resguardo de los posibles nombres propios que integrarían el gabinete ante un eventual gobierno “para evitar el desgaste de la campaña” (Kirchner: 11/05/03). Como ya hemos mencionado, sólo se conoce el del Ministro Lavagna, por ser una figura clave de la campaña. Incluso, Kirchner deja en suspenso la convocatoria a dirigentes extrapartidarios. En esta etapa se anticipa una posible lucha de poder entre Duhalde y Kirchner, en el caso de que este último llegara a la Presidencia. Sin embargo, Kirchner ubica por encima de la conducción del “peronismo” la responsabilidad institucional de gobernar el país:
Además ironiza sobre el rumor de renuncia de Menem que comienza a circular en estos momentos: “Es un problema de él. A mí me es indiferente. Cada uno sabe las responsabilidades que tiene. Hay segunda vuelta porque uno de los arquitectos de este sistema fue él con el Pacto de Olivos.” (Kirchner: 11/05/03) A pesar de ello, Kirchner reconoce que la legitimidad institucional del próximo gobierno estaría dada por la concreción de la segunda vuelta: “En cuanto a la legitimidad, lo natural sería participar activamente en una elección. La mejor encuesta es la del 18 de mayo.” (Kirchner: 11/05/03) En esta etapa, el candidato santacruceño hace pública su postura sobre la política como espectáculo a la que nos acostumbraron los políticos de los ’90: “Yo me voy a mover con la mayor de las amplitudes, pero también con mucha decisión. Debemos salir de la práctica frívola de la política, del vedetismo de los dirigentes, para pasar a la acción con contenido.” (Kirchner: 11/05/03) En este período electoral Menem manifiesta su apuesta a un cambio de política (y de políticos) a partir de un “cambio de caras”, con nuevos técnicos y especialistas y apela a la realidad cuando rememora la crisis económica y financiera de 2001: “(...) (es un) cambio de política, de estrategia, de garantizarles a los inversores que nunca más se va a violar el derecho a la propiedad ni se va a tumbar el Estado de Derecho como lo hicieron aquí. Esa es la seguridad que tenemos que brindar” (Menem: 30/04/03). En este sentido, advertimos que tanto Kirchner como Menem en sus modelos políticos enfrentados hacen referencia a la crisis de 2001 y ponen en juego en la campaña conceptos como “seguridad financiera” y “estabilidad”. Por el lado de Kirchner, la seguridad estaría dada por la continuidad del modelo económico oficial. Por el lado de Menem, implicaría una vuelta a la estabilidad financiera de los 90.
Según Kirchner, el responsable de la crisis institucional es el mismo que ahora empeora la situación al pretender renunciar a la candidatura, hecho graficado en la siguientes metáforas: “(...)el intento proviene de un ex -presidente constitucional, que por no poder ser reelecto por tercera vez, tira del mantel sin importarle los daños, dispara sobre las instituciones de la República con la misma violencia de su discurso y con la misma impunidad de su gestión.” (Kirchner:14/05/03) El candidato del Frente para la Victoria, supone que la crisis no es un fenómeno nuevo, sino que forma parte del proceso de cambio histórico de los últimos años liderado por el menemismo: “La sociedad argentina, en lo que parece ser un signo trágico de la ultima década, contempla la deserción de su dirigencia política. Culmina en la Argentina un ciclo histórico signado por los liderazgos mesiánicos, fundamentalistas y excluyentes (...)” (Kirchner: 14/05/03) Considera, además, que Argentina ha sido “desbastada, presionada y extorsionada” por la especulación, las “prácticas corporativas” y los “egoísmos personales de sus dirigentes políticos” propios de los ’90. Una de las características que definen el tono del discurso de Kirchner el 14 de mayo es que se anticipa a la formalización de la renuncia de Menem. A partir de ahí, podríamos conjeturar que así fue porque, ante la incertidumbre generalizada, alguna figura política tenía que tomar la palabra. El presidente interino da, pues, un paso al costado y, entonces, es Kirchner quien habla