“Las personas somos capaces de asignar significados  a las ‘cosas’;  
        en otras palabras,  
        somos capaces de dar un significadoa la realidad.  
Más aún, sólo dando significados a las cosas  
conseguimos hacer 
 que sean  cosas”[42] 
        El  contexto de enunciación: “Crónica de una renuncia anunciada”
        En el período que transcurre desde el cierre de campaña de la  primera vuelta electoral, el 24 de abril, hasta el día en que se concreta la  tan anunciada renuncia de Menem durante la campaña para el ballottage, el 14 de mayo, el  electorado argentino vive en la incertidumbre respecto del futuro institucional  del país. A partir de ese momento, que hubiese culminado con la realización del  primer ballottage en  Argentina, se ubica en el centro del debate político la decisión de renuncia de  una de las fórmulas, mientras que el sentido electivo mismo de la democracia y  la responsabilidad política parecen ser cuestionados. A continuación,  realizamos una aproximación al contexto de enunciación de algunos de los  discursos seleccionados, hasta llegar, por último, al discurso de renuncia del  candidato del Frente por la Lealtad.  
           
          En términos generales, el contexto de  enunciación de los discursos de cierre  de campaña para la primera vuelta electoral se caracteriza por la  apelación al discurso peronista y por la puesta en escena del ritual mágico  típico del peronismo. Por ejemplo, el uso de símbolos partidarios como las  figuras de Perón y Evita con sendos retratos que enmarcan el escenario o la  clásica marcha peronista reenvían al discurso “visceral” del peronismo  fundacional[43].  En el caso de Kirchner, el cierre de campaña se realiza el  24 de abril en La Matanza, bastión del PJ en el Gran Buenos Aires, gobernado  por Alberto Ballestrini. El discurso del candidato del Frente para la Victoria es  breve y contundente y lo preside la palabra de Daniel Scioli, candidato  a la vicepresidencia. El marco musical está dado por la conmovedora  interpretación de Mercedes Sosa de “Dale  alegría a mi corazón”. En el caso de Menem, el acto de cierre de campaña se realiza el mismo  día, pero en el estadio de River Plate, con la presentación del maestro  de ceremonias Julio Maharbiz. Luego de la interpretación del Himno Nacional a  cargo del cantor Hugo Marcel,  toma la palabra el candidato a vicepresidente, Juan Carlos Romero. Los “bombos y platillos” típicos del  peronismo acompañan al ex -presidente durante unos minutos mientras revisa sus  papeles en el atril: la ovación del público, el despliegue de fuegos de  artificio, la tradicional marcha peronista. De esta manera, se conforma el  escenario para un discurso anclado en  el pasado, con fuerte contenido programático y de mayor extensión que el enunciado por Kirchner horas antes. Al  finalizar, entran las esposas de los candidatos y todos saludan tomados de las  manos, con los brazos en alto y los dedos dibujando “la V” de la victoria, otro  símbolo del peronismo. Nuevamente estallan los fuegos de artificio junto a un  conmovedor final. Esta vez: “No llores por mí, Argentina”. 
   
        Una vez definidos los contrincantes para la segunda vuelta - Kirchner y  Menem- los candidatos se concentran en sus estrategias para triunfar el 18 de  mayo, pero comienza a gestarse y a  instalarse en la agenda mediática  el rumor in crescendo sobre la potencial capitulación de Menem a la  candidatura. En tanto, el candidato desmiente. Al respecto, dice el titular de una nota publicada el 6 de mayo  en Clarín On-line, en lo que  sería una de las primeras desmentidas públicas: “Menem salió a decir que no se baja y acusa al Gobierno.”   Este  escenario se tiñe de  indefiniciones, entredichos de campaña y de una seguidilla de falsos anuncios  de un discurso oficial que arrojara luz sobre los rumores de renuncia  menemista. Sin embargo, Duhalde, Presidente Interino de la Nación, no realiza  ninguna declaración oficial, sino que es Kirchner quien habla, como si ya fuera el nuevo presidente. El anuncio se concreta el 14 de mayo a las  16:35 en el Hotel Panamericano cuando aún Menem no había oficializado la  renuncia. Por lo antedicho, el discurso “anticipado” del candidato  Kirchner asoma como decisivo para explorar algunas marcas de la  crisis durante la transición  gubernamental.  
           
        Finalmente, la renuncia se concreta  mediante un spot televisivo que  Menem graba en La Rioja y que toma carácter público horas después del anuncio “anticipado” de Kirchner,  alrededor de las 19, aunque no produce un gran impacto mediático. Según  informes periodísticos (Clarín, 14/05/03),   Menem lee en telepromter tres páginas escritas por su asesor,  Jorge Castro. Esa misma mañana había viajado con todo su equipo desde Buenos  Aires hacia su tierra natal para grabar el spot. A su vez, el ex mandatario habría enviado una carta a los  medios de comunicación en la que se explican los motivos de su renuncia y se  acusa al Gobierno y al Partido de “maniobrar” la elección con la suspensión de  la interna justicialista. 
        La discursos enfrentados del PJ  y la construcción del adversario
        La operación de análisis del discurso que llevamos a cabo, en  primer lugar, nos  aproxima a la  especificación y caracterización de las estrategias  discursivas de cada enunciador. De tal manera, nos encontramos con dos  discursos enfrentados de un mismo partido político -devenido en dos lemas-. A  continuación mencionamos algunos ejemplos discursivos relevantes de acuerdo a las siguientes dimensiones:  
        
           1- La construcción  del  adversario político 
            2- El Partido  Justicialista y la Ley de lemas 
            3- El sector  independiente del electorado 
            4- La estrategia  para el ballottage 
            5- El estilo  discursivo de los candidatos 
            6- La crisis institucional en los discursos  de campaña  
            7- La crisis institucional y la renuncia de  Menem  
           
         
         En la construcción discursiva  de la campaña subyace una concepción de la política sostenida por cada enunciador que  interviene en la elaboración de las estrategias  retórico-argumentativas. Por un lado, Kirchner expresa que la política  es “la arquitectura de un nuevo poder” (29/04/03). Fundamenta el candidato:  
        “Acá muchos dicen que Kirchner le  debe mucho a Duhalde. Duhalde, que no le gusta perder ni a la bolita, no  hubiera acompañado a un dirigente que cree que es perdedor. Yo creo que hay que  invertir esta opinión: nadie puede pensar que el Presidente es tan torpe de  acompañar a alguien que no tenía futuro o que estaba condicionado.”(Kirchner: 29/04/03).  
        Por otro lado,  Menem contra-argumenta la postura de Kirchner a través de una cita de  autoridad: “Como dice Maquiavelo, hay  tres tipos de poder: el que elabora uno mismo, el que elaboran otros y le pasan  al Príncipe, y el poder que hereda el Príncipe. Yo elaboré mi propio poder  durante muchos años ¿Qué poder elaboró Kirchner? Lo trajeron de Santa Cruz, lo  pusieron ahí, y el poder se lo van a transferir en caso de que gane”  (Menem: 11/05/03). Para Menem -de acuerdo a su visión  maquiavélica- la política también es sinónimo de construcción de poder; pero le  agrega un cierto paralelismo con las categorías de “ciencia” y  “arte”[44]. 
         Es  claro que, si nos remontamos a la historia del discurso peronista, (Ciria,  W.:1983) nos encontramos con un único discurso con ciertos matices que parecen  exacerbarse con la fragmentación establecida en el seno del partido durante la  elección 2003, a partir de la Ley de Lemas. En este caso, ya estamos ante una  señal de la fragmentación de la política y de la crisis institucional de comienzos de  siglo en la que se ven involucrados los partidos políticos, en calidad de  instituciones fundamentales de la democracia moderna.  
         
        En la campaña se presentan dos  discursos enfrentados. El de  Kirchner es propiamente un discurso de  confrontación. Su  estrategia básica reside en la acentuación del modelo económico definido como  un “modelo productivo y del trabajo” en contraposición al modelo de  concentración económica- neoliberal de Menem. Además, la acentuación del  aspecto económico tiene su correlato en la continuidad en su cargo del Ministro  de Economía, Roberto Lavagna en un eventual gabinete. En el siguiente pasaje  del cierre de campaña de  Kirchner se expresa dicha confrontación mediante la comparación de ambos modelos económicos:  
        
          “El día 27 de abril el pueblo tiene que optar  por dos modelos diferentes: el modelo de la concentración económica, el modelo  de los sectores financieros, el modelo que trajo el hambre y la falta de  trabajo a nuestro pueblo, el modelo de la desesperación y la angustia, el  modelo que volteó los sueños y la esperanza, el modelo que arrasó con la clase  trabajadora argentina y prácticamente quebró a nuestra clase media. Y el otro  modelo: el modelo que  muchísimos  argentinos, muchos argentinos de distintas ideas que conforman el frente  nacional y popular de la patria... es volver a reconstruir el modelo de la  producción y el trabajo, el modelo de la inclusión social, el modelo que nos  devuelva los sueños y la esperanza, el modelo en el que todos vamos a tener  un  destino en esta Argentina, el modelo  que termine definitivamente con que unos pocos viven muy bien en esta patria y  otros muy mal, el modelo que termina definitivamente con la desesperanza, el  modelo que vuelve a los hijos de los trabajadores a la  universidad, el modelo que le vuelva a dar  movilidad ascendente a la clase media argentina para ser junto con la clase  trabajadora la polea transformadora de la historia que viene. En síntesis, el  modelo de la patria(...)” 
         
        El eje discursivo de Kirchner es la polémica establecida  claramente con un adversario político. En  esta construcción se observa la utilización de recursos retóricos tales como la alusión  perifrástica y la metáfora.  Por ejemplo, en el discurso de cierre de campaña Kirchner llama a su adversario  “el viejo fantasma” o “aquel presidente de los ‘90”:  “Por eso, para ir  terminado les digo, este 27 de abril argentinos y argentinas de mi patria, son  dos modelos, no hay lugar a equivocarse, el modelo del pasado, representado por quienes ustedes saben, por  aquel presidente de la década del 90, como yo le digo <<el viejo fantasma>>.”  También se refiere al menemismo como “aquellos  que nos prometieron la revolución productiva y el trabajo” ( Kirchner:  24/04/03) Kirchner también utiliza argumentos como el que se advierte en el  discurso del 24 de abril en La Matanza; es un argumento ad personam que descalifica a su contrincante:  
        
          “Yo no creo en el orden, ese orden vacío que se quiere lograr con  represión. Me duele ver por televisión que hay alguien que quiera llegar a la  presidencia diciéndole cómo le va a pegar a los argentinos para que se porten  bien.  Yo lo que quiero es el orden de  la justicia y la dignidad que sólo se logra con trabajo, con estudio, con  esperanza, con posibilidades y con sueños”. (Kirchner: 24/04/03) 
         