dejando en claro su postura frente a los hechos: “Con estas palabras quiero poner fin a esta situación de irresponsabilidad institucional e incertidumbre social a las que nos tiene sometidos hace ya más de 24 horas(...)” (Kirchner:14/05/03) Seguidamente, Kirchner acata la norma públicamente: “(...)Que cualquiera sea la decisión que tomen los integrantes de la otra fórmula voy a asumir toda la responsabilidad que la Constitución y el pueblo me imponen” (...) “Asumiré con coraje y decisión la responsabilidad de gobernar la República, lo que significa reafirmar el sistema democrático que esta etapa implica además de mejorar la calidad de sus instituciones” (Kirchner:14/05/03) Inclusive, vuelve a plantear la oposición entre política espectacularizada y política por convicción que, según él, lo diferencia de la estrategia menemista: “(...)Tenemos la fuerza y la decisión de aquellos que llegaron a la política no por un marketing artístico, y demás, sino por convicciones, convicciones políticas, ideológicas y doctrinarias de un país distinto”. (Kirchner:14/05/03) Además, en clara alusión a las políticas menemistas, establece metafóricamente su distancia con las alianzas entre el Gobierno y los sectores financieros y empresariales: “No voy a ser presa de las corporaciones(...) tenga el pueblo argentino la certeza de que quien les habla está decidido a dar vuelta la página de la historia.” (Kirchner: 14/05/03) Por lo tanto, para este candidato la crisis es de orden institucional en tanto se articula a la irresponsabilidad institucional de ciertos gobernantes y a la incertidumbre social generalizada que provoca. En resumen, el discurso anticipado de Kirchner implica un contrapunto entre sus futuras y anheladas prácticas políticas tendientes a la defensa de la Constitución Nacional y las “viejas prácticas políticas” de Menem atiborradas de “intereses egoístas” e “irresponsabilidad”.
La renuncia de Menem a la candidatura oficializada el 14 de mayo a las 19 se constituye en un marca de la crisis institucional que pone fin al período electoral 2003. El rumor de la renuncia se instaló en el panorama electoral de las dos semanas previas a la vez que la división del comando de campaña menemista se hacía cada vez más efectiva. La renuncia se concreta –paradójicamente- el mismo día que el candidato había triunfado en las elecciones de 1989 y 1995. Las conversaciones de Menem con Rodríguez Saá -el 30 de abril en San Luis- tal vez no significaron una estricta alianza electoral, sino que pudo haber sido el disparador para que el puntano instalara, mediante el rumor, la conveniencia de la renuncia para el ex -presidente. En este contexto caracterizado por la búsqueda de coaliciones políticas, los medios hacen referencia a ciertas filtraciones de información desde el menemismo hacia el Gobierno. Paralelamente, el Gobierno enfatiza que <<...Si Menem se “baja”...>> es un acto de “irresponsabilidad institucional” por desatender el mandato constitucional de la segunda vuelta. La renuncia de Menem implica varios interrogantes: ¿Fueron intereses personales o políticos los que condujeron al candidato a renunciar? ¿Es posible que haya sido una estrategia política en vistas a futuras candidaturas? ¿Si su estrategia fue siempre articular un discurso triunfalista que lo posicionara en el espectro político como el “eterno ganador” es posible que se retirara de la contienda y lo justificara con un spot televisivo? ¿O lo hizo para salvaguardar al nuevo menemismo y así mantener una puerta abierta a futuras elecciones? Sin embargo, más allá de las cuasi-explicaciones que circularon mediáticamente (fraude electoral el 27 de abril, para preservar su influencia política ante una probable derrota, por la escisión del menemismo, por las encuestas desfavorables, para deslegitimar al futuro gobierno de Kirchner y transformarlo en “el gobierno del 22 por ciento”) y de los intereses implicados, nos concierne aquí preguntarnos por las marcas de la crisis que se manifiestan en el acto de renuncia. La renuncia al