         En este pasaje el enunciador desacredita el argumento sobre uno  de los temas clave en la campaña de Menem: la seguridad. El riojano sostiene un  argumento que se puede resumir de la siguiente manera: “Para que haya orden,  hay que poner mano dura”.  Kirchner, no solo descalifica el argumento sino a la figura política  que lo sustenta cuando la asimila al “represor”. De esta manera, traza un  paralelo con su estrategia de “prescindir del nombre propio de su adversario”  por lo que el fragmento se constituye también una alusión al ex -presidente. Finalmente, el enunciador expone su  contra-argumento: “El orden se logra  con justicia, dignidad y trabajo”, valores concretos que intenta  resaltar cuando describe su modelo de país en el discurso de cierre de campaña. 
         En cambio, el discurso de Menem se presenta como la única verdad, por lo cual no es requisito para este  enunciador definir claramente al adversario, sino que se centra en él mismo  constituyéndose en un discurso auto-referencial.  Su estrategia fundamental reside en hacer alusiones a su pasado  de ex -presidente y se posiciona como la única voz legitimada para hablar de  ello:  
        
          “Hice... un  verdadero apostolado de esta ciencia y este arte que es la política y me pasé  muchos años en libertad y otros detenido procurando construir poder y a partir  de ese poder puede re-construir a la República Argentina durante más de 10 años  exitosos de gobierno, del auténtico discípulo del Teniente  General Juan Domingo Perón y María Eva Duarte de Perón.(...)” (Menem: 24/04/03) 
         
        Sin  embargo, en la mayoría de sus discursos recurre a citas de autoridad para reafirmar sus palabras con una voz más  autorizada que la suya. Por  ejemplo, acude frecuentemente a frases de   Perón, Evita, Maquiavelo o a pasajes de la Biblia. En la siguiente pregunta retórica –recurso  argumentativo muy utilizado por Menem- hace referencia a frecuentes dichos de  Eva Perón y también, a un fragmento de la Biblia:  
        
          “¿Cómo se pueden auto-denominar justicialistas estos gobernantes? ¿De  qué justicialismo me están hablando cuando Eva Perón decía que los únicos  privilegiados eran los niños, o cuando en el Evangelio leemos lo que decía  Cristo: “Dejad que los niños venga a mi”   y los niños lamentablemente están pasando por el peor momento de la  historia argentina?” (Menem:  24/04/03) 
         
        Con estas palabras, Menem busca auto-afirmarse  como el único candidato del justicialismo legitimado para invocar la tradición  del partido. En este sentido, decimos que el eje discursivo de Menem es la  autorreferencialidad. 
         La particularidad de la estrategia  de Menem es que, además de construir el  adversario político desde el pasado, este pulula en distintas posiciones  durante la contienda electoral. En algunas ocasiones, Menem despotrica  contra el pasado y acusa al gobierno del ex -presidente De la Rúa de los males  de la Argentina de hoy: “(...)vino  alguien que fue una página en blanco, dejó el país, pero en situación  difícil(...)”. Luego, se refiere  a su histórico contrincante dentro del peronismo, Duhalde: “(...)y se hicieron cargo después estos  otros que están gobernando(...)”. Prosigue con la afrenta al candidato  peronista del Frente Nacional y Popular, Rodríguez Saá: “(...)No nos  olvidemos que entre los candidatos hay alguien que se fue a los diez días,  después de haber declarado en cesación de pagos a la Argentina(...)” Y,  por último, alude al candidato  López Murphy, ex -Ministro de Economía del gobierno de la Alianza:  
        
          “(...)y  el otro candidato que ahora dice que el no va a utilizar el helicóptero,  haciendo referencia al Dr. De la Rúa cuando se fue; resulta que él fue un  hombre de la Alianza y un hombre de De la Rúa, por lo menos con un voto de  lealtad no hubiera hecha referencia a ese tema; pero él también se fue. Apela a los estudiantes, le hicieron una sentada porque  les disminuyó el presupuesto educativo, inmediatamente saludo uno, saludo dos y  se fue, dejándonos a los argentinos en banda...”(Menem:  24/04/03). 
         
        Otro recurso retórico que se destaca es la alusión perifrástica. Como se aprecia, todos los  candidatos aparecen como adversarios políticos potenciales para Menem; puede  ser uno o todos. Sin embargo, conforme avanza la campaña el oficialismo se consolida como el principal adversario de Menem,  ya que la contienda se tiñe desde el principio de connotaciones derivadas de la  rivalidad histórica Menem- Duhalde. En este sentido, el candidato del Frente por La Lealtad evita reconocer a  Kirchner como su contrincante. En el siguiente pasaje del cierre de campaña  Menem alude a la fórmula oficial al citar las palabras de su compañero  electoral: “(...) y como dijo el  compañero Juan Carlos Romero: '<estamos caminando por sobre los escombros  que van dejando esos que nos hablan del modelo productivo'”  (Menem: 24/04/03). Sin duda, <<esos>> son Duhalde y Kirchner. En la  campaña para la segunda vuelta se acentúa está intención de desfigurar al oponente  real y las referencias se dirigen, sobre todo, a Duhalde:  “Duhalde y su esposa estuvieron en mi contra desde  el inicio. Y ahora Kirchner.” (Menem: 11/05/03) Además, el  riojano establece la oposición con el candidato del oficialismo al destacar los  puntos oscuros de la historia política de Kirchner que lo vincularían a  movimientos contestatarios setentistas: “Con  Kirchner, vuelve el peronismo de la violencia, el de los 70, que dio como  resultado el golpe. Con nosotros, regresa el de la paz, la convivencia.” (Menem:  30/04/03). 
        El otro punto central de la estrategia de  Menem, decíamos, es el anclaje en el pasado, por lo cual en el slogan  de campaña hay una clara alusión a sus exitosos gobiernos: “Con Menem estábamos mejor”. Pero  esta estrategia esconde su contracara: si bien su pasado político es exitoso  también se constituye en un punto débil de su discurso, ya que aspectos como la  corrupción o la inseguridad lo oscurecen. El enunciador trata de eludirlos,  pero conforman el principal punto de ataque de sus oponentes políticos.  Incluso, para reforzar su postura exitista, en el cierre de campaña menciona el  slogan de campaña del ‘89:   “Por eso, yo les digo que me acompañen en esta nueva etapa de la vida  política argentina, como dije anteriormente, una frase que me sugirió Guarani 'No los voy a defraudar'; por eso les pido que me acompañen(...)”  (Menem: 24/04/03)  
           
  Menem orienta su discurso a un adversario que en principio es  difuso; pero que con el avance de la campaña cala hondo en el oficialismo. Sin embargo, más que en la definición de un  adversario los discursos de Menem se asientan en las referencias a sí mismo:  Él es la voz indiscutida,  el  “discípulo”,  los otros son “los idiotas  de siempre”.  
        La situación de enunciación de los discursos enfrentados se  caracteriza, además, por una relación  diferencial entre los enunciadores respecto de la posición que adoptan sobre el  auditorio. Esta posición depende directamente del contexto en el cual se  construyen los discursos. 
         La relación de  Kirchner con su auditorio está definida por la intención de convencer <<lógicamente>>  de la importancia de generar un nuevo modelo económico para que el país deje de  estar en crisis. Por ello, su interlocutor clave lo constituyen los sectores  medios, el trabajador, el universitario, el empresario nacional y el  profesional: “(...)llegó la hora de la  patria, llegó la hora de los trabajadores, llegó la hora de los sectores  medios, llegó la hora de los empresarios nacionales, llegó la hora de los  profesionales, llegó la hora de estudiantes universitarios, llegó la hora de  los argentinos que estudian, investigan y trabajan(...)” (Kirchner:  24/04/03) 
         En el caso de Menem dicha  relación se halla definida por un modo de persuasión tendiente a resaltar la <<emoción>> del encuentro con el líder. Por ejemplo, en el discurso de cierre de campaña el orador  permite que el auditorio se exprese, aplauda  y eleve cánticos en su honor; deja que resuenen “los bombos y platillos”  típicos del peronismo, hasta que en determinado momento, decide hablar:  
        
           “Compañeras y compañeros, amigas y amigos...” (interrumpen  los cánticos: 'se siente, se siente Menem  presidente>>) Hermanas y hermanos de mi patria, amados niños (prosiguen los cánticos: <<eah, eah, ...un minuto de silencio  para Duhalde que está muerto...'). Y sigue Menem con alabanzas al  auditorio: “Gracias... muchísimas  gracias... yo quiero agradecerles desde lo más profundo de mi corazón esta  presencia masiva y esta paciencia aguantando horas para que nos volvamos a  encontrar(...)” 
         
                  Menem se dirige a los  sectores desposeídos y más indefensos de la sociedad: “a los excombatientes de  Malvinas”, “a los jóvenes”, “a las mujeres” y “a los niños”. 
        En  resumen, mientras estrategias  retórico-argumentativas en el discurso de Kirchner se orientan a convencer al auditorio de que su  modelo de país es más seguro y efectivo que el de Menem para salir de la crisis  actual, en tanto el discurso de Menem apunta a persuadir de que él siempre fue, es y será la mejor y  “verdadera” opción de gobierno constitucional.  
        La construcción discursiva del Partido Justicialista a partir de la  implantación de la Ley de lemas  
        
        En las condiciones de enunciación de la campaña se articulan aspectos  del contexto político contemporáneo tales como la suspensión de las elecciones  internas, la puesta en escena de la Ley de lemas y la escisión de los partidos  políticos en nuevos frentes populares. Asimismo, la crisis de representación  instalada en el debate político y la creciente debilidad institucional de un  partido político histórico como es el Partido Justicialista (PJ) toma cuerpo  durante el proceso de transición gubernamental. En este escenario existe un clivaje inexorable en el PJ  que permea las características discursivas de la campaña. 
        En primer lugar,  en Kirchner se advierte la pertenencia e invocación a “su”  respectivo lema, el Frente para la  Victoria: “(...)muchos argentinos de  distintas ideas que conforman el frente nacional y popular de la patria” (Kirchner: 24/03/04);  mientras Menem apela más que nada al justicialismo sin hacer demasiado eco de  su Frente por la Lealtad, ya que se  considera “el verdadero justicialismo”, “el auténtico discípulo”. 
         En segundo lugar, los candidatos se  encuentran con la ferviente necesidad política –en términos de estrategia  discursiva y electoral- de realizar una convocatoria abierta a la sociedad:  Kirchner lo hace desde el oficialismo y desde el Frente para la Victoria aunque también apela a su historial  político; en cambio Menem apunta a recrear en su discurso las “voces vivas” del  PJ. En este orden, tanto Kirchner como Menem, procuran invocar algún elemento  representativo de su Partido. 
        Para  Kirchner será funcional a sus intereses electorales utilizar un discurso confrontativo e intrépido  (con una marcada carga ideológica) tendiente a resaltar sus bases en el  peronismo setentista y su experiencia  política en Santa Cruz. De  esta forma, pretende socavar la voz de su adversario, quien cuenta con una  trayectoria política de mayor peso construida en los diez años del menemismo.  Kirchner apela a la memoria (y no solo de los peronistas): 
        