ballottage se constituye en un fenómeno comunicacional que imprime una marca profusa en la vida institucional del país y permite situar a la elección 2003 en un lugar sin precedentes. Así comienza su despedida: “Estimo conveniente no participar en la segunda vuelta. Comprometo mi respaldo y colaboración con las nuevas autoridades”. (Menem: 14/05/03) Asimismo, la renuncia constituye una marca de la crisis institucional en el proceso de transición gubernamental, ya que allí se lee no sólo el incumplimiento del mandato constitucional del ballottage, sino también la obstrucción de la responsabilidad (vertiente política de la labor representativa). Menem se encarga de dejar en claro que esta “severa reflexión” que realiza en el spot “(...)está por encima de especulaciones personales e intereses subalternos” a la par que echa por tierra las acusaciones de Kirchner de que es un acto a favor de los “intereses que cooptaron el Estado y compraron la política”(Kirchner: 14/05/03) La renuncia de Menem es una manifestación más de la crisis que se inicia con las fisuras del sistema de representación de la democracia moderna desde hace algunas décadas. En esta orientación, el discurso de Menem presenta referencias directas a la crisis del país: “El país atraviesa una de las crisis más graves de su historia. Hoy más que nunca la Argentina requiere contar con un poder político imbuido de la más plena y transparente legitimidad democrática” (Menem: 14/05/03) Ese es su principal argumento: “(...)Considero que ese objetivo absolutamente necesario (el de la transparencia y legitimidad democrática), no está garantizado para el cumplimiento de la segunda vuelta...” (Menem: 14/05/03) Menem, fiel a su estilo, utiliza una cita de autoridad para justificar su renuncia: “Como decía la compañera Evita. Renuncia a los honores y a los títulos, pero no a la lucha”. ” (Menem: 14/05/03) Por lo tanto, la renuncia del candidato del Frente por la Lealtad nos advierte acerca de la trasgresión de la norma y de la irresponsabilidad institucional. No obstante, para saltar ese escollo normativo, la estrategia argumentativa de Menem reside en trasladar el acto inconstitucional a la suspensión de la interna a cargo de Duhalde, meses atrás. Menem reafirma su argumento: “En el caso específico del peronismo esa maniobra fue acompañada por la decisión de eliminar la realización de las elecciones internas del Partido Justicialista”. ” (Menem: 14/05/03) Aquí alude a la realidad y nuevamente corre de escena a Kirchner para referirse a Duhalde: “(...)por capricho de las actuales autoridades nacionales”.
Como se observa, la polémica con Duhalde continúa hasta el momento de la renuncia.
Menem renuncia; pero ambiciona no dejar de ser parte del escenario político por lo que agrega estar dispuesto a “Contribuir a recrear un verdadero clima de unidad nacional, afianzar la vigencia de las instituciones democráticas e impulsar una renovación a fondo del sistema político argentino”. ” (Menem: 14/05/03) La renuncia de Carlos Menem al ballottage da lugar a la emergencia de una marca de la crisis institucional argentina que, si bien representa el fin de la transición gubernamental y da inicio a un gobierno inesperado como el de Néstor Kirchner, es el comienzo de una nueva búsqueda de legitimidad democrática y de construcción de consensos -dado el escaso margen de votos con que debe asumir el nuevo presidente. |
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Notas |
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52. Frase arraigada en ciertos periodistas y especialistas de los medios de comunicación para dar inicio a las especulaciones sobre la renuncia de Menem durante el período pre-ballottage, cuando el rumor ya estaba instalado. [Volver] 53. Fragmento de la carta enviada por Carlos Menem a los medios de comunicación en la que explica los motivos de su renuncia a la candidatura, programa América Noticias emitido por América TV, 14 de mayo de 2003. [Volver] |
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