          “No venimos los peronistas a  reclamar la propiedad de este modelo. Los peronistas hemos aprendido en la  historia a ser absolutamente generosos y sabemos que cada vez que nuestro  pueblo, que se enfrentó... cada vez que se enfrentó el espacio  nacional-popular, progresista y nacional de la patria lamentablemente ganaron  los que especulan con el hambre del pueblo y con el trabajo de la gente (...)”  (Kirchner: 24/04/03)  
         
        Por lo tanto, el candidato del Frente para la Victoria apunta a una  concepción del Partido como un espacio de integración al tiempo que desautoriza el modo de “hacer política”  característico de la década del ’90 que, a su entender, salvaguarda las  prácticas políticas corruptas:  “No hay límites, pero hay que ver la  particularidad de cada partido, de cada movimiento. Yo no hablo de pactos de  cúpula o esquemas corporativos. Digo que es factible que pueda integrar al  espacio de conducción del Estado gente que tenga una filosofía distinta a la  nuestra.” (Kirchner: 11/05/03) 
         En los discursos de Menem, en cambio,  el elemento representativo del PJ al que alude constantemente se  localiza en las figuras míticas de Perón y Evita.   En el discurso de cierre  de campaña se auto-proclama “(...)el  auténtico discípulo del Teniente Gral. Juan Domingo Perón y María Eva Duarte de  Perón.” Y enfatiza: “Hay que  tener en cuenta las enseñanzas siempre vivas del Teniente Gral.  Juan Domingo Perón y de Eva Perón. ¿Cómo se  pueden auto-denominar justicialistas estos gobernantes?” (Menem:  24/04/03)  
                  El candidato del Frente por la  Lealtad sostiene que su propuesta de política económica internacional se basa  en la anunciada por Perón medio siglo atrás:   “(...) tenemos que insistir en  el MERCOSUR que es una creación de Perón y que yo institucionalice (...) Y el  otro mensaje de Perón, una zona de libre comercio en 1949, desde el Ártico  hasta la Antártida, no fue idea como piensan algunos, de los norteamericanos,  no... fue una idea de Perón” (Menem: 24/04/03) Sin embargo, a pesar de la apelación a las figuras  míticas, Menem ostenta ser el verdadero  justicialismo, en detrimento de sus oponentes peronistas. Introduce su discurso de cierre campaña de la siguiente manera:  “Yo  quiero agradecerles desde lo más profundo de mi corazón esta presencia masiva y  esta paciencia aguantando horas para que nos volvamos a encontrar en un hecho  que se convirtió ya en una cábala: cerrar la campaña electoral del verdadero  justicialismo y no del justicialismo falso aquí en este estadio de River  Plate”. (Menem: 24/04/03) 
         En la campaña al  ballottage Menem se enfoca en dejar en claro que la suspensión de la interna fue producto de  una jugada del presidente  interino para liberar el campo político. Luego de los  resultados del 27 de abril Menem afirma que “(...)Ahora estamos en una elección distinta. Hemos ganado la interna  del justicialismo, porque aquí no sólo hubo una elección general.” (Menem:  30/04/03)  
        Las consecuencias políticas de la suspensión de la interna justicialista  son develadas en cuanto Menem atribuye al Gobierno la responsabilidad  de haber instrumentado una trampa para  dejarlo fuera de juego -por  cierto, desde las mismas filas del peronismo-. Días después, en una entrevista  publicada el 11de mayo, Menem deja en claro sus  intenciones de seguir al frente del PJ: “Es muchísimo más importante  perder la Presidencia. Esperemos. Ahora estamos dando batalla luego de haber  triunfado en primera vuelta. Ya pelearemos para seguir al frente del PJ.” (Menem: 11/05/03) 
        La disputa por el sector  independiente 
        La conformación del electorado en esta elección presenta  ciertos matices que la diferencian de elecciones anteriores, sobre todo por la  intención de los candidatos de captar el voto independiente. Sabemos que un  elemento definitorio del carácter de la elección en general es la interna  peronista no efectuada que subyace y estalla en la primera vuelta.  Pero además, que el voto del sector  independiente tendría la última palabra en caso de llegar al ballottage. 
         En consecuencia,  se desprende un rasgo decisivo de la elección ligado a la conformación del  electorado: que el “peronismo” dejó de depender sólo de la voluntad de los  “peronistas”. Asimismo, este rasgo  evidencia la crisis interna del partido justicialista y ratifica su dificultad  histórica para encontrar un hilo conductor en cuanto al desarrollo de políticas  unificadas en torno a la militancia y a sus votantes. Por cierto, este es un  fenómeno que afecta a todos los partidos políticos en el marco de la crisis de  representación contemporánea. 
         La posición  discursiva de cada enunciador frente a este sector del electorado se sujeta a  los resultados de la primera vuelta electoral.   El 27 de abril se establecen dos territorios claramente delineados de la  política: por un lado, Kirchner se dirige a los sectores anti-menemistas e  independientes (que lo votaron en Buenos Aires, Formosa, Jujuy y La Patagonia).  Por otro lado, Menem se dirige más que nada al peronismo tradicional (lo  votaron en el Noroeste y Nordeste del país) por lo cual es el candidato con  mayores dificultades para atraer al sector independiente. Sin embargo, hacia el ballottage tanto los discursos de  Kirchner como los de Menem intentan llegar a un amplio sector de la sociedad. En los discursos de cierre de campaña de ambos candidatos ya se percibe  esa voluntad a través de una manifiesta convocatoria abierta. Por ejemplo,  aunque Kirchner apela, especialmente, al voto peronista cuando llama a los  “justicialistas de la patria”, en el discurso de cierre de campaña también le  habla a todo el pueblo argentino: “Quiero  hablarle a todo el pueblo argentino, tenga la idea que tenga” (Kirchner: 24/04/03). En el  cierre  de campaña de Menem también se plantea una convocatoria a todos los  sectores:  
        
          “(...)Vuelvo para ordenar y conducir los  destino de mi patria, vuelvo a gobernar para todos los argentinos y no tan sólo  para un sector de la comunidad organizada, vuelvo para reinstalar la paz y la  concordia entre todos, no importa de dónde vengan políticamente, sino que sean  verdaderos, auténticos argentinos para que levantemos nuevamente a nuestra  patria.” (Menem: 24/04/03). 
         
        Las  estrategias para el ballottage 
        
        Un rasgo fundamental de la construcción  discursiva de los candidatos es que desde el inicio de la campaña las estrategias  discursivas se orientan al ballottage.  No obstante, luego de 27 de abril, Kirchner se  concentra en enfatizar su proyecto económico de fuerte matriz política (definida como “productivista”) y en mantener  una postura de bajo perfil con  escasa exposición mediática  -más aún cuando se instala el rumor de  renuncia de Menem-. En el cierre de campaña Kirchner se refiere al “modelo de la  patria”, aquel que “todos  los argentinos necesitamos que nos cobije”. Y lo re-afirma en la  entrevista del 29 de abril: “A este  modelo -el de Menem- queremos  oponer el de la producción y el trabajo, con estabilidad, con inclusión, sin  liderazgos fundamentalistas y mesiánicos que le han hecho tanto daño a la  Argentina. Hace falta una fuerte renovación política y con una dirección  colectiva.”  
        La  estrategia de Kirchner en esta etapa consiste en mantener bajo perfil, sin  realizar excesivas declaraciones. Su agenda sólo incluye algunas apariciones en  programas periodísticos de TV. En este período además, se reúne con el  Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias;  diserta en la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) y en la  última semana decide no realizar ningún acto público. Para el cierre de campaña  de la segunda vuelta planea un Seminario de Políticas de Estado a cargo de su  equipo técnico, entre ellos Roberto Lavagna, en función de destacar la  continuidad institucional de la gestión del Ministro de Economía.  
        Por  su parte, Menem encara la segunda etapa de la elección mediante la búsqueda de  alianzas con las fórmulas que  quedaron afuera de ballottage.  Sobre todo, busca el apoyo de Rodríguez Saá. Según algunos analistas políticos  una particularidad del ballotage es que lo que “escribieron con la mano en  la 1º vuelta se borra con el codo en la segunda”[45].  Por ejemplo, en el cierre de campaña Menem critica a los encuestadores:  
        
          “Entonces, compañeros y compañeras, el 27 de  abril se van a callar los opinadores  y  se van a callar también algunos encuestadores truchos que cambian todos los  días las encuestas de acuerdo a lo que reciben(...) Ayer estábamos adelante en  todas las encuestas, como eso le afligió al gobierno salieron ahora un par de  encuestadores...” Pero en la entrevista del 11 de mayo reflexiona: “Nos excedimos en  optimismo porque los informes que me acercaban eran ampliamente favorables. El  viernes anterior a la elección me trajeron una encuesta de La Matanza donde  ganábamos por diez o doce puntos. Y allí perdimos.” 
         
        En  el transcurso de este período comienzan a visibilizarse las escasas  posiblidades de Menem de triunfar en el ballottage,  a la vez que flaquea su imagen existista. Además, su responsabilidad política con respecto  a la candidatura es puesta en tela de juicio por la dirigencia política, a la  par que las encuestas le vaticinan una derrota certera y sin precedentes.  Paralelamente, el ex mandatario se encarga de desmentir los rumores de renuncia  circulantes en el ámbito político; mientras, Kirchner mantiene su bajo perfil.  
   
        En esta etapa de la elección, la fortaleza  del aparato duhaldista se hace sentir sobre el candidato santacruceño y la  continuación de la política económica, con la figura de Roberto Lavagna,  aparece como una estrategia altamente favorable a la hora de sumar votos.  También, la intención en ambos candidatos de abrir el juego por fuera del  “peronismo” y de convocar a otros  sectores de la sociedad para llevar adelante el futuro gobierno es una  de las estrategias que define los preparativos para el ballottage, ya  que por lo indicado ut supra, la decisión se ubicaría en el sector  independiente del electorado. 
        El  estilo discusivo: el uso de figuras retóricas 
        En el discurso de  Kirchner aparecen ciertos rasgos (desde la coloquialidad y repetición de frases  hechas hasta su poco clara dicción) que forman parte de una puesta en escena  del candidato y que contribuyen a definir un estilo propio junto con la utilización de ciertos recursos  retórico-argumentativos.  
        En lo que respecta a las estrategias  de composición, el estilo discursivo de Kirchner se caracteriza principalmente por la repetición de elementos lingüísticos que encadenan los enunciados. De esta  manera, le otorga mayor fuerza expresiva a su discurso. Por ejemplo:   
        
           “Quiero hoy hablarle  al pueblo argentino, y quiero hablarle a todo el pueblo argentino, tenga la  idea que tenga y  le quiero hablar  acompañado de ustedes en esta asamblea del peronismo de la República Argentina,  aquí en la provincia. Le quiero hablar al pueblo argentino porque todo el  pueblo argentino sufrió la angustiosa década del 90 en la consolidación de ese  proyecto que nació en 1976. Le quiero decir al pueblo argentino que está en  juego mucho más que un candidato el día 27 de abril” (Kirchner: 24/04/03)  
         
        El recurso a la repetición es una constante.  Otro ejemplo destacable:  “(...)quiero  el orden del trabajo, quiero el orden de la esperanza, quiero el orden de  la  convivencia, quiero el orden  cristiano de amor(...)”  (Kirchner:  24/04/03)  
   
        El  estilo discursivo de Kirchner también se caracteriza por presentar notas del  lenguaje cotidiano y, a veces “chabacano”, típico de los discursos peronistas[46].  Si bien la composición es simple y repetitiva, se advierte el uso de algunas  figuras retóricas. Con respecto al uso de metáforas, Kirchner convirtió una de ellas en un giro muy  utilizado durante toda la campaña: “(Vamos)  a generar un nuevo amanecer”. De esta manera, pretende sustituir la idea  de que su nuevo modelo político-económico conducirá al país a la salida de la  crisis. Entre otras metáforas  se destacan: 
        
           “[Vamos] a  recuperar la dignidad, a consolidar la   libertad, a re-fundar una  nueva  y gloriosa Nación, a generar un nuevo amanecer, a poner de pie a la patria”  (Kirchner: 24/04/03)  
           
         
        Una de las frases que denota el uso del lenguaje popular es:  
   
        
          “Duhalde, que no  le gusta perder ni a la bolita, no hubiera acompañado a un dirigente que  cree que es perdedor.” (Kirchner:  29/04/03) 
         
        La  puesta en escena de Menem nos muestra un candidato que no eleva demasiado la  voz, habla pausado y siempre encuentra el momento para “lanzar sus plegarias”.  Podría decirse que su discurso es cuasi-paternalista, como si fuera el padre  protector que “Vuelve” para cuidar de todos los argentinos. 
         Si  bien su estilo también se caracteriza por la recurrencia a elementos  lingüísticos que lo acercan al lenguaje “chabacano” y popular, en lo que  respecta a la estructura argumental, sus discursos suelen organizarse en torno  a la retórica clásica.  Por ejemplo, en  la composición del discurso de cierre  de campaña se descubren fácilmente las partes de la dispositio. El exordio es muy breve y apela a los  sentimientos: “Compañeras y  compañeros, amigas y amigos... Hermanas y hermanos de mi patria, amados niños  ... Gracias...muchísimas gracias...Yo quiero agradecerles desde lo más profundo  de mi corazón (...)”  (Menem:  24/04/03)  Luego, la narratio y la confirmatio se manifiestan entrelazadas. A medida que narra los  hechos el candidato enuncia los logros de sus gobiernos y expone los argumentos  que sostienen su candidatura. También hay lugar para la digressio en el discurso de Menem. Es el momento en que interrumpe con una  anécdota de su vida cotidiana, la exposición de los argumentos que sostienen su  candidatura. Por cierto, esta parte del discurso se constituye en la ejemplificación de uno de los tópicos más desarrollados en  su campaña, la seguridad: 
         “Vuelvo también para corregir errores del  pasado, pero vuelvo con hombres  y mujeres nuevas, vuelvo para devolver la calidad de vida que nos merecemos los  argentinos, vuelvo para terminar con el caos, la violencia, el desorden, la  delincuencia. Antes de venir aquí, para que tengan en cuenta lo que esta  sucediendo en la Argentina estaba viendo un partido de fútbol entre  Argentino Junior y Los Andes en Lomas de Zamora,  hicieron un minuto de silencio los jugadores y todo el público  ¿Saben por qué? Porque a dos cuadras de la cancha prácticamente fusilaron a un  policía y le robaron el arma. Esta no es la Argentina que yo quiero, esta no es  la Argentina que quieren todos los argentinos, como si ese hombre servidor del  pueblo no tuviera padres, hijos o esposa.” (Menem: 24/04/03) 
        Todo estos recursos le permiten al  enunciador entablar complicidad con “el otro” y posicionarse, a la vez,  en un lugar de saber.  
         
         Por último, el epílogo de su discurso de  cierre de campaña es bastante extenso. Allí, nuevamente el enunciador apela a  los sentimientos: agradece a los distintos sectores de la sociedad que lo  acompañan, invoca a los jóvenes y mujeres de hoy y del futuro, habla de la  “verdadera fiesta” que es el cierre de campaña   y culmina con la bendición de Dios. A partir de este “plan” Menem se vale de la persuasión como  forma argumentativa que le permite dejar en claro que su discurso es la única  verdad;  por lo tanto, el auditorio es  interpelado desde ese lugar de verdad y saber construido por el candidato. Por  ejemplo en la siguiente pregunta retórica dice: “¿Qué clase de modelo  productivo, por Dios, es éste que ha generado millones de desocupados y de  pobres, más del 61 por ciento de pobreza con un 30 por ciento de indigencia  -aquellos que no tienen nada-?”  (Menem: 24/04/03) Aquí, además de apelar a los  conocimientos del receptor sobre la crisis económica, explica qué es ser un  indigente.   
   
         Además de las preguntas  retóricas, Menem recurre con frecuencia a las metáforas. Una de las más utilizadas hace referencia a la “herencia maldita”  en lugar de “Argentina es un país en crisis”  que Menem tendrá que gobernar. Otro recurso de este tipo se advierte en el  siguiente fragmento:  “Entonces ese niño va a venir con el pan bajo  el brazo, pero también con la banda presidencial” (Menem; 24/04/03) En  este caso,  el enunciador alude al  embarazo de su esposa, Cecilia Bolocco, y sustituye la idea de que él es el  ganador indiscutido de las elecciones. Incluso, esta suerte de metáfora remite  al dicho popular: “Viene con el pan bajo el brazo”  empleado para aludir al nacimiento como sinónimo de prosperidad y  bienaventuranza. En definitiva, la intención discursiva de este último ejemplo  es mostrar que el nacimiento del niño se condice con el nacimiento de un nuevo  gobierno.  
         
         En el discurso de  cierre de campaña, Menem vuelve a posicionarse en el lugar del saber, y  utiliza una metáfora para  graficar su “exitosa” forma de hacer política y distinguirla de la de sus  oponentes: “(...) Les pido por favor  que por más que haya barro en el suelo, aprendan a volar, vieran qué lindo que  es volar como las águilas o como los cóndores, un vuelo alto y no el vuelo  gallináceo de algunos políticos aquí en la República Argentina.” (Menem:  24/04/03)  
         
        Habíamos dicho que la estrategia  de Menem se construye desde su pasado. En esta orientación, se encuentra el  giro “Vuelvo para” utilizado de manera  introductoria en cada uno de los argumentos  que sostienen su candidatura en el cierre  de campaña y mediante el cual enumera sus propuestas de gobierno con  referencias directas a su pasado político. Por ejemplo: “(...)y vuelvo para reconstruir  nuevamente a la República Argentina, y vuelvo para ordenar y conducir los  destino de mi patria, vuelvo para gobernar para todos los argentinos(...)” (Menem:  24/04/03  
          Al mismo tiempo, es propio del estilo de  Menem la utilización de dichos  populares o giros del lenguaje cotidiano, por ejemplo:  
 
        “(...)y se fue dejándonos a  los argentinos <<en banda>>.”   (sobre de López Murphy) 
  “Todos han ido  <<pateando pa’ delante>> como decimos normalmente en la  jerga callejera (...)” 
  “Cuando por ahí alguien que  va a ser padre dice: <<bueno, el que viene va a venir con un pan bajo el  brazo>>” 
          Siguiendo esta lógica de uso de giros  lingüísticos populares, a la hora de persuadir a su auditorio el candidato del  Frente por la Lealtad emplea metáforas  futboleras que aluden, por ejemplo, a la crisis de seguridad:   “Nosotros los futboleros cuando hablamos de fútbol decimos que  <<no hay mejor defensa que un buen ataque>>.  A los criminales, a los delincuentes,  no hay que esperarlos hay que ir a buscarlos a su guarida para darle seguridad  a nuestro pueblo”. (Menem:  24/04/03)  Como decíamos,  las referencias al fútbol que permiten la identificación del líder  con el público siempre han sido parte de sus discursos[47].  
         
        Entre algunas de sus muletillas recurre a  “que Dios los bendiga”, ”los llevo en mi  mente, en mi corazón” y, unas de las más utilizadas es:  “Desde lo más profundo de mi corazón” (Menem:  24/04/03) 
        En lo que respecta a los slogans de campaña, Menem responde a la lógica  retórico-argumental que implica la vuelta al pasado: “Con Menem estábamos mejor”. En este sentido, se condice con sus  estrategia fundamental y su estilo discursivo. Además, destacamos que en la  composición de sus discursos pone en primer plano la elocutio[48] aristotélica.  En cambio, el slogan de  de Kirchner es “Por un país en serio” y armoniza con su estilo discursivo  “descontracturado” y su intención de mostrarse respetuoso de las normas constitucionales.  En líneas generales,  recurre a estrategias de composición centradas  en el plano demostrativo, es decir que refuerza el relato de los hechos y los argumentos y  pruebas que los sostienen. Es por eso que el estilo repetitivo de Kirchner  apunta a convencer a su auditorio de su propuesta político-económica, más que a  emocionarlo.
        
          
             Referencias
          
          
42. Jager, S. en Wodak y Meyer  (comps.)  Métodos de análisis crítico del discurso. Barcelona: Gedisa , 2003, p. 73. [ Volver]
             
          43. Para una ampliación de este  tema ver Política y Cultura Popular:la Argentina Peronista 1946-1955,  Walter Ciria, 1983, Ediciones de la Flor, enPolítica  y Cultura Popular la Argentina Peronista 1946-1955 (II parte)  país global   política, opinión, reflexión, análisis politico.html y “Las identidades  políticas en la Argentina de los años noventa: continuidades y rupturas entre  peronismo y menemismo” Paula Canelo, Universidad de Buenos Aires,  Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina en  http://www.univ-brest.fr/amnis/ [ Volver]  
          
             
            44. Ver el discurso de cierre de campaña de Carlos Menem, 24 de  abril de 2003, Anexo I, p. 5. [Volver] 
           
          
             
            45.  Mesa de Encuestadores y Analistas Políticos en programa de  televisión “Sin exclusiones” emitido por Canal de cable Magazine el 23  de abril de 2003. [Volver] 
           
          
             
            46. Lenguaje “chabacano” se refiere a las formas pocos elegantes y  burdas que se suelen utilizar en los discursos políticos. Por ejemplo, los  dichos o refranes populares. Ver Ciria, Walter (1983). [Volver] 
           
          
             
            47.  Este recurso acerca su estilo al de los discursos de Perón, quien  solía utilizar el lenguaje popular y chabacano, metáforas futboleras y  referencias a los deportes. Ver Ciria, Walter, 1983. [Volver] 
           
          
             
            48.  Elocutio: operación del arte retórico aristotélico mediante la cual  se produce la composición verbal de los argumentos (a nivel de la frase), es  decir, las figuras retóricas. [Volver] 
           
         